Mi back up. Fue mi primer “novio”, pero en realidad era mi primer amigo oficial ya que a los trece era quien me daba la mano en el cine y me hablaba por teléfono para discutir sobre Beverly Hills (ni modo, ya lo quemé Horrible), y aparte tenía dieciséis ¡wow! “Anduvimos” de principios de marzo (día de la Noche Colonial de su prepa, el CUM) al nombramiento de Zedillo como candidato del PRI después del asesinato de Colosio: menos de dos meses. Un día amanecí harta de que me hablara diario y que todos lo días quisiera verme y que me regalara dulces y cartitas y peluches y flores y que fuera tan lindo, por lo que en una de mis mejores actuaciones como actriz infantil, una tarde junté a mis amigas como apoyo para el cortón y todas aportaron para el monólogo: iban pasando papelitos que yo leía en voz alta por el teléfono mientras hablaba con él (era el drama del momento y para ya no escuchar mis quejas entre biología y matemáticas, se habían solidarizado con mi causa). Creo que un argumento fue que no me latía que jugara fútbol, cosa que el pobre ni hacía. Después de eso, durante una semana estuvo yendo a la salida de mi escuela para que habláramos, yo nunca aparecía porque amigas espías siempre me advertían, tampoco le contestaba el teléfono y hasta hoy no sé ni por qué. Pasaron los años y nos veíamos ocasionalmente porque era amigo del Vic Brother. Definitivamente ya me había superado, andaba con una y con otra y con otra y con otra y yo también empecé a hacer mi vida, comparativamente mucho más modesta (dos novios más, pero ya no de chocolate). Por azares del destino nos convertimos en muy buenos cuates, al fin y al cabo fue el primero que escogí como tal. Fuimos tan buenos amigos que nos llegamos a considerar los mejores hasta que le prohibieron tener amigAs y él lo aceptó. Antes de cumplir los 21 y 18 respectivamente, habíamos pactado que si en una década ninguno se había casado, no nos quedaría más remedio que casarnos (nomás pa’ que no dijeran que éramos unos solterones... Súper L). Claro que el trato se firmó entre tequilas –el siglo en el que todavía podíamos soportarlo- y en la Boom (sí, se necesita valor para aceptarlo, yo conocí ese lugar). De mi caso aún no sabemos, pero evidentemente él no se quedó solterón pues ya se casó ante la ley del hombre y ante la de Dios lo perdemos el sábado. Por lo que sé, tuvo que mover cielo, mar y tierra para que yo pudiera ir a la boda... ¡Gracias totales y una mi$%#a! Cada quien hace su vida y decide lo que cree que es mejor. Yo decidí ir soltera (que no solterona) al casamiento, a ver si como ex-backup ahora sí me cumple el trato que hizo hace cuatro meses, la noche que estuvimos horas tratando de recuperar una amistad que quisiera pensar que no, pero tristemente creo que se quedó en pretérito como con el cariño empolvado. Prometió que si iba al bodorrio, él se encargaría de conseguirme un hombre rico, siempre y cuando yo me conservara (ja-ja-ja) sabrosa (haciendo alusión a la frase que se encuentra en el margen superior de esta página). Protocolo, protocolo. Él sabe que le deseo lo mejor. Y ni yo lo creo (vamos, santidad segura): ni una palabra negativa de ella a pesar de que no quiso que la Sis fuera porque temía que entre las dos le llenáramos su vestido de tinto o le bajáramos al marido en el altar. Ya nos imagino en la moto súber rebels entrando en la iglesia para secuestrarlo; o de plano no sé si se piensa que en la parte incómoda de las bodas “¿alguien tiene una objeción?”, salgamos del confesionario con una pistola y gritemos que tenemos un hijo ilegítimo de él. Como si realmente. Bueno, tenemos que ser honestas y aceptar que el día en que nos hizo el desaire lo pensamos. Incluso hay un plan malévolo, pero yo soy re-maricona y seguro voy a terminar hasta felicitándola y recriminándome después, así soy, ya ni modo... Sabia y dignamente dice hermana, “obvio no quería que fuera porque la voy a opacar”. Y yo apoyo eso de que "no me odies por ser bonita, ódiame porque tu MARIDO lo piensa", je, je ,je. ¡Amo actitud de amiguitas!
1 comentario:
Cuenta el plan malévolo!!!
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