El jueves, mientras el Vic Brother ganaba el premio ex-ITAM por sus redes neuronales y nos llenaba de orgullo porque por fin alguien nos va a sacar de pobres, la otra hija que escogió mejor la belleza de la familia a cambio de los genes matemáticos, quedaba extasiada con el divo de Juárez. Terminando el gran concierto del señor Don-San Juan Gabriel (esperen la reseña pronto), nos armamos de valor y nos dirigimos al sur, al antro simulador de fantasías bell-boyescas. Niñito había proclamado -inocentemente- tener ganas de salir con el FUNAR y a bailar. Cómo no, se le tomó la palabra aunque sólo asistimos ¾ partes de la fundación, las mismas tres que viven de la pachanga emocional y que decidieron renunciar a los placeres laborales, pobrecita de la pobre que sí trabaja y se perdió la orgía de quinceañeras que se dio cita saliendo de la secundaria a emborracharse hasta altas horas de la madrugada y que me hizo parecer abuelita del siglo pasado con mi reprobación “ya no hay valores, caray”. Es que efectivamente, el lugar estaba atestado de secundariescas y el colmo de los avatares fue el cinismo con el que portaban su uniforme escolar a la una de la mañana, hasta el niñito sufrió espasmos oculares y se reconfortó pensando que las chiquitinas no tardarían en irse “seguro en una hora se van, están muy chavitas”, pero no, qué patética ironía el saber que estas rebelditas tienen un toque de queda más extenso que el que le queda a esta princesita a sus 24 años de vida artística. Mejor chupemos que esto no se ve que vaya a subir de edad y, como sabiamente dijo el niño, no hay que exagerar, hay muchos de más de veinte... años de cárcel. Adiós a las ínfulas de ligue si alguien las llevaba alzaditas porque ahora sí que ni cómo dejar de patear luncheras hasta que, ¿qué ése no es tu primo fulanito? ¡Ay, sí! Pero... ¡ay, no! A sus casi treinta está ligando con una de las arañitas adolescentes, qué asco. Y como buena salvadora del apellido, corrí al encuentro dejando perplejo a mi congénere y roja de celos a la pitufina. Con la burla de amiguitos al recibir el primer peor ligue de la noche. Me tiraste mi chupe: fulanito, tu prima me tiró el chupe y yo no encontraba forma de quitarme de encima al tipo que por un momento sí me hizo creer que efectivamente le había tirado su vaso cuando levantaba lastimeramente los pedacitos de vidrio del suelo. Ay, perdón, te juro que no me di cuenta y hasta a punto estuve de comprarle una cuba cuando su risa tonta me hizo ver que eso de dominar técnicas de ligue pues no se me da tan bien como pensaba y que por muchos casi-treinta, su comportamiento ya tenía demasiado contagio de los quinceañeros rodeantes. Por favor no me mates de flojera, buenas noches ahí te ves y mejor huyamos. Nos instalamos en una bardita -cerca de la barra, obvio- y empezamos a tomar la fiesta por los cuernos. Esto es pa’ que lo bailes, de ahora en adelante, tú lo tiras pa’trás y lo tiras pa’lante... Y de pronto tenía a la Cuchis encima de mí, porque siempre que le da por caerse y estoy yo cerca, me usa de colchón. Pa’trás pa’lante, pa’trás pa’lante. Con el escalón -del que decidió bajarse abruptamente- medio roto y cuatro tipos alrededor de nosotras para ver si la chiquitina estaba bien porque a pesar de no tocar el suelo completamente, el estruendo fue mayúsculo por el empujón, mi tirada del tequila y la risa de las tres que no podíamos ni hablar para ahuyentar o saludar a los muchachines. Para matar de flojera a cualquiera porque la risa, a dos canciones de haber pasado el incidente, no me dejaba hablar todavía con el niño que se perdió la escena por escapar al baño y a quien no pude explicarle más que con mímica porque eso ya era un ataque à la pacheque. Mucho oso con la bardita del escalón toda rota y mejor cambiemos de ubicación; mientras dábamos la vuelta por el sitio, el destino malevo se burlo de mí nuevamente al ponerme frente a frente a Brasil-la-la-la-la-la-la-la-lá con mi cara de estúpida y su cara de si-te-veo-no-te-conozco que me hizo reaccionar dignamente de la misma forma, claro, con mi actitud informante a amiguitos y la posición defensiva de la Sis nadie-ningunea-a-mi-hermana. Sígueme y yo pensando no, por favor -porque conozco a mis niñas y me asustan en ocasiones-, no, no, espérate, pero ya iba muy encaminada y yo sólo la seguía tímidamente esperando lo peor cuando lo único que hizo fue pasar al lado de él y medio golpearlo para que volteara justo en mi turno de pase a su lado. Segunda ignorada de la noche y ya éramos dos indignadas porque qué feo que el chico antro comience a ser indiferente ante las funarcitas (oooooops we did it again!), nuestros poderes disminuyen y eso a cualquiera le da miedo. No importa, salud de nuevo y mientras esperábamos un milagro de recomposición nocturna (entre comillas porque nos la pasábamos muy bien), Brasil-la-la-la-la-la-la-la-lá se dirigió a la salida al lado de nosotros viéndome y valiéndole y se fue. Así sin más. Tercera ignorada de su parte y segunda enviada al carajo de la mía. ¡Carajo! ¡Sigo perdiendo y eso arde! Este amor que me corre por las venas, que cada noche me desvela en esta inmensa soledad. No importa, el problema era quitarse al catarrito este de encima que a su vez tenía encima toda una botella y muy mala actitud. Y la verdad es que te quiero en el olvido, pero tu amor es como un vicio que ya no quiero dejar. Que no me gusta bailar y ahí viene mi novio, mientras salía corriendo a abrazar al niñito y dejaba a la pobre Cu-Cuchis viéndome con cara de qué mala amiga, a mí tampoco me gusta bailar con él y también el niñito es mi novio. Miénteme, condéname, encadéname, sedúceme, házme tuya hasta que muera de dolor. Cabe aclarar que el FUNAR no discrimina más que por actitud y que el incordito aquel tenía una muy mala actitud de ebrio intenso. Cuéntale que me amaste a mí primero, que ese amor es pasajero y no serás suyo jamás. Segundo peor ligue de la noche, lo único que lo salvaba es que se veía mayor de edad. De nuevo salud y bañito, pero es que esta generación rebelde me va a volver loca. Para dar el grado de kinder que se manejaba, baste decir que la señora del baño, en su desesperación por la descortesía de las chamaquitas, sólo atinaba a decir “no echen tanta agua niñas, se van a caer, es por su bien” y Ana Lucía tratando de encontrar una profesión de educadora medio regañaba a las escuinclitas con la mirada de o sea-¡hello!-maduren, así hasta hablando como ellas. Y es que cuando se habla de generación Rebelde es literal porque entre las estrellitas de la noche de la mediocridad estaban Mia Colucci -Anahí- y Celina, se rumora que también estaba el que la hace de Diego. Cuando me lo dijeron yo casi me doy un tiro porque sólo por él se me quita el miedo al ministerio público. A las pocas horas tuve que levantarme para un día de sesión terapéutica extensiva que no me permitió moverme durante la tarde-noche del viernes y me obligó a cancelarle a un colombiano que estuvo a un paso de odiarme y que me perdonó porque el sábado, después de un día terrible de levantada de emergencia doña-Emma-sigue-de-hospitalaria, de come rápido y cafecito con Prepa Power, pasó por mí para ir al antro de la estrella comunista. Pensaba escribir muchas cosas, pero ahora se me nubló todo y lo único que me queda es esta sonrisa de estúpida que se acrecentó hoy al ir al ¡¡¡¡backstage de Juanga!!!! Y también, la sonrisa se hace más grande cuando recuerdo el bloqueo que le di al número de un brasileño que me estuvo hablando la tarde del viernes. Tercera enviada al carajo, estamos a mano y yo gano por haber hecho la última acción.
1 comentario:
Al menos el partido contra ese contrincante sí se acabo seguro Pepe, de lo demás mejor ni hablo... Cuenta regresiva, no?
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