Yo no buscaba a nadie y te vi...
Mi desilusión hacia el género masculino había llegado a tal extremo que estuve a punto de conformarme con cualquier quinceañero rebelde que me conquistara con un ‘hola nena’, hasta que apareció él para salvarme de mi potencial pedofilia y lanzamiento al vacío. Así lo conocí un sábado con varias horas de monólogos absurdos de mi parte, mientras él me cuidaba de que no fuera por el lugar perdiendo el estilo. El lunes no lo podía creer, Plan Colombia dio señales de vida queriendo salir conmigo. ¿¡Qué, qué, qué, qué!?
We're just two lost souls swimming in a fish bowl...
Acordamos vernos al día siguiente en la noche y mientras a mí me sudaban las manos, él se movía con una seguridad de aeropuerto gringo en alerta roja. Lo peor. Terminando de cenar fuimos a un bar, total, ya estábamos en la Condecci medio ambientadillos y era relativamente temprano. Nos subimos al coche y la princesita cambiándole de estación hasta que escuchó estar colado por ti/es facilísimo/y me tienes ya enamoradísimo. ¡Ah, qué emoción! Esta era de mis quince. Por qué no, cante y cante con el bailecito y los ojos de incredulidad con destellos de pena ajena de Plan Colombia que sólo atinó a decir -con su acento que me hace sentir en medio de una canción de Juanes- “¿quién coños canta esto?” Mi justificación es que hacía mucho que no escuchaba a Mercurio y recordé el crush que tenía con Dany el de la gorrita, hasta que me di cuenta y ya compórtese u omítase un ratito (ahora hasta yo me hablo de usted). Ah, pero no. Si es que a mí no me basta con meter la pata una vez, no, no, si se trata de la especialidad de la casa y de estos afanes de superación acendradísimos que me caracterizan...
Yo no sé mi amor qué hago buscándote, si te gano pierdo libertad y era martes, creo que fue desde el domingo que me perdí...
A los dos segundos de que mi euforia mercuriesca pasara, el locutor lanzó preguntas al aire: “La primera persona que nos llame para decirnos en qué año entró Kalimba a OV7, se llevará blablabla. A ver, ya tenemos a alguien en la línea. ¡Hola, hola!”. Tipa 1: “Mmmm, ¿en el dos mil?” Ana Lucía: “¡Nooooooooo! ¡No manches, en el noventa y seis!” Locutor: “¡Nooooooooooo! Lástima amiga, Kalimba entró a OV7 en el año de 1996 –Ana Lucía: O B V I O-. A ver, otra preguntita, se las pongo más fácil para que se lleven blablabla ya: ¿para qué película de Disney participó en el doblaje Kalimba? ¿Sí, bueno? ¿quién anda por allí?” Tipa 2: “¿Bueno? Sí, ah, mmm, oye soy Perenganita y mmm, estemmm, ¿no me podrías repetir la pregunta? Es que yo quería ver si me pueden poner la de Rebelde, es que ya llevo hablando desde hace mucho”. Ana Lucía: “¡No, te juro que no puede ser, esa está súper fácil! ¡En el Rey León, Kalimba era Simba!". Plan Colombia abría más y más los ojos y la pena ajena se pintaba de tristeza dentro de su mirada hermosa mientras yo me pintaba de rojo y me encogía en el asiento con un “ay, es que estaban muy fáciles... si quieres mejor sí ponemos el i-Pod”
Como tú la primavera, como tú la vez primera no haya nadie que me quiera como tú...
Mi actividad social en esos días fue –extrañamente- bastante intensa. Pese a todo y a la insistencia de vernos, hasta el sábado decidí invitarlo a una fiesta, más por petición de amiguitas que morían de curiosidad y querían oírlo hablar, que por las ganas de estarlo presentando en sociedad a la semana de haberlo conocido (mis estándares de ligues requerían de mínimo dos citas solos para sacarlos del clóset). Primero pasamos a visitar a mi cuarto hermano, el recién operado compro-nariz-de-Britney. También había otros amigos y como para hacerme la graciosa, se me ocurrió molestar a uno de ellos. Más me valía callar mis pensamientos, pero es que me queman las palabras y tenía que salir con mi comentario: “es naquísimo traer esas pulseras, si lo haces por ayudar qué bien, cómprala, pero no vayas por el mundo presumiéndolas, ahora que si lo haces por moda es que ya fue, hasta Lolita Ayala las trae, no manches”. Claro, amiguito no se podía quedar atrás con mis comentarios venenosos: “ah, pues por qué no le preguntas a Plan Colombia por qué él trae también”. ¿Así o más hundida? Je, je, ay ya, era broma, la de Dibujando un mañana combina muy bien con la rosita, ¿ésa para qué cáncer es?
Procura no mirarme más...
Llegamos a la fiesta y protocolos fulanito-sutanita. El reven bien y yo más tapiteando con el tequila a todo el mundo y terminando más que tapiteada por brindar con todos, pero eso sí, muy simpática y hasta con hipo. El problema fue el regreso con la patrulla y “ese Astra negro oscuro, oríllese a la orilla” o algo así. Coche se detuvo y a ver los papeles mientras Ana Lucía súper sincera ¡hip, hip! Uuuuuy joven, la señorita va muy mal, hasta hipo tiene ¿usted cuántas copas se tomó? Demos gracias a Dios que colombian boy lo único que tenía de más era sueño y si quiere sí vamos al alcoholímetro, por mí no hay problema... pues bueno oficial, no, no, claro, sí, yo entiendo, gracias y buenas noches a ustedes. A la princesita se le caía la cara de vergüenza mientras Plan Colombia sólo se reía de mí y me decía que ese hipo le había hecho la noche.
I don’t want another heartbreak. I don’t need another turn to cry, no. I don’t want to learn the hard way. Baby hello, oh no, goodbye...
EL OSO. Seguimos saliendo y todo relativamente bien. El martes siguiente, a los 10 días de habernos conocido (?), fuimos a cenar y Mr. Colombia 2005 tuvo a bien hacerme un regalo con diez regalitos dentro y entre las maravillas se encontraban “mi sangre” de Juanes, “El rock de mi pueblo” de Carlos Vives, “Vivir para contarla” de García Márquez y mi cara de qué-onda-no-no-es-cierto. Había sepetecientas mil millones ochocientas mil novecientas quince o más maneras de reaccionar y a mí no se me ocurrió hacer nada más que lagrimear (no, gracias a Dios no lloré completamente). Claro, el tipo no sé qué se ha de haber pensado que sólo me abrazó y “ay hermosa, ¿tan mal me la han tratado?” Si es que yo últimamente de dar lástima no sobrevivo. Soy consciente de que cualquier otra persona -hasta yo-, si le hicieran un tanguito así, lo primero que pensaría sería “por favor córtame un brazo, pero no me mates de flojera y te paso un kleenex, ándale ya bájale” y más después de que yo en la cena me la había pasado con no, es que estoy confundida y pásenme el cianuro o una galleta de animalitos. Para colmo entre los regalos había una pulserita colombianita coquetísima que se perdió entre el trayecto coche-casa (menos de cinco metros) y ahora no sé qué inventarle al respecto...
A ella le gusta la gasolina, dame más gasolina, cómo le encanta la gasolina...
Llegó el día de conocer a sus amigos. Pasó por mí temprano y nos dirigimos a la residencia de su universidad, en un reino muy lejano. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me di cuenta de que estaba en el paraíso de los hombres guapos, ¿cuánto cobran por vivir aquí? Más nubecitas porque me tocó ser la única niña así que de princesita para arriba. Eso sí, total, ya había sacado tanto el cobre frente a él que una vez más no importó y menos cuando fui retada con chistes de mamá-mamá. Pobre iluso el que se pensó que me iba a ganar. Supongo que de penas conmigo el muchacho ya se estará acostumbrando porque mejor decidió dejar al grupo de los clavados en los chistes malos para emigrar a otro.
Qu'elle se trompe, quel qu'en soit l'émoi...
Mi desilusión hacia el género masculino había llegado a tal extremo que estuve a punto de conformarme con cualquier quinceañero rebelde que me conquistara con un ‘hola nena’, hasta que apareció él para salvarme de mi potencial pedofilia y lanzamiento al vacío. Así lo conocí un sábado con varias horas de monólogos absurdos de mi parte, mientras él me cuidaba de que no fuera por el lugar perdiendo el estilo. El lunes no lo podía creer, Plan Colombia dio señales de vida queriendo salir conmigo. ¿¡Qué, qué, qué, qué!?
We're just two lost souls swimming in a fish bowl...
Acordamos vernos al día siguiente en la noche y mientras a mí me sudaban las manos, él se movía con una seguridad de aeropuerto gringo en alerta roja. Lo peor. Terminando de cenar fuimos a un bar, total, ya estábamos en la Condecci medio ambientadillos y era relativamente temprano. Nos subimos al coche y la princesita cambiándole de estación hasta que escuchó estar colado por ti/es facilísimo/y me tienes ya enamoradísimo. ¡Ah, qué emoción! Esta era de mis quince. Por qué no, cante y cante con el bailecito y los ojos de incredulidad con destellos de pena ajena de Plan Colombia que sólo atinó a decir -con su acento que me hace sentir en medio de una canción de Juanes- “¿quién coños canta esto?” Mi justificación es que hacía mucho que no escuchaba a Mercurio y recordé el crush que tenía con Dany el de la gorrita, hasta que me di cuenta y ya compórtese u omítase un ratito (ahora hasta yo me hablo de usted). Ah, pero no. Si es que a mí no me basta con meter la pata una vez, no, no, si se trata de la especialidad de la casa y de estos afanes de superación acendradísimos que me caracterizan...
Yo no sé mi amor qué hago buscándote, si te gano pierdo libertad y era martes, creo que fue desde el domingo que me perdí...
A los dos segundos de que mi euforia mercuriesca pasara, el locutor lanzó preguntas al aire: “La primera persona que nos llame para decirnos en qué año entró Kalimba a OV7, se llevará blablabla. A ver, ya tenemos a alguien en la línea. ¡Hola, hola!”. Tipa 1: “Mmmm, ¿en el dos mil?” Ana Lucía: “¡Nooooooooo! ¡No manches, en el noventa y seis!” Locutor: “¡Nooooooooooo! Lástima amiga, Kalimba entró a OV7 en el año de 1996 –Ana Lucía: O B V I O-. A ver, otra preguntita, se las pongo más fácil para que se lleven blablabla ya: ¿para qué película de Disney participó en el doblaje Kalimba? ¿Sí, bueno? ¿quién anda por allí?” Tipa 2: “¿Bueno? Sí, ah, mmm, oye soy Perenganita y mmm, estemmm, ¿no me podrías repetir la pregunta? Es que yo quería ver si me pueden poner la de Rebelde, es que ya llevo hablando desde hace mucho”. Ana Lucía: “¡No, te juro que no puede ser, esa está súper fácil! ¡En el Rey León, Kalimba era Simba!". Plan Colombia abría más y más los ojos y la pena ajena se pintaba de tristeza dentro de su mirada hermosa mientras yo me pintaba de rojo y me encogía en el asiento con un “ay, es que estaban muy fáciles... si quieres mejor sí ponemos el i-Pod”
Como tú la primavera, como tú la vez primera no haya nadie que me quiera como tú...
Mi actividad social en esos días fue –extrañamente- bastante intensa. Pese a todo y a la insistencia de vernos, hasta el sábado decidí invitarlo a una fiesta, más por petición de amiguitas que morían de curiosidad y querían oírlo hablar, que por las ganas de estarlo presentando en sociedad a la semana de haberlo conocido (mis estándares de ligues requerían de mínimo dos citas solos para sacarlos del clóset). Primero pasamos a visitar a mi cuarto hermano, el recién operado compro-nariz-de-Britney. También había otros amigos y como para hacerme la graciosa, se me ocurrió molestar a uno de ellos. Más me valía callar mis pensamientos, pero es que me queman las palabras y tenía que salir con mi comentario: “es naquísimo traer esas pulseras, si lo haces por ayudar qué bien, cómprala, pero no vayas por el mundo presumiéndolas, ahora que si lo haces por moda es que ya fue, hasta Lolita Ayala las trae, no manches”. Claro, amiguito no se podía quedar atrás con mis comentarios venenosos: “ah, pues por qué no le preguntas a Plan Colombia por qué él trae también”. ¿Así o más hundida? Je, je, ay ya, era broma, la de Dibujando un mañana combina muy bien con la rosita, ¿ésa para qué cáncer es?
Procura no mirarme más...
Llegamos a la fiesta y protocolos fulanito-sutanita. El reven bien y yo más tapiteando con el tequila a todo el mundo y terminando más que tapiteada por brindar con todos, pero eso sí, muy simpática y hasta con hipo. El problema fue el regreso con la patrulla y “ese Astra negro oscuro, oríllese a la orilla” o algo así. Coche se detuvo y a ver los papeles mientras Ana Lucía súper sincera ¡hip, hip! Uuuuuy joven, la señorita va muy mal, hasta hipo tiene ¿usted cuántas copas se tomó? Demos gracias a Dios que colombian boy lo único que tenía de más era sueño y si quiere sí vamos al alcoholímetro, por mí no hay problema... pues bueno oficial, no, no, claro, sí, yo entiendo, gracias y buenas noches a ustedes. A la princesita se le caía la cara de vergüenza mientras Plan Colombia sólo se reía de mí y me decía que ese hipo le había hecho la noche.
I don’t want another heartbreak. I don’t need another turn to cry, no. I don’t want to learn the hard way. Baby hello, oh no, goodbye...
EL OSO. Seguimos saliendo y todo relativamente bien. El martes siguiente, a los 10 días de habernos conocido (?), fuimos a cenar y Mr. Colombia 2005 tuvo a bien hacerme un regalo con diez regalitos dentro y entre las maravillas se encontraban “mi sangre” de Juanes, “El rock de mi pueblo” de Carlos Vives, “Vivir para contarla” de García Márquez y mi cara de qué-onda-no-no-es-cierto. Había sepetecientas mil millones ochocientas mil novecientas quince o más maneras de reaccionar y a mí no se me ocurrió hacer nada más que lagrimear (no, gracias a Dios no lloré completamente). Claro, el tipo no sé qué se ha de haber pensado que sólo me abrazó y “ay hermosa, ¿tan mal me la han tratado?” Si es que yo últimamente de dar lástima no sobrevivo. Soy consciente de que cualquier otra persona -hasta yo-, si le hicieran un tanguito así, lo primero que pensaría sería “por favor córtame un brazo, pero no me mates de flojera y te paso un kleenex, ándale ya bájale” y más después de que yo en la cena me la había pasado con no, es que estoy confundida y pásenme el cianuro o una galleta de animalitos. Para colmo entre los regalos había una pulserita colombianita coquetísima que se perdió entre el trayecto coche-casa (menos de cinco metros) y ahora no sé qué inventarle al respecto...
A ella le gusta la gasolina, dame más gasolina, cómo le encanta la gasolina...
Llegó el día de conocer a sus amigos. Pasó por mí temprano y nos dirigimos a la residencia de su universidad, en un reino muy lejano. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me di cuenta de que estaba en el paraíso de los hombres guapos, ¿cuánto cobran por vivir aquí? Más nubecitas porque me tocó ser la única niña así que de princesita para arriba. Eso sí, total, ya había sacado tanto el cobre frente a él que una vez más no importó y menos cuando fui retada con chistes de mamá-mamá. Pobre iluso el que se pensó que me iba a ganar. Supongo que de penas conmigo el muchacho ya se estará acostumbrando porque mejor decidió dejar al grupo de los clavados en los chistes malos para emigrar a otro.
Qu'elle se trompe, quel qu'en soit l'émoi...
A pesar de parecer que estoy tratando de seguir el manual de “Cómo perder a un hombre en 10 días”, el tipo sigue acelerando mi sospechosismo: continúa háblandome y tratándome espectacularmente bien siendo que yo desde hace mucho ya me hubiera dicho ahí te ves porque según mis cálculos ya pasé del tercer strike (y eso que andaba fichando de fildeadora y no de bateadora). No, pero es que yo debí escuchar al polo más perverso de mi cerebro y saber que algo que estaba pasando no me iba a gustar. Si ya decía yo que era demasiado bueno para ser verdad...
4 comentarios:
"Si ya decía yo que era demasiado bueno para ser verdad..."
Pero que paso?! no nos dejes así nomás con esa intriga! Por lo que más quieras mujer! Esta peor que el final de un capitulo de 24!!!
Que barbaro, lo que daríamos el resto de los mortales por ser el colombiano este al menos por un minuto... Aunque eso si, te emocionará mucho pero es que aún no nos conoces eh!
Pero bueno, nos alegra muchísimo que el Fan Club este cumpliendo su misión en el mundo al sacarte una sonrisita por lo menos. Aunque esa es solo la primera fase de la conquista eh! Estamos haciendo un trabajo fino por acá... <;)>
sha sha sha sha sha sha sha sha sha
Hola Lulumarina!
Antes que nada felicidades al Fan Club que NPI quien sea, pero siendo fan 24 me parece mas que una persona decente.
Coincido en que no nos puedes dejar con la duda, sobretodo despues del esfuerzo del Gansimovil al rescate que iba a toda velocidad a conocido antro de bosques a altas horas de la madrugada. No se que haya pasado, pero bueno al menos espero que todo se haya solucionado con una deliciosa costra.
Saludos,
P. D. a la G tambien le encantan las costras, si no preguntenle cuantas nos comemos!
Fan Club!! Cada día que pasa me vuelvo más y más fan de fan club, yei!! Efectivamente, logran sonrisitas tras sonrisitas, bien, bien... Y aunque no los conozca siento que ya los quiero, jajajaja
Gansito salvador!! Gracias totales, jajaja, pues imagínate que ni tiempo nos dio de comer unas costras porque para la salida yo ya estaba muy molesta, aparte mi dieta no me deja comer eso :( y no tengo que preguntarle cuánto come, la conozco bien y más su afición por hacernos engordar saliendo del antro, es capaz de echarse 8 hochos y cuatro sincronizadas solita... jeje
Gracias por hacer todo el trayecto Hindoo-Blank a esas horas de la madrugada...los quiero!!! Besitos love
Hey hey que pasooooooooo, es gay, solo te busca por tu cuerpo, tiene novia, le apesta la boca... que !!! por Dios dinos!!!
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