Así decía el título de una nota que el señor Ruy Feben dejó en mi buzón y ni cómo hacerme la tonta porque también lo dejó en su blog. Sin deberla ni temerla estoy jugando a las Trais y las reglas son claras: no hay ni bas ni pidos que me salven y ahora hasta me vuelven las pesadillas de primaria con el tan temido pásala, sino te embarazas. Nadie sabe por qué, pero le llaman batón y tengo que responder unas preguntas que delatarán mi exquisito oído y mis refinadísimos gustos musicales (¡ejem!), pues ni modo, tenía que llegar este momento.
Volumen total de música en mi computadora:
Se mide por bolitas y son once, ahorita está en la cuarta y se oye muy bien. Aquí es cuando se escucha el retumbe de tambores por el malísimo chiste que en un principio no lo era, ahora sé que se refieren a la medida de espacio y no a la intensidad del sonido, pero para que vean el grado de atarantamiento que tengo, originalmente juré que se refería a eso y hasta pensé: ¡qué pregunta tan rara!, y luego la respuesta que vi en claxon no me ayudó; demos gracias a Dios que aún me queda un poco de vergüenza y decidí revisar las respuestas de los demás encuestados, así es como puedo decir que soy una reverenda analfabeta computacional que lo único que sabe es que cuenta con 3296 canciones, la mayoría se deben a la mano santa del Vic Brother y del mAmE, ya con eso se intuyen mis “apreciaciones” musicales, sin poner adjetivos.
El último CD que compré:
¡Cómo no! Sigámonos quemando porque yo no estoy para contarlo ni ustedes para escucharlo, hacía siglos que no compraba un disco exclusivamente para mí; creo que desde Falta Amor de Maná no lo hacía (sí, lo sé, me tuve que ir a confesar hace poco y ya estoy en la penitencia). Ah, pero estoy en plena crisis de cuarto de siglo y tengo una necesidad imperiosa de revitalizar mi juventud y en un repentino ataque de ansiedad endorfínica salí de compras: odio las falditas así que la onda Rebelde sólo me podía entrar a través del oído, lo único que puedo decir es que hasta eso no fue tan mala compra.
Canción reproduciéndose ahorita:
Tú y yo de Mecano. Con todo y sus reminiscencias de ochentas fosforescentes a inicios de los noventas, es una gran rola paliativa de mis reniegos estacionales de fe.
Cinco canciones que escucho y significan mucho para mí:
I will survive de Gloria Gaynor, pero en realidad es la única canción que en todas sus versiones me gusta: desde Cake hasta Priscilla y sus Balas de Plata.
Lucía de Serrat; por el narcisismo parsimonioso.
Santa Lucía de Miguel Ríos; por aquello de que a menudo me recuerdas a mí, lo de Santa creo que medio se los voy debiendo y qué bueno eso de que en polvo eres.
Spending my time de Roxette; sin presentación.
Goodbye de Air Supply; por mi momento histórico de hace una década...
Cinco personas a quienes les paso el baton:
... lero, lero: ¡las traen!
3 comentarios:
¡Ya me temía que fuera usté a fallarme! Como siempre, sencillamente chiclosa su narración (o lista, da igual).
Yo no me llamo José.
y yo no me llamo Javier...
Chiclosa es sinónimo de lista???? Por supuesto que no se llama José, aunque los documentos oficiales y los compañeros del trabajo digan lo contrario, para nosotros siempre será algo así como Ruy el Pequeño Cid -y lo digo como un gran cumplido porque fue mi caricatura preferida-.
Lamento haberle fallado, pero es que cómo me hace preguntas tan difíciles, era una encrucijada porque tampoco podía ser tan cínica y mentir en mi propio blog, fue difícil, pero lo hecho, hecho está...
Gracias por el regalito, fui muy afortunada.
;)
El segundo comentario quedó muy ad hoc con el post musical, ¡buen intento!
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