Todo empezó porque la taza de la cafetera se cuarteó. No la queríamos tirar a la basura, pero la verdad no sabíamos qué uso darle: unos decían que podía servir como lapicero, yo me negué porque ya tenemos muchos y al final nunca encontramos suficientes plumas; otros sugerían hacer una maceta, yo dije que con el peso de la tierra se iba a desconchinflar por completo y que, como soy la única mujercita, me iba a tocar echarle agua si el experimento funcionaba; los demás pedían silicón para las cuarteaduras y así adoptar un pececito: yo salté de la emoción y la medio pegamos pero el drama terminó al día siguiente cuando llegamos a la oficina y el agua se había desparramado de a mililitro sobre mi escritorio. Buuuuuuuu. Entonces algún ocurrente sugirió: bueno, pues traigamos una tortuga. Pero nel, me histericé, si una tortuguita entra por la puerta, les juro que yo salgo por la ventana. Y empezó el psicoanálisis: a ver, Analú, ¿por qué no te gustan las tortugas? Con mis traumas a colación porque aquél día hace 21 años, en mis sueños de bebecita yo juraba que el movimiento que estaba estresando a todo el mundo en mi casa era ocasionado por uno de esos bichos que salía por debajo de la tierra. Ya sé, muy poca educación sísmica y muchas caricaturas, ni cómo negarlo, pero qué querían de una escuincla de 5 años. Así se crean las fobias y los choques generacionales porque a los cinco minutos de contar mi trauma, mientras el café se hacía con la nueva cafetera que tenemos, la nueva generación se quedaba atónita ante nuestras reminiscencias de recuerdos telenoveleros. Fue cuando casi muero de un ataque de risa (yo ya no estoy para esos bisnes, seriedad) por culpa de mi socialservidor preferido -que se había perdido el antecedente de la plática sobre la protagonista de Cuna de Lobos y sólo escuchó el nombre- que tan tiernamente inquirió: “¿qué, de quién hablan? ... Mmmm... ¿Catalina Creel es mamá de Santiago?” Para qué aclarar la obviedad si ya se sabe que él no estaba ni en planes cuando el temblor del ‘85 nos sacudió el panorama...
8 comentarios:
Mira qué raras fobias las tuyas.
Bueh, yo le temo todavía a las cosas que habitan bajo mi cama...
tips:
cuando se te rompa algo, pues....... kola loca con bicarbonato, quimicamente te crea una mezcla que solda todo.
seguramente no has visto desobar a una tortuga de mar, hazlo algun día te lo aconsejo, es una experiencia sublime.
saludos.
Que bueno esta eso de Catalina Creel!!!!
Si que me hizo reir...
Saludos
Victor
no se dice solda, se dice suelda (igual que no se dice torce sino tuerce); y no se escribe desobar, se escribe deshovar (de poner huevos). Todos los días ee aprende algo, no?
Claro que si, ¡que pena! disculpa, hoy aprendí que tengo un corrector ortográfico (o se dice editor ortográfico)y es anónimo.......
Nada mas te informo que cuando se hace una pregunta de acuerdo a la real academia de la lengua española se escriben los dos signos de interrogación ¿? y nunca después de una coma,,, un placer compartir la ignorancia con un perfeccionista dueño de su crítica pero carente de sencibilidad humana y tacto.
Saludos.
ya sé!! súper mal con las fobias, ni cómo justificarme...
GD:
Mil gracias x el tip, ya lo aplicamos, a ver si no mañana el escritorio termina otra vez nadando, pero somos necios con el pececito... Gracias!
Yo también sufro de risa cada q recuerdo la inocente pregunta. TQ BRO!!
MMM, qué más da... el consejo q me dio fue bueno, y x cierto, según yo se escribe "desovar", no deshovar. Pero sí, todos los días se aprende algo nuevo...
:D
Pongan changuitos para q la cafetera nos sirva de pecera.
Si de hecho se dice desovar...
Analu, estoy pensando que tu trauma con tu tortuga sismica surgio con los primeros 25 minutos de la pelicula "La historia sin fin" que fue muy exitosa a inicios de los 80, (pero no cubrio las espectativas de los lectores del libro ni por tantito) donde una tortuga milenaria estornuda sobre Atreyu. O tal vez hay otra explicacion pero el mundo nunca lo sabra.
mAme!!! tienes toda la razón del mundo en tu análisis... q stress, ahora entiendo la razón de mi obsesión x comer manzanas y taparme con cobijas mientras leo.. soy como sebastián!! ahhhh!!! y todavía sueño con mi Atreyu... dónde está mi Atreyu??
Es más, si te vas más al análisis podrás ver q Medu se parecía muchísimo a Valcor, de hecho hubo una época en q así la llamábamos a la pobrecilla...
Puuuuuuuuuuuf, si te digo, son los primeros años de la vida los q nos forman, y a mí esa película definitivamente me desquició.
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