Hoy desperté de buenas. No sé si se debe a que vuelvo a tener tele y en vez de Adela, para mi sorpresa es ahora Loret de Mola quien da las noticias; o a que ayer hizo calor y mi subconsciente estaba consciente de que hoy sería igual; o tal vez a que es jueves y para mi presente eso significa que virtualmente ya es viernes. Para qué me hago tonta, sé por qué estoy contenta y me da miedo aceptarlo. Estaba tan de buenas que no me molestaron los letreros del Distribuidor que en tono burlón, pero sin afán de serlo te recomiendan: ¡NO PARAR!, y en realidad lo que pasa es que por más que lo intentes no puedes avanzar (citando a una personita que a pesar de todo me sigue cayendo muy bien: “con el Peje-vial llegas en friega al tráfico de Periférico, pero rapidísimo”). O los otros que sugieren no aumentar la velocidad a más de 60 km cuando la aguja del velocímetro se mantiene en promedio en 5, pero sin subir a más de 10. No, no me puso de malas ni eso. Tampoco las noticias lo hicieron, y vaya que estamos como para llorar, pero hoy no hice mis corajitos habituales, mejor le cambié a la estación: “I got the whole world quakin’. Off the Richter, off the Richter, off the Richter, off the Richter... Hey mama!” y Black Eyed Peas me hizo sonreír pues me encontré siguiendo sus instrucciones y prácticamente bailando en el coche, gracias a Dios a esa hora de la madrugada todo el mundo viene encerrado en su mundo y nadie me vio. Y menos mal que tampoco me escucharon: “Sube, sube la marea... Quiero, montarme en tu velero, ponerte ya el sombrero y hacernos eso ay, ay, ay, ay”, porque hasta sentimiento le echaba mientras cantaba. Hasta fui feliz haciendo la cola habitual de mi cafecito de madrugada (es un crimen tener clase a las 7, y no, ni eso fue razón como para ponerme de malas). Irónicamente no hubo reacción negativa al enterarme que la máquina de capuccino estaba descompuesta, y después de todo, el expresso doble no me supo tan amargo. Es bonito ver la vida color de rosa e ir desentonando con todo el mundo por la sonrisa de estúpida que tengo en la cara pues estoy siguiendo el consejo de la pequeñita Libertad. ¡Malditas endorfinas! Ojalá que me duren mucho y no sean sólo medicina de corto plazo. Por eso me hago tonta y hago como que no sé por qué estoy contenta.
1 comentario:
Jaaaa, Analupe! Creo poder adivinar que la razón es que era jueves, claro, el tradicional juebebes... un jueves alegra a la gente generalmente, casi viene el fin de semana, o no? ;)Me encanta esa frase de Libertad (yo quiero amigos como los de Mafalda) aparte de su nombre, en verdad que uno se siente diferente cuando anda por la vida con una sonrisa que nadie puede quitarte, y sólo una misma sabe porqué la tiene. La vida fluye a pesar de todo, el tiempo que dure uno siempre lo recuerda. Que nos inyecten endorfinas más seguido no?
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