domingo, mayo 29, 2005

Frase de la semana - Excesos

Soy fan de primitita Mercedes y ella, según su madre, es fan de su prima mayor (o sea, yo merísima). Lo mejor del caso es que la chavita es un bebito de once años que domina el ego como mil veces más que yo; durante el último mes nos vimos casi diario, me tocó pasar por ella a la escuela en varias ocasiones y que me presentara a mi club de fans de niñas de quinto de primaria -cosa que debería subirme los humos, pero todavía no me queda claro el sentimiento que me transmite-. Uno de esos días, mientras íbamos en el coche, me venía contando todo lo que le habían dejado de tarea; yo, solidarizándome con su sufrimiento le dije que era un exceso. Primita subió de categoría y se le puede considerar desde ahora una pre-funarcita al responder: Sí, claro...
...es que todo en exceso es malo menos yo.

viernes, mayo 27, 2005

Huevo duro

Me siento mala, pero soy humana y estuve enojada, tuve mucho coraje y todavía tengo un poco porque no entiendo, puedo resignarme, pero no entender por completo. Mi cerebro no da para comprender por qué él es el único abuelo que me queda. Él, que apareció hace menos de diez años en mi vida y a quien nunca le importó la vida de sus hijos ni el nombre de sus nietos. No comprendo por qué de los tres seres que tenía gravísimos en el hospital, él fue el único que salió como si nada y las otras dos se me fueron con menos de un día de diferencia. No entiendo y me da coraje porque las otras existencias sí estaban justificadas con cariño de muchísima gente, pero ¿la de él?, quienes se me fueron todavía tenían tanto que dar y recibir y aquí es donde entran las palabras que doña Emma siempre repetía “Dios escribe recto en líneas torcidas” y cuando yo tengo que agradecer que él siga aquí, guardándome el coraje y la frustración para otra vida porque en esta no está bien que tenga esos pensamientos. Yo creía que me conocía, pero no es cierto, nunca había sentido tanta rabia por empezar a sentirme básica y a pensar que en realidad sí era personal. Hasta me sorprendo con mis contradicciones al recordarme consolando al papi que se sentía aún peor que yo, diciéndole que no debíamos enojarnos ni reclamar sino agradecer todo el tiempo -que no fue poco- que no habíamos “sufrido” nada, pero en el fondo, cuando la razón pierde por default, siento lo mismo que él; y me pregunto lo mismo que se pregunta el bro porque tampoco entiendo qué está pasando y también me duele al sentir doble impotencia en la lejanía.
Personita especial me envió un correo con una historia moralizadora. Se trataba de analizar cómo reaccionaban las zanahorias, los huevos y el café al agua hirviendo. Creo que al enviarlo quería como enfatizar que en los momentos difíciles hay que reaccionar como el café que modifica al agua y no como las zanahorias que al principio se ven muy fuertes para terminar en todo lo contrario o como los huevos que empiezan frágiles y se hacen duros. Me dio risa haberle arruinado su intención por mi identificación con el huevo; tal vez por ser de las pocas cosas que puedo comer ya hasta me mimeticé, o por mis andanzas por la vida como Huevo Cartoon, o quizás porque dicen que soy muy floja, pero me quedo con ese final pues en los últimos meses creo que me he vuelto huevo, con lo pésimo que se oye la declaración “¡soy huevo, soy huevo!” y pa’ colmo, pasado por agua o duro. O tal vez porque hasta tío anda diciendo que tengo muchos por mi comportamiento casi helado durante los días de crisis, de mi “fortaleza” y del apoyo que según esto fui para ellos y la mami; también me da risa porque yo me veo mala y débil, no quería sentir ni pensar y me hice huevo duro así que ya no me echen la sal, porfis.
Y cómo no hacerme iceberg si la otra opción era demencia senil sabiendo que eso de adelantarme a las enfermedades se me da requete bien. Hasta yo quedo sorprendida al rebobinar el cassette y recordarme en esa horrible salita consolando a tía, abrazando a mami, repartiendo kleenex y haciendo llamadas esto-es-muy-difícil. Luego buscar papeles en casa de abuelita porque ni Ceci-la-mano-derecha tuvo el valor. Hasta me acordé de abrir el cajoncito para sacar su rosario y escoger la ropa, continué impasible casi todo el día salvo ratitos en los que medio me daba por enterada y se asomaban lagrimitas que reprimía volteando al techo para poder permanecer coherente hasta el día siguiente y así y así; y qué impresión con mi lucidez de Guía Roji emergente que permitió llegar cual taxista a todos lados y hasta sonreír, hola qué tal cómo ha estado, ¿quiere un café? Para primitito, tanto manejo de crisis -si quieres ponerles adjetivo llámalas artríticas, dijo- ha dado sus frutos y mi profesión frustrada es de organizadora de funerales, pero cómo no, respondía yo, si en menos de seis meses he estado en siete y he sido co-organizadora de tres, alguna experiencia había de adquirir.
Vamos, estuve tan coherente que me dio tiempo de hacer berrinche y reclamar: a ver niños, ayúdenme a movilizar arreglos de flores porque no es justo que la señora odiando como odiaba a los políticos, en su despedida esté rodeada de sus condolencias florales, así que quitemos a la maestra, a las gobernaciones federales y locales -que sólo ella podría tenerlos ombligo con ombligo- a este imbécil que ni sabe hablar bien, a este otro idiota que qué cínico y vamos a ponerle cerquita las flores de sus sobrinos, de sus niñas de la casa, de sus consuegros y de las personas que realmente la querían, no las de estos buitritos que namás intentan quedar bien; bueno, las florecitas de aquel tarado están muy bonitas así que te las dejo abuelita, pero les quito la tarjeta para que no se sepa de quién son y si nos preguntan nos hacemos los que no sabemos, eh niños.
Resulta de lo más irónico que doña mieditos inc. terminara siendo la más impávida ante esta situación. Es correcto: como huevo duro, pero a una semana creo que mi estado de refrigeración no va a durar mucho más, la teoría de la adrenalina se cumple y se me está bajando la hormona en forma de moco, grasa y agua (lagrimitas, pues). Ha de ser por mis dosis de sol que el hielo se empieza a derretir, pero hasta parece que tengo diarrea: hoy por fin a cada dos segundos corro a esconderme al baño para encontrar consuelo en los kleenex, y yo que ando de un desconocido, quién diría que iba a estar de pudorosita con mi llanto, si es que de veras, las vueltas que da la vida, caray. Ahora sólo espero que esta depresión se vaya junto con el estado de presión en el que había vivido y que haya algo, aparte del baño, que me motive a salir de mi cuarto y dejar de leer porque ni García Márquez está haciendo efecto. Gracias a todos por todo: por las donaciones, las flores, las llamadas, las sonrisas, las visitas y los pensamientos. Ya mañana pensaré en todo lo bonito de la vida, que he tenido, que tengo y que tendré, sólo hoy me permito seguir dejando de pensar y de sentir, hoy y ya. Y me despido à la Soda Stereo: “no sólo no hubiéramos sido nada sin ustedes, sino con toda la gente que estuvo a nuestro alrededor desde el comienzo, algunos siguen hasta hoy... Gracias, totales“.
“...Of all the words you said to me, about Life, The Truth and Being Free. You sang to me and you showed me what life needs to be. All the while you were in front of me I never realized. I just can't believe I didn't see it in your eyes. I didn't see it, I can't believe it. How I long to hear you sing beneath the clear blue skies and I promise you this time I'll see it in your eyes...” M.A.

miércoles, mayo 25, 2005

Pásala, sino te embarazas

Así decía el título de una nota que el señor Ruy Feben dejó en mi buzón y ni cómo hacerme la tonta porque también lo dejó en su blog. Sin deberla ni temerla estoy jugando a las Trais y las reglas son claras: no hay ni bas ni pidos que me salven y ahora hasta me vuelven las pesadillas de primaria con el tan temido pásala, sino te embarazas. Nadie sabe por qué, pero le llaman batón y tengo que responder unas preguntas que delatarán mi exquisito oído y mis refinadísimos gustos musicales (¡ejem!), pues ni modo, tenía que llegar este momento.


Volumen total de música en mi computadora:
Se mide por bolitas y son once, ahorita está en la cuarta y se oye muy bien. Aquí es cuando se escucha el retumbe de tambores por el malísimo chiste que en un principio no lo era, ahora sé que se refieren a la medida de espacio y no a la intensidad del sonido, pero para que vean el grado de atarantamiento que tengo, originalmente juré que se refería a eso y hasta pensé: ¡qué pregunta tan rara!, y luego la respuesta que vi en claxon no me ayudó; demos gracias a Dios que aún me queda un poco de vergüenza y decidí revisar las respuestas de los demás encuestados, así es como puedo decir que soy una reverenda analfabeta computacional que lo único que sabe es que cuenta con 3296 canciones, la mayoría se deben a la mano santa del Vic Brother y del mAmE, ya con eso se intuyen mis “apreciaciones” musicales, sin poner adjetivos.

El último CD que compré:
¡Cómo no! Sigámonos quemando porque yo no estoy para contarlo ni ustedes para escucharlo, hacía siglos que no compraba un disco exclusivamente para mí; creo que desde Falta Amor de Maná no lo hacía (sí, lo sé, me tuve que ir a confesar hace poco y ya estoy en la penitencia). Ah, pero estoy en plena crisis de cuarto de siglo y tengo una necesidad imperiosa de revitalizar mi juventud y en un repentino ataque de ansiedad endorfínica salí de compras: odio las falditas así que la onda Rebelde sólo me podía entrar a través del oído, lo único que puedo decir es que hasta eso no fue tan mala compra.

Canción reproduciéndose ahorita:
Tú y yo de Mecano. Con todo y sus reminiscencias de ochentas fosforescentes a inicios de los noventas, es una gran rola paliativa de mis reniegos estacionales de fe.

Cinco canciones que escucho y significan mucho para mí:
I will survive de Gloria Gaynor, pero en realidad es la única canción que en todas sus versiones me gusta: desde Cake hasta Priscilla y sus Balas de Plata.
Lucía de Serrat; por el narcisismo parsimonioso.
Santa Lucía de Miguel Ríos; por aquello de que a menudo me recuerdas a mí, lo de Santa creo que medio se los voy debiendo y qué bueno eso de que en polvo eres.
Spending my time de Roxette; sin presentación.
Goodbye de Air Supply; por mi momento histórico de hace una década...
Cinco personas a quienes les paso el baton:
... lero, lero: ¡las traen!

lunes, mayo 23, 2005

La casa de los suspiros

Who the hell te esté haciendo vudú neta ya hay que ponerle un alto, vamos al mercado de Sonora si no te animas a ir hasta Catemaco. Amiguita esotérica hablaba por el teléfono mientras yo tenía la mente en stand by, y era mejor tenerla así porque estaba enojada, deprimida, cansada, harta, pero sobre todo muy triste. Ella seguía haciendo el recuento de los últimos meses de mi vida “es que en serio, primero lo de él, luego tu abuelito, comienzas el año con el diagnóstico de tu enfermedad, lo de tu tía, Zelda y ahora esto... ya es personal” y yo no aguanté y tuve que colgar para esconderme en el baño a gritarle internamente a Dios o a quien me escuchara que no se valía, que no era justo que en menos de 24 horas nos hubiera dejado ver morir a dos seres tan queridos, y la segunda muerte se consagra como la que más me ha dolido porque sé que, aparte de que mi abuelita era todo un personaje y una gran mujer, el día a día me va a llevar a extrañarla en todo, y la sufro al doble cuando veo a mi mamá, a mi papá y a mi tía tristes. Y por estúpida me quedé más estúpida; no quise llorar como haciéndome la fuerte para ser un apoyo para los papis y por no hacerlo soy la única a la que no le ha caído el veinte.
El jueves había creído que el trato se estaba cumpliendo, pero no me daba cuenta de que sólo lo pactó una parte y que así no funcionan estas cosas (“si tienes que llevarte a alguien que sea a Zeldi, pero a mi abuelita no, por favor, todavía no”). A mediodía nos despedimos de la Zel y cuando llegamos en la tarde al hospital, la buena noticia de la ventanita de la posible recuperación después de tres semanas se abría. El viernes en la mañana decidí que yo llevaría a la mami y a tía a la visita pues la primera estaba muy mal como para manejar y la segunda como para hacer cualquier cosa; al llegar, los doctores pidieron que todos los presentes entráramos a una sala: la mami, mis cuatro tíos, prima y yo. Perdimos la batalla y en cuanto autoricen será cuestión de minutos. Se autorizó hasta mediodía, cuando logramos localizar a nietos e hijos políticos y yo regresara de casa de abuelita con los papeles necesarios. Tuvimos permiso especial en el hospital y estuvimos todos con ella hasta el final. Primito y yo sólo veíamos los aparatos del cardio que nunca cambiaron porque el marcapasos nos hizo la travesura y fue el doctor quien se acercó al cuarto a decir lo que sigo sin creer.
Ya no está aquí. No lo creí cuando la abracé; cuando en el funeral me acerqué al féretro a dejarle la rosa; no lo creí tampoco cuando veía a todo el mundo llorar, cuando estaba consolando a primitita que me adoptó y me seguía como sombra, como si realmente yo supiera qué hacer; cuando salió el pésame en la tele me negué a creerlo aún después de escuchar y leer su nombre y lo sigo haciendo cuando veo las esquelas de los periódicos; el sábado que estuvo casi toda la familia en su casa yo me negaba a creer que ella no estaba con nosotros y ayer que era domingo me negué a creer que no había venido a comer como siempre lo hacía; hoy, como bofetada de buenos días, nuestro conductor preferido -de abuelita y mío- también lo dijo y yo ahora sí lloré mucho pero porque todos están mal, no se ha ido, no se pudo haber ido, aunque los suspiros me traicionan al confirmar la etapa de resignación que dará paso al recuerdo...

jueves, mayo 19, 2005

En mis brazos...

Llegaste a este mundo a mi lado, porque a tu mami se le hizo fácil que mi cuarto era una sala de partos. Naciste y desde antes de hacerlo yo ya te adoraba. Te quise más cuando te tuve en mis brazos, cuando cortamos el cordón umbilical y ya nunca más te solté; si se podía, te quise aún más cuando empezaste a crecer e impusiste el dominio sobre tus hermanos, tal vez porque eras la única hembrita, pero no se me olvida tu cinismo de consentida cuando sólo para no compartir, te aprovechaste de ellos y la gula te salía por la nariz en forma de leche, pero aún así seguías comiendo. Estuviste más de doce años a nuestro lado y fuiste una inmensa felicidad para todos, siempre sonreías moviendo la colita; nunca dejaste de sonreír, hasta hoy que me viste y ya ni podías moverte, preciosa. Te fuiste como tu mami en mis brazos y me vas a doler siempre como siempre me duele ella, porque todavía la sueño y todavía no me hago a la idea de que se me fueron en los brazos con cuatro años de diferencia, un maldito mediodía de mayo en el que el amor superó al sentido común porque ya no soportábamos verlas sufrir.
Me siento muy sola Zeldi, estoy muy triste; no sé quién me va a despertar en las mañanas; quién me va a hacer fiestas cuando salga de bañarme; quién va a hacerla de tapetito que volteaba la carita cada vez que me movía; quién me va a hacer tantas fiestas desde la escalera cada vez que llegue a mi casa; a quién le va a dar tanto gusto verme, de dónde voy a sacar a un fan más grande que tú, que te desvivías por los demás y gritabas y aplaudías cada vez que alguien llegaba y te daba gusto; a quién voy a consentir cuando llueva mucho y haya truenos; a quién voy a bañar; a quién voy a tener ganas de patear y aventar de la cama cuando empiece a ladrar y me despierte; a quién voy a acariciar en la mañana cuando se me acerque moviendo la colita a darme besitos en la cara; a quién le voy a decir que no cuando me pida que le dé mi comida; quién va a querer jugar conmigo como tú siempre querías; a quién voy a decirle que ya cuando me pida más cariñitos; quién me va a consolar de haber perdido a tu mamá. Apenas te estoy empezando a extrañar y ya es horrible, no sabes qué grande ha estado la casa sin ti en una semana que estuviste lejos, imagínate ahora que ya no vas a volver. Te extraño, pequeñita, y te voy a querer siempre, siempre, mi Ruperta tontita hermosa. Gracias por haber existido Zel.

lunes, mayo 16, 2005

La tortura

No pido que todos los días sean de sol, no pido que todos los viernes sean de fiesta. Era lo que tenía que pasar, no había de otra pues al escenario ya no le cabía más surrealismo: nadie entendía nada, ni a mí, ni a él, ni a mí, ni a la situación, ni a mí. Ay amor, me duele tanto que te fueras sin decir a dónde, ay amor, fue una tortura perderte. Dios es testigo de que no sabía qué hacer y amiguitos de que vaya que había intentando desaforarlo y no se dejaba. De pronto estaba fascinada porque a quién no le gusta que lo traten bien; a quién le molesta conocer la ciudad a través de restaurantes y bares; a quién le molesta que lo consientan, lo llenen de regalitos y de palabras bonitas. Pero luego algo pasaba y sabes qué, mejor nos vemos otro día. A veces me sentía Michoacán en otoño por las mariposas de cuando me decía preciosa, bonita, tontica, mi niña, hermosa, rocksita; y otras vomitaba de empalago, pero eso sí, cómo sufrí el día en que caí en desgracia con el simple ‘Hola Ana Lucía’. No es que no me guste mi nombre, lo que no se vale es haberme acostumbrado a la miel para regresar a Ana Lucía y obvio, en cuanto sucedió me desconecté y salí corriendo al salón “Gaaby, ¡necesito manicure a la de tres!”
Nadie está completamente a gusto. Yo sé que no he sido un santo, pero lo puedo arreglar amor. Que si eres bajita por querer ser alta, que si eres rubia por ser morena y esta fiesta no termina. Soltería o él. No sólo de pan vive el hombre y no de excusas vivo yo. El público estaba polarizado: las apoyadoras de Plan Colombia no querían perder el puente al paraíso de los hombres guapos e inteligentes de su universidad y revolucionan a más de mil su cerebrito para salir con argumentos que me persuadieran de no tirar la toalla; los otros se dedicaban al psicoanálisis y a quitarme la pulserita como fuera. Sólo de errores se aprende y hoy sé que tuyo es mi corazón. Yo me la pasaba del olvido al no me acuerdo, hasta que me ponía a pensar en lo que tenía que olvidar y me volvía a acordar, comenzando de nuevo para no alterar mi dosis esquizoide. Mejor te guardas todo eso, a otro perro con ese hueso y nos decimos adiós.
¡Qué feo es esto del bipolarismo! No puedo pedir que el invierno perdone a un rosal. Tal vez el problema era que el tipo me trataba espectacularmente bien y una parte extra occidental de mi ser me impide ser feliz si no es a través del sufrimiento; Chío-San se dio cuenta cuando salimos y advirtió: no, no está clavado, te súper ama y para ti es de lo más “x”. No puedo pedirle lo eterno a un simple mortal. ¡Auch! Ay amor, me duele tanto que no creas más en mis promesas. Y aunque hasta a mí me cuesta trabajo creerlo, sí me encariñé, si no es que no encuentro otra explicación al apocalipsis según la lic, porque incluso hace poco estaba investigando cosas de finanzas para una clase de Plan Colombia. ¡¡De Finanzas!! No te bajes, no te bajes. Oye negrita mira, no te rajes. Sí, se presentía el fin del mundo: yo de mandilona financiera que ni cuando llevé por doble ocasión esa materita. Según amiguitas sobrias, era un freak acosador yo-que-tú-corría-antes-de-que-se-queme-la-bas; según amiguitas enfiestadas, era un lindo-yo-quiero-uno-así y metían más ruido en la ya de por si desorientada conciencia que atormenta y envenena mi alma.
De lunes a viernes tienes mi amor, déjame el sábado a mí que es mejor. En esas estaba el sábado sola, esperando como entre hielo seco en la sala de un hospital veterinario. Con mi cuerpo allí, pero viéndome desde afuera, frente al estadio Azul, oyendo el desquiciamiento hincha y viendo un partido de fútbol sin poder pensar, completamente desconcentrada de la realidad, los goles y los abucheos. Recibiendo llamadas de la mami en donde intercambiábamos información: ella dando partes sobre la evolución de doña Emma a dos semanas de seguir en terapia intensiva y también de su papá hospitalizado, mientras yo recitaba lo poco que había entendido sobre hemorragias caninas. Por inercia contesté el teléfono y la llamada con el colombiano duró desde el tercer gol hasta el final del partido, de mi confusión y de su paciencia.
En el ambiente había algo más de desquicie aparte del ladrerío enjaulado y del entusiasmo pambolero porque me vi inmersa en una conversación casual de cómo estás, cómo te fue ayer, qué comiste y tengo que decirte algo importante. Oye mi negra, no me castigues más porque allá afuera sin ti no tengo paz. Pues dímelo, o prefieres que nos veamos. Escogió el teléfono y así sin más me lo soltó: es que decidí que me lastima mucho y por eso ya no quiero seguir saliendo contigo. Ay, todo lo que he hecho por ti. Desde mi primera vida lo sabía, ya había leído el guíon y lo había ensayado, revisándolo una y otra vez, todo estaba preparado, pero el día del examen lo único que pude decir fue: está bien, respeto tu decisión y sí te entiendo, pero bueno, seguimos en contacto en el messenger, ¿no?, un besito. ¿En el messenger? ¿Un besito? ¿Qué pasa conmigo? ¿Y qué pasa con él? Quién lo hubiera dicho si en la semana ya no me amaba sino que me amaba mucho y hasta enviaba mails de paciencias, definiciones y descripciones porque -¡ajá!- por mí valía la pena luchar y patatín patatán, y la compré todita, hasta entré en pánico de diva pensando en la nueva etapa de crisis, pero me equivoqué otra vez, caí de nuevo en una nada primeriza novatada que me puso un zíper en la boca justo cuando estaba gritando: yo-me-las-sé-todas. Sigue llorando perdón, yo, yo no voy a llorar por ti. Irónica reacción al pensar que hace justo un año yo rogaba “no, es que yo no quiero cortar”, repitiéndolo en diferentes días no una ni dos, sino varias veces y medio le sonreí a mi presente alternativo que me soluciona la vida cuando me la enredo porque no tengo fuerzas para luchar, así voy alargando la actualidad à la Scarlett O'Hara "hoy no quiero pensar en eso, mañana será otro día". Y es que el sábado sólo tenía un macho en la cabeza y era al perro de más de 25 kilos que tenía que conseguir para la transfusión de Zeldi.
Al menos ya no voy a tener tantos miedos al aire libre y el que sobrevive es el que dice el Mechudo, que en una semana voy a estar llorando. No sé, sólo sé que odio este complot (así es AMLO, yo también tengo mi corazoncito) donde todo conspira porque ahora Juanes es el único latino de las 100 personalidades del Time y para colmo está de súper moda mi pulserita Colombia-unida; que de pronto Carlos Vives revive y Soraya también; que en las noticias, Colombia diario es noticia; que Shakira se vuelve a ver y a escuchar a todas horas y ahora junto con el tormento de mis tormentos; que por más que intento no he podido terminar “Vivir para contarla” y está en la mesita de noche para que no sólo sea cuestión de pensar con luz; que mis amigos me asocian inmediatamente con Colombia, en las fiestas cuando se escucha Bacilos et al, corren a buscarme para brindar conmigo; que a pesar de toda la frivolidad de la que hago gala, de verdad quería quererlo más y me duele que él se sienta mal. Pero hay que darle crédito a Alma Rey cuando dice que el amor no es como las patas de gallo, que es seguro que con el tiempo te van a salir...

sábado, mayo 14, 2005

Frase de la semana - Espejos

Cómo no, ya era hora de tener una nueva sección. En ésta, a diferencia de las otras secciones (Al servicio de la comunidad y Girls & the City), lo que se pretende es lograr una periodicidad semanal y comenzamos con una frase que a cualquiera le levanta el ánimo. El copy right se lo lleva el maestro de la seducción, mi fabuloso ídolo Mauricio Garcés.
¡Fanfarrias y hurras!

"Yo no soy presumido, pero de qué sirve mi humilde opinión frente a la de los espejos"

miércoles, mayo 11, 2005

Billy Loomis

No hay peor forma de extrañar a alguien que estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tenerGarcía Márquez

Cumplí la mayoría de edad estando con él. Sólo fuimos novios tres meses, pero en realidad la relación fue mucho, mucho más larga, con reencuentros casuales, planeados y extraoficiales que me impedían dejar de pensar en él; y siempre, siempre estuvo allí, desde que lo conocí a mediados de la década pasada, aunque no habláramos yo sabía que él estaba allí, que contaba de facto con él. Sólo tuvimos un pleito y fue justo una semana antes de empezar a andar (yo creo que gracias a mi drama fuimos novios). Teníamos mucho tiempo de conocernos y al principio llevábamos una relación de sube y baja, éramos como Mickeys (“te invito a patinar y a andar en bici quieres ir...”): cuando él quería estar conmigo yo no y viceversa, pero un día como hoy hace 7 años, me armé de valor y fui a su casa para decirle que quería estar con él. All I ever wanted, all I ever needed. Todo fue color rosa -o así me sigue pareciendo pues la mercadotecnia insiste en reiterarme que el primer amor es el más lindo- hasta que llegó el sábado lluvioso.
Íbamos a ir a casa de su amigo -no digo su nombre porque luego me cobra el copy right y me recuerda que el destino es un burlón-, al pasar por mí me pidió que lo dejara entrar un momento para decirme que nuestra relación ya no funcionaba. Como en los momentos más difíciles, mi primera reacción fue la falta de tal y después la evasión de la realidad. Aquel día lo que me tenía molesta era que me hubiera dejado “vestida y alborotada” sin ir a la fiesta (que no era más que una reunión). Cuando me despedí de él, me abrazó llorando y yo no entendía qué estaba pasando, después de todo él era quien quería terminar.
El tiempo me ha hecho entender algunas cosas; ahora sé que lo hizo para evitarnos molestias, por nuestros contras y para que yo no sufriera por faltas a las que poco a poco les he ido quitando el estigma que les había puesto. Tanto que guardar rencor y no aceptar perdonarnos sería repetir otro error que luego yo cometí: el traslado de una situación a otra totalmente diferente para atormentarme y atormentar. No hay culpas ni culpables, sólo momentos ciegos que con el tiempo causan arrepentimiento. Por eso ahora comprendo que entre el suelo y el cielo hay algo con tendencia a quedarse calvo y tengo en la mente un recuerdo que pensé haber vivido, pero yo no estuve allí cuando aquella noche tocó esa canción en el piano. Y es una memoria que, después de que me la contaran tantas veces, sólo la imaginé medio llorando, pero estoy convencida de que me perseguirá toda la vida junto con nuestra historia. Como diría el Serrat que encontró por buscar mi nombre en internet, "el olvido sólo se llevó la mitad”. Trato de pensar que no, pero creo que él ya no se acuerda; en cambio yo me quedé aquí, dándole vueltas a la otra mitad que se mezcla con las repeticiones del Placebo que conocí gracias a él: ’Coz there´s nothing else to do, every me and every you.

lunes, mayo 09, 2005

Subtítulos

Versión original:
No mame gallo si le digo que estoy todo tragado y que vos no me paras bolas porque esos miedos me dañan el parche.
Claro, cuando uno escucha algo así se queda con cara de ¡¡¿peeeeeeeeerdón?!! y medio se indigna de ignorancia y malos pensamientos, pero agradezcamos a las traducciones simultáneas que nos dejan como inocente resultado:
No te enojes si digo que estoy todo clavado y que no me haces caso porque esos miedos me hacen mal tercio.

Yo, a como va la situación del país, mínimo voy afianzando la posible huída en el 2006 y mi billetico a Cali... Empiezo a sentir taquicardia con los rumores de que en tres semanitas entrará a Gobernación las-mujeres-a-la-cocina-y-los-hombres-a-la-oficina, para que el güerillo -que se dice que lo que mejor sabe hacer es hijos con mujeres de madera- empiece su campaña ¿de la legalidad? Luego el panorama se ve más que nebuloso con el yo-no-cometí-ningún-delito (mejor conocido en el underground como el "whiskas") y con el otro que calladito da más miedo que gangosito; dejándome sin alternativas viables y preguntándome si no resulta una ironía que Menem y Fujimori sigan siendo opciones latinoamericanas. Aunque la mitad más positiva de mi personita se niega a creer que estemos tan mal, que no tengamos de otra porque es que no puede ser, de verdad que no, seguro hay subtítulos que todavía no encuentro y que me ayudarían a entender como en colombianoqué pasa con el mundo que está tan inmundo... que está tan absurdo, que está taciturno”.

viernes, mayo 06, 2005

La casi-hombre

¿Y ahora se preguntan que por qué me comporto como hombre?
Primero me tocó heredar juguetes masculinos hasta que mi madre captó que debía entrenarme más femeninamente ya que si jugaba con mis primas y sus muñecas, las últimas terminaban sufriendo calvicie permanente por mi trato poco delicado. La adaptación fue fácil porque medio te integran el chip cuando te visten de rosita todo el tiempo, pero casi toda mi vida he estado rodeada de varoncitos. Era inútil hacerles comprender que uno se podía divertir sin guerras y terminé obligada a elegir jugar Voltron o aislamiento. Además, si sugería Barbies, muñequitas terminaban sin cuello porque se volvían violentas en manos de mis hermanos y primos; con el entrenamiento de años y el aguántate ya ni modo, terminé aceptando mi realidad y a mis princesitas espigadas con el cuello sólo de recuerdo; jugar a la comidita siempre terminaba en tragedia porque algún G.I. Joe desconsiderado, tomaba como misión destrozar el campamento Barbie que se encontraba en la vecina ciudad de mi cuarto, cocinando pacíficamente. Si era jugar a otra cosa, cuando me iba bien terminaba amarrada a una silla toda la tarde en espera de que el equipo salvador me encontrara; cuando me iba mal era porque me encerraban en el bañito del cuarto de juegos que servía para almacenar periódicos, ratones y arañas (si en serio es un milagro que no odie a los niños).
Fuimos creciendo y mientras yo apenas iba superando Heidi, mis hermanos aprovechaban que los papis salían para obligarme a ver películas pornográficas (segundo milagro: mis traumas no se han reflejado en consultas psiquiátricas... aún). Tanto lidiaje involuntario con hombres, me ha hecho participativa cuando se admiran los atributos de las chicas y no me molesta hablar al respecto, incluso les festejo sus momentos de SUEÑOS machistoides como quien da el avión de aquí a China porque desde los siete aprendí -después de romper una silla de puritito coraje-, que no debía meterme con Sansón a las patadas. Siendo una eterna enamorada de las telenovelas y las películas cursis, he soportado durante décadas, domingos y lunes de fútbol americano; un poco resignada, hasta le he agarrado cariño por el uso que le he dado a las señas al incorporarlas como técnicas de bateo (offside, fumble, dead ball -descriptiva de mi estado actual-, primera y diez y así), tristemente, en vez de verme súper diva creo que termino causando lástima.
El género híbrido: las mujeres-hombres
El FUNAR empieza a sufrir de cataclismos teóricos y entre tanta mezcla de traumas, hemos desarrollado el instinto psicoanalista llegando a la conclusión de que con tanto rencor acumulado ya nos parecemos a ellos, y lo que es peor, a los patantes. Comprobado al caerme el balde de agua fría en el pensamiento cuando la lic me hizo entrar en razón: a Plan Colombia no se le ven intenciones de estar jugando contigo y mi respuesta es como para dejar atónito a cualquiera que se precie de una autoestima ya no digamos alta, simplemente clasemediera, “es que claro, justo ése es el problema”. Él está aquí en serio y yo no sé ni lo que quiero, los entiendo chiquitines, es horrible la presión cuando uno no quiere formalizar y el otro sí y la tendencia es que el otro sea femenino. Cómo me voy a comprometer si me encuentro en la plenitud de mi pubertad, dice sabiamente el niñito. Todavía ni decido qué onda con el man y los amigotes de metiches preguntando en el antro “¿qué, ya andan?” con mi cara de y-a-ti-queti, mejor sírvete otra cubita que ahí te hablan. Sin disimular el váyanse al demonio con el “son novios, son novios”, que desde la primaria no escuchaba en corito. O luego the cutest one advirtiéndome al séptimo trago “no, squeste c@b#ón es de h&%$#s, neta ques un tiiiiipaz-zzoy tea dora, trátlo bien, nserio”, mientras mi cara iba palideciendo ante el stress de la responsabilidad de ser la mala sin siquiera ser todavía. O sus iniciativas medio brutas de jugarme bromitas incómodas como el día en que pusieron en la pantalla del antro el letrerito “Plan Colombia: Sí quiero andar contigo. Ana Lucía” y mi mirada amenazante los-voy-a-matar-nos-vemos-a-la-salida, que nada más porque están muy grandotes y van al gimnasio, si no me agarraba a los golpes como buen machín afuera del bar.
Sí, yo en la posición testosterona de la relación: esto es mucha presión; no me hables diario; al contrario de Sanz en “La Tortura” yo le digo: el sábado tienes mi amor, déjame de lunes a viernes a mí que es mejor; qué cursi eres, para qué quieres andar si estamos agarrando la fiesta tranquilos (soft, you soft man...) I don’t wanna rock, DJ. But you're making me feel so nice. When's it gonna stop, DJ? ‘Coz your keeping me up all night. Y me desespero conmigo, casi como él porque mientras más lo conozco, más me doy cuenta de que sí quiero estar con él y estoy invadida de miedos de mil razones, desde pasados hasta artríticos. Creo que lo que más me aterra es que es un niño lindo, y no me trate así, ¡carajo! Pero cualquiera sale corriendo cuando lo invitan a una reunión de “parejas” -que me sonó a encuentro matrimonial- en donde dan consejos para llevar una relación positiva porque la presión escolar al parecer es bastante intensita. Justo ahora debería estar allá y claro que no fui número uno porque es en un reino muy lejano en donde me pierdo hasta yendo como copiloto, número dos porque sería una aceptación tácita de yo no sé qué y número tres porque me suena a retiro del Opus Dei y no es que personalmente tenga algo en contra de la institución, es simplemente que yo así no puedo y al menos en esto sí conté con la solidaridad inmediata de amiguitas que casi escupen el café mientras les iba contando, y es que este susto no discriminó por género.
Y de qué me quejo si hasta me inscribí en clases de comportamiento masculino. Voy muy bien con eso del ensayo del sentadito, los hombres más sucios me han enseñado a comportarme como ellos, hasta con posición, reacomodo discreto de salva sea la parte y trago continuo con lujureo ocular hacia la pobre tipa de enfrente que ni me gustó tanto. Lo de eructar sigue sin salirme, sólo una vez dejé a mis maestros sorprendidos aplaudiendo orgullosos la creación de “uno más”. Luego la acaba de amolar la novia de mi hermano de Canadá cuando me vio el otro día y me dijo que a punto había estado de besarme por haberle recordado a su hombre, ¡namás eso me faltaba! O el niñito diciéndome que cuando saludo en el messenger contesto como wey. Sólo espero que, entre otras cosas, no me estén creciendo músculos occipitales, manzana de Adán ni barba porque ya está como epidemia la actitud, con eso de que cuando subo al ‘Oasis’ de la Trucita -porque cual niño, mi amiga bautizó su carro de esa manera-, empieza a justificarse como varoncito: ay, perdón por el coche, está hecho un des#@%&”, ya ni se distingue el color de las vestiduras, tengo que limpiarlo (cuando en el fondo las dos sabemos que no es honesta, justo como tipo exculpándose con el ligue). Y luego cerramos la sesión con el comentario de amiguito “tú serías la vieja ideal porque eres casi como hombre: aguantas la fiesta, eres manchadona y naquísima”. Nombre, gracias compadre, no nos ayudemos tanto y qué por fin, cuándo vamos al table.
Si tan sólo hubiera adoptado cualidades como la manejada o la ubicación...

miércoles, mayo 04, 2005

Juanga!!!!


Arréglate muy bonita. Y las dos íbamos partiendo plaza con los mejores trapitos, súper sexys para terminar con la playera de la bebida del imperialismo haciéndole mal tercio a mi dieta comunista prohibida-la-coca-cola, pura pamplina... No, no es de nuestras mejores fotos, pero igual se presume con orgullo, ¡¡cómo no!!
Juanga!!!! Posted by Hello

34 años de puro amor

“La envidia es un sentimiento hermoso, siempre y cuando yo lo provoque”
El Palacio de Hierro

No hay de otra y debido a mi ascetismo productivo aprovecho invitaciones al por mayor. Además no sé para qué me hago si siempre había soñado con ir a verlo, nomás no se me hacía y me atormentaban mis propias amenazas: antes de morir he de ir a un concierto de Juanga. Sis pasó por mí y nos dirigimos al Auditorio en donde amiguita femsa nos esperaba desesperadamente. Inexplicablemente en esta ciudad, mientras nosotras medio nos perdíamos a cada letrero no visto, el tráfico nos hacía el paro y hasta los militares de la zona nos complacían después de que Sis me obligaba: sonríeles y pídeles que nos dejen pasar, pero bájate más el escote y Ana Lucía pensando bah, como si eso fuera a funcionar, pero igual ponía cara de ‘ay porfis’ y callaba mi boquita de confidencias “tal vez sea cierta tu teoría de que Plan Colombia es narco”.
Al final llegamos tan temprano que hasta pude disfrutar mi tequilita -no como en los dos últimos conciertos que ni atención le pude poner al pobre-. Llegó el niñito y nos encontramos los cuatro tan cerca de la gloria de Juan Gabriel que hasta hubiéramos podido tocarlo. Sus conciertos ya se me empezaban a constituir en mito por las maravillas escuchadas que no mienten. El señor es tan fantástico que es el único que puede mezclar -sin caer en lo exagerado- bailes agogós, seda púrpura y lentejuelas, orquesta, cantantes de ópera, egresados de la Academia, ballet folklórico, bailarines de tango, bailaores, fuegos artificiales, rock and roll, champaña, serpentinas, mariachi y que le quede tan increíblemente bien que a su más de medio siglo se da el lujo de aventarse tres horas sin interrupción. La Carabina de Ambrosio se queda estúpida: el de Juanga sí es EL verdadero show mágico-cómico-musical y cuáles empleos del gobierno, el divo solito emplea a más gente que los gobiernos federal y locales juntos. Había ratitos que yo no me hallaba porque traían más fiesta los del escenario que los 10,000 espectadores y hasta se antojaba estar arriba (sin albur).
Soy insensible a heridas de amor, jamás exclamo un 'ay' de dolor. Empezamos aplaudiendo mientras las chicas del coro bailaban con sus pelucas de colores y nosotras tres nos sentíamos tan patéticamente identificadas con ellas por el regreso a nuestra mocedad, que mejor nos reíamos de las ocurrencias del señor. Qué daño puedo hacerte con quererte, si no me quieres tú yo lo comprendo. La estrella decidió que era buena idea bajar a convivir con el público y la embestida de las groupies sesenteras le cayó como lluvia veraniega de trópico: el pobre no supo en qué momento se le dejó ir tanta ñora con espíritu quinceañero. Y lloré y lloré y lloré, noche tras noche, caray, noche tras noche, caray. Bajo el grito de voceador de amiguita femsa “suéltenlo, es para todas, es para todas”, lográndonos el cariño de las filas contiguas que voltearon con risas a aplaudir y a apoyar el comentario de mi chiquita preciosa que cómo nos hace reír con sus ocurrencias y chiflidos (no hay carretonero que le gané a su pulmoncito). Si tú quieres seremos amigos, yo te ayudo a olvidar el pasado. No te aferres, ya no te aferres a un imposible, ya no te hagas ni me hagas más daño. Se instaló en el centro de la fila 10 –nosotros estábamos en el ibid de la 21 así que podíamos olerlo- y hasta en eso tiene el espectáculo muy bien armadito, no hay ni cómo negarle sus 34 años de tablas porque no hubo una sola falla de sonido, exceptuando mis gritos, claro. Háblame de ti, cuéntame de tu vida, sabes tú muy bien que yo estoy convencido: sé que tú no puedes ni aunque intentes olvidarme, siempre volverás una y otra vez.
Abrázame que el tiempo pasa y él nunca perdona, ha hecho estragos en mi gente como en mi persona. Y con lo tanto cuánto que me llega esa canción yo ya estaba en la orillita del mar que me disponía a inaugurar. Abrázame muy fuerte amor, mantenme así a tu lado, yo quiero agradecerte amor todo lo que me has dado. Pero me salvó la distracción ilustrada de las imágenes de abrazos juangas (Juanga y el Buki, Juanga-Cristian, Juanga-la Vero, Juanga-la Doña, Juanga-Ana Bárbara, Juanga-Julio Iglesias, Juanga-Carlos Vives, ... colombiano). Quiero corresponderte de una forma u otra a diario; amor yo nunca del dolor he sido partidario, pero a mí me tocó sufrir cuando confié y creí en alguien que juró que daba su vida por mí. Es que por qué todo me lo recuerda, y Sis, pues el destino, acéptalo, son demasiadas señales y la cara del niñito dense-un-tiro-están-en-el-hoyo.
Muy feliz fui contigo, me conformé con nada. Uno no es capaz de entender en qué momento se almacenó esa información y el dominio de canciones que surgen como burla del subconsciente. Este caso en realidad es de vida o muerte, necesito un buen amor urgentemente. ¡Ay, quítenme esta soledad! Convencida de que no existe mexicano que no sepa aunque sea una estrofa del divo de Juárez. Cómo quisiera, que tú vivieras, que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca y estar mirándolos. Amor eterno e inolvidable, tarde o temprano estaré contigo para seguir amándonos. Y al ritmo de San Garibaldi, el manejo de emociones él-público no podía ser más dramático, sufrimiento, gozadera y masa enardecida dependiendo de la estrofa y la entonación. Yo no nací para amar, nadie nació para mí. Mis sueños nunca se volvieron realidad. Si hubiera estado más cerca, con todo el mal gusto que en ocasiones me caracteriza, tal vez le hubiera aventado el bra, casi como el día de los X-Fighters que mientras mi elección de piloto se caía con todo y moto y yo daba patadas de ahogado “sí se puede, sí se puede”, el colombiano de al lado me molestaba “sí se muere, sí se muere” y su amigo me retaba a darle ánimos al neozelandés con mi ropa interior: a ver, dime cuánto te costó y yo te doy el doble si se lo avientas... Y la oferta creció con la vaquita que ascendió a más de tres mil pesos por tan sólo aventar el sostén al ruedo, pero mi ego no es tan grande como para permitirme andar lanzando mis atavíos por la vida y mi nivel de extrovertismo no ha llegado a tal extremo.
Hasta que te conocí vi la vida con dolor, no te miento fui feliz, aunque con muy poco amor. Y muy tarde comprendí que no te debí amar porque ahora pienso en ti, más que ayer, mucho más. Mientras la Sis daba serenata por teléfono “¡Hola granny! Está cantando la que te gusta, escucha” y hasta a la pobre abuela le tocó concierto para dar paso a nuestro intento de lanzamiento al estrellato. Hoy seguro nos descubre un productor, es que somos unos talentos desperdiciados y Sis y yo nos emocionamos cuando la cámara empezó a filmar a nuestros vecinitos de atrás y la gloria se nos fue de las manos porque justo iba saliendo el cabellito rubio de la de al lado cuando se cambió de imagen y nuestro momento Mike Wazowski se evaporaba. Y aunque ya no sientas más amor por mí, sólo rencor; yo tampoco tengo nada que sentir y eso es peor. Juanga nos mataba de risa con su espermatización del micrófono y su ironía “qué bueno, qué bueno, qué bueno, lero, lero”. Querida, por lo que quieras tú más ven, más compasión de mí tú ten. Mira mi soledad, mira mi soledad, que no me sienta nada bien. Terminó el concierto y mientras acordábamos el plan post-medianoche, Sis y yo discutíamos: baila mejor que tú. ¿Ah, sí? Pues es más divo que tú. Cosa que nos llevó a la conclusión de que es cierto, el señor no sólo baila mejor, sino que tiene más energía y es más divo que todo el FUNAR junto y en sus años de máximo esplendor.
El clímax llegó tres días después. Amiguita femsa pasó el domingo para el backstage que ansiábamos con sonrisitas colgate. Pasamos súper VIP’s y fuimos las primeras en tomarse la foto con el señorón. “A ver mi amor” y yo que tenía el discurso programado (súper perdedora, ni cómo negarlo) “me encantó su concierto, soy su fan de toda la vida (¡ejem!), siempre lloro con 'Lágrimas y lluvia', lo admiro muchísimo de verdad”, al ser miamoreada (del verbo mi-amor-ear) por el divo, quedé inmovilizada hasta del cerebro y con cara de estúpida (la foto no miente), amiguita también tuvo efectos secundarios, quedó deslumbrada por la estrella con el miamoreo y salió hasta con ojitos cerrados y sólo atinamos a decir gracias cuando Juan Gabriel dispuso: “Salen dos”. Y saltábamos de emoción al haber sido tratadas como tacos al pastor (“nooooooo, de carnitas”, se reconfortaba amiguita), y cuando digo saltábamos es porque así íbamos por Reforma rumbo al coche, con actitud à la Caperucita gritando: “Juanga nos abrazó-o, Juanga nos abrazó-o, no me baño en un año, no me baño en un año”. Así que si quieren ya saben, pueden estrechar la mano de quien estrechó la mano de San-Juan Gabriel, ¡qué emoción! Con la ironía de tía: “lo que va de ayer a hoy, antes Alejandro Sanz, ¿ahora Juan Gabriel? Ay mijita...”
Yo lo único que puedo agregar es que Alberto Aguilera (JG) es una tradición en la cultura popular mexicana, le pese a quien le pese, por mucho que haya todavía homofóbicos de clóset que mueran de envidia al ver cómo un súper gay es capaz de atraer más mujeres que ellos con todo y su “virilidad” galopante y dentro de las tradiciones insisto en mi reclamo, no lo dejemos morir, pueden morir las colaciones de Navidad (en especial su asquerosa cascarita interna de naranja), pero jamás, jamás dejemos morir a Juanga chicos, se los pido por favor. Es más, si el Buki me gusta pa’ presidente, éste me gusta pa’ canciller, aceptemos que al menos se le da mejor la diplomacia que al otro que nomás va por la vida haciendo osos porque qué oso, al menos ya le cayeron el veinte de no hacer tanta estupidez; en fin, como diría Juan Gabriel -el gran filósofo mexicano- “pero qué necesidad, para qué tanto problema”, nuestro SRE debería escuchar más al divo de Juárez (si no sabían, creo que ya saben lo que opino del encargado de la "diplomacia mexicana")...

domingo, mayo 01, 2005

De atrás pa’lante

El jueves, mientras el Vic Brother ganaba el premio ex-ITAM por sus redes neuronales y nos llenaba de orgullo porque por fin alguien nos va a sacar de pobres, la otra hija que escogió mejor la belleza de la familia a cambio de los genes matemáticos, quedaba extasiada con el divo de Juárez. Terminando el gran concierto del señor Don-San Juan Gabriel (esperen la reseña pronto), nos armamos de valor y nos dirigimos al sur, al antro simulador de fantasías bell-boyescas. Niñito había proclamado -inocentemente- tener ganas de salir con el FUNAR y a bailar. Cómo no, se le tomó la palabra aunque sólo asistimos ¾ partes de la fundación, las mismas tres que viven de la pachanga emocional y que decidieron renunciar a los placeres laborales, pobrecita de la pobre que sí trabaja y se perdió la orgía de quinceañeras que se dio cita saliendo de la secundaria a emborracharse hasta altas horas de la madrugada y que me hizo parecer abuelita del siglo pasado con mi reprobación “ya no hay valores, caray”.
Es que efectivamente, el lugar estaba atestado de secundariescas y el colmo de los avatares fue el cinismo con el que portaban su uniforme escolar a la una de la mañana, hasta el niñito sufrió espasmos oculares y se reconfortó pensando que las chiquitinas no tardarían en irse “seguro en una hora se van, están muy chavitas”, pero no, qué patética ironía el saber que estas rebelditas tienen un toque de queda más extenso que el que le queda a esta princesita a sus 24 años de vida artística. Mejor chupemos que esto no se ve que vaya a subir de edad y, como sabiamente dijo el niño, no hay que exagerar, hay muchos de más de veinte... años de cárcel. Adiós a las ínfulas de ligue si alguien las llevaba alzaditas porque ahora sí que ni cómo dejar de patear luncheras hasta que, ¿qué ése no es tu primo fulanito? ¡Ay, sí! Pero... ¡ay, no! A sus casi treinta está ligando con una de las arañitas adolescentes, qué asco. Y como buena salvadora del apellido, corrí al encuentro dejando perplejo a mi congénere y roja de celos a la pitufina. Con la burla de amiguitos al recibir el primer peor ligue de la noche. Me tiraste mi chupe: fulanito, tu prima me tiró el chupe y yo no encontraba forma de quitarme de encima al tipo que por un momento sí me hizo creer que efectivamente le había tirado su vaso cuando levantaba lastimeramente los pedacitos de vidrio del suelo. Ay, perdón, te juro que no me di cuenta y hasta a punto estuve de comprarle una cuba cuando su risa tonta me hizo ver que eso de dominar técnicas de ligue pues no se me da tan bien como pensaba y que por muchos casi-treinta, su comportamiento ya tenía demasiado contagio de los quinceañeros rodeantes. Por favor no me mates de flojera, buenas noches ahí te ves y mejor huyamos.
Nos instalamos en una bardita -cerca de la barra, obvio- y empezamos a tomar la fiesta por los cuernos. Esto es pa’ que lo bailes, de ahora en adelante, tú lo tiras pa’trás y lo tiras pa’lante... Y de pronto tenía a la Cuchis encima de mí, porque siempre que le da por caerse y estoy yo cerca, me usa de colchón. Pa’trás pa’lante, pa’trás pa’lante. Con el escalón -del que decidió bajarse abruptamente- medio roto y cuatro tipos alrededor de nosotras para ver si la chiquitina estaba bien porque a pesar de no tocar el suelo completamente, el estruendo fue mayúsculo por el empujón, mi tirada del tequila y la risa de las tres que no podíamos ni hablar para ahuyentar o saludar a los muchachines. Para matar de flojera a cualquiera porque la risa, a dos canciones de haber pasado el incidente, no me dejaba hablar todavía con el niño que se perdió la escena por escapar al baño y a quien no pude explicarle más que con mímica porque eso ya era un ataque à la pacheque.
Mucho oso con la bardita del escalón toda rota y mejor cambiemos de ubicación; mientras dábamos la vuelta por el sitio, el destino malevo se burlo de mí nuevamente al ponerme frente a frente a Brasil-la-la-la-la-la-la-la-lá con mi cara de estúpida y su cara de si-te-veo-no-te-conozco que me hizo reaccionar dignamente de la misma forma, claro, con mi actitud informante a amiguitos y la posición defensiva de la Sis nadie-ningunea-a-mi-hermana. Sígueme y yo pensando no, por favor -porque conozco a mis niñas y me asustan en ocasiones-, no, no, espérate, pero ya iba muy encaminada y yo sólo la seguía tímidamente esperando lo peor cuando lo único que hizo fue pasar al lado de él y medio golpearlo para que volteara justo en mi turno de pase a su lado. Segunda ignorada de la noche y ya éramos dos indignadas porque qué feo que el chico antro comience a ser indiferente ante las funarcitas (oooooops we did it again!), nuestros poderes disminuyen y eso a cualquiera le da miedo. No importa, salud de nuevo y mientras esperábamos un milagro de recomposición nocturna (entre comillas porque nos la pasábamos muy bien), Brasil-la-la-la-la-la-la-la-lá se dirigió a la salida al lado de nosotros viéndome y valiéndole y se fue. Así sin más. Tercera ignorada de su parte y segunda enviada al carajo de la mía. ¡Carajo! ¡Sigo perdiendo y eso arde!
Este amor que me corre por las venas, que cada noche me desvela en esta inmensa soledad. No importa, el problema era quitarse al catarrito este de encima que a su vez tenía encima toda una botella y muy mala actitud. Y la verdad es que te quiero en el olvido, pero tu amor es como un vicio que ya no quiero dejar. Que no me gusta bailar y ahí viene mi novio, mientras salía corriendo a abrazar al niñito y dejaba a la pobre Cu-Cuchis viéndome con cara de qué mala amiga, a mí tampoco me gusta bailar con él y también el niñito es mi novio. Miénteme, condéname, encadéname, sedúceme, házme tuya hasta que muera de dolor. Cabe aclarar que el FUNAR no discrimina más que por actitud y que el incordito aquel tenía una muy mala actitud de ebrio intenso. Cuéntale que me amaste a mí primero, que ese amor es pasajero y no serás suyo jamás. Segundo peor ligue de la noche, lo único que lo salvaba es que se veía mayor de edad. De nuevo salud y bañito, pero es que esta generación rebelde me va a volver loca. Para dar el grado de kinder que se manejaba, baste decir que la señora del baño, en su desesperación por la descortesía de las chamaquitas, sólo atinaba a decir “no echen tanta agua niñas, se van a caer, es por su bien” y Ana Lucía tratando de encontrar una profesión de educadora medio regañaba a las escuinclitas con la mirada de o sea-¡hello!-maduren, así hasta hablando como ellas. Y es que cuando se habla de generación Rebelde es literal porque entre las estrellitas de la noche de la mediocridad estaban Mia Colucci -Anahí- y Celina, se rumora que también estaba el que la hace de Diego. Cuando me lo dijeron yo casi me doy un tiro porque sólo por él se me quita el miedo al ministerio público.
A las pocas horas tuve que levantarme para un día de sesión terapéutica extensiva que no me permitió moverme durante la tarde-noche del viernes y me obligó a cancelarle a un colombiano que estuvo a un paso de odiarme y que me perdonó porque el sábado, después de un día terrible de levantada de emergencia doña-Emma-sigue-de-hospitalaria, de come rápido y cafecito con Prepa Power, pasó por mí para ir al antro de la estrella comunista. Pensaba escribir muchas cosas, pero ahora se me nubló todo y lo único que me queda es esta sonrisa de estúpida que se acrecentó hoy al ir al ¡¡¡¡backstage de Juanga!!!! Y también, la sonrisa se hace más grande cuando recuerdo el bloqueo que le di al número de un brasileño que me estuvo hablando la tarde del viernes. Tercera enviada al carajo, estamos a mano y yo gano por haber hecho la última acción.