lunes, abril 25, 2005

El fin de las masas

“Motos-chicos-diversión, lo mejor de lo mejor, todo cuanto quieras a tu alcance...Uououo, autos, moda y rock and roll, nuestra civilización, uououo, luces, ritmo y diversión.”
Masa 1 – Los grillos
Algunos se ponían rojos de coraje cómo-se-les-ocurre-pagar-mi-fianza-si-yo-quería-ir-a-la-cárcel-carajo; unos cuantos ponían cara de mosquita muerta; otros más contaban votos, en ocasiones faltantes para repetir votaciones (¿así como cuál sería el propósito de estar en la OEA? ¿Y de que él esté? En fin, no voy a hacer más corajes, no voy a hacer más corajes, no voy a hacer más... ¡AAAISH!), en ocasiones para ser electos ¿Papas de transición?, pero siempre en constante rebatinga mediática; algunos más eran prácticamente eliminados del torneo. Y mientras, yo sublimaba mi existencia con las repeticiones rallantes de Juanes, con dosis de consejos de amiguitos y una semana bastante movidita.
Masa 2 – Los tequilos
Había que cerrar con broche de oro la semana y un fin de ésta demasiado corto para todos los planes, pero lo suficientemente largo como para dejarme exhausta. Los jueves el Clan se reúne en casa del Anfitrión y no acepta extraños, en esta ocasión salimos a festejar súper polanski. Por desgracia yo soy la más faltarina del grupo, pero se rumora que cuando voy todos terminamos rockeadísimos; la historia termina siendo un círculo en el que a mí me da miedo ir por lo rudo que se va a poner y más comenzando el fin de semana porque me manda a la banca desde el viernes. Como era de esperarse, amanecí poco agraciada, bastante cruda y con tantas terapias que no tuve tiempo ni de arreglarme. Llegué cuando Plan Colombia ya estaba esperándome en mi casa para ir a los X-Fighters.
Masa 3 – Los Harleys wannabes
Bajo advertencia no hay engaño y sólo para ese tipo de eventos logrará que yo vaya a una Plaza de Toros, ni por muchos palcos que su familia tenga en el fin del mundo. Ya van mil argumentos y sólo el de la tradición me ha convencido. Éramos seis: el más sexy y mi ex-compañerita de prepa -presentadora oficial de Plan Colombia y sostenedora de relación post-moderna con el más sexy-; contador de chistes mamá-mamá y novia (pequeñita colega de carrera); y nosotros dos, total que las coincidencias y las conocencias terminan siendo circulares. El evento desde el primer segundo fue increíble y toda la emoción -que por falsa se me terminó haciendo real-, dejó de presentar adjetivo suficiente: simplemente uno de los mejores espectáculos que he visto, aunque ni Pastrana ni Metzger se presentaron y yo me negara a creerlo por las ganas que tenía de “conocerlos”. Desde el lunes Plan Colombia me había advertido que no iban a participar y yo no le creía, al parecer una fuente confiable se los encontró en Valle y las divas de las motos decidieron no ir porque qué flojera “rather mess around in Cancún, than biking Mexico City”. Previo a la presentación de los competidores, nosotros ya habíamos hecho apuestas, yo con mi crush con Oceanía le aposté a mi gallo neozelandés... el único pobre que se cayó a la primera vuelta quedando descalificado y haciéndome recibir burlas a granel toooooooda la noche. “Nombre, se ve que dominas esto del FMX”.
Por mucho que me hayan contado no puedo negar la cruz de mi parroquia y hacerme la conocedora del motocross porque nada más la riego y más en el free style. Mientras los niños se fijaban en cosas que yo no veía por más que me hiciera para adelante medio cerrando los ojitos muy concentrada, las niñas decidimos que ya no nos traumaríamos más por no poseer el chip maldito que nos hubiera hecho entendedoras de la competencia y el chisme se mezcló con las observaciones varoniles. No m@$#s wey, ¿viste cómo hizo el superman sin manos? Oye, ¿y a quiénes has visto de la generación? Es que aguanta más porque cambió los frenos y le puso Brembos a la máquina. Y del grupito de Sutanita qué sabes. No wey, como en el Nitro Circus, cuando Pastrana hace el double-three-sixty y Kenny un dead boy y chocan los pies en el aire, eso está perrísimo. ¿En serio ya se casó Fulanita? Yo digo que es una 250, pero el motor se oye como de una 125, es que las KTM están muy c@$%&#@s, wey. Ah pues checa, es que Perenganita andaba con Menganito, el ex-novio de la hermana de Chuchita, obvio se enojaron muchísimo y desde entonces no se hablan. Hasta que en el receso del segundo tercio, Molotov hizo su sorpreso-estruendosa entrada y dio paso a la final en la que ganó el showman número uno de la noche, con el mayor carisma del rider más sexy de la competencia. Al último creo que llegó Lucerito mariachera sin escándalos de guarros, pero antes de los fuegos artificiales nosotros ya íbamos de salida porque las princesas de las motos querían ir de shopping.
Dicen que las mujeres somos desesperantes cuando vamos de compras... y es porque no han salido con este par de traumados por el mundo de las motocicletas. ¡Casi dos horas afuera de la Plaza de Toros! ¿Y qué compraron? El más sexy un triste póster y una como bolsita para no sé qué demonios de la ¿suspensión? Un colombiano una gorra, una cartera, unos tire-warmers (que se dice protector de llantas, qué fresa sangrón eres) y unas playeras. Y la playerita: “Quiero más a mi bike que a mi vieja”. Ésa, ésa es para mí, para que ya no me reclames que te digo cosas lindas. Pues si quieres cómprala, pero yo no soy TU VIEJA así que has lo que quieras. Con la unanimidad de los espectadores de la discusión: Uuuuu. E hizo lo que quiso y aparte me compró una playera que por cierto está horrible “Me gustan los BIKERS, pero no sé nada de MOTOS”. Qué lindo que me compra ropa para cuando vaya al gimnasio a sudar, lástima que él no lo sepa, pero qué detallazo.
Masa 4 – Los guadalupanos
Dicen que así pasa y que estas cosas no vienen solas, así que para no salir de los estándares y no perder la costumbre, visité una funeraria a mediados de la semana. Este momento se esperaba desde antes de la creación de la nueva Basílica de Guadalupe, por lo que mi tía bisabuela -que ya era bastante viejita entonces-, compró una cripta en el santuario. Ahí estaba toda la familia Telerín que fue recopilando a lo largo de sus largos y longevos años. Sólo con nosotros era ya una grandísima masa, pero no, se decidió que el sábado a mediodía sería la despedida. ¡Ah, pero qué ocurrentes genes estos! Estuve a punto de perder la fe cuando estuve a punto de perder el aire con los millones de peregrinos y de grados centígrados que en negro te asfixian al triple, pero ya pasó.
Masa 5 – Los itamitas
Es muy molesto el empalme de compromisos. Y yo viviendo en este machismo moderado “es muy peligroso que te lleves el coche tú solita en la noche”. Pues ya qué otra y a ser fuerte con mis reglas no-hay-que-vernos-siempre, así que chofer colombiano descartadísimo, había que escoger sólo una fiesta así que le echamos la culpa a la Tostada que invitó primero y una Mascarita pasó por mí para llevarme directito al salón del festejo atiborrado de amiguitos. Dicen que el cupo era para 300 personas, no las conté, pero hubo un momento en el que era difícil llegar hasta la barra, aún así lo logré y varias veces, con la maldición de tener al dueño de la casa sanmiguelera sirviéndome las palomas más cargadas de Avenida del Imán. Banda erreista casi completa y sorpresa con la politóloga; faltó tiempo para recuperar el perdido, pero pude ponerme al día con muchos chismes coquetísimos y ya no me traigas más chupe que si no voy a terminar bailando groseramente encima de las sillas (¡ejem!). Y lo que terminé haciendo fue liderar unas coleadas del terror: con todo y tacón quién-iba-a-decir-que-tendría-estatura-de-modelo, irónicamente me dio por pongámonos a la altura de la generación rebelde y a dar vueltas jalando al séquito de bebedores profesionales. Hasta que un destello de cordura entró a mi desquiciado cerebrito y no inventes es tardísimo y me despedí haciendo mi malo malísimo chiste: “se me pasaron las copas, no vuelvo a usar Wonderbra”... Sí, ya sé.
Masa 6 – La corporal
Al final del fin de semana, mis capacidades de movimiento y reacción se aprecian claramente disminuidas, pero yo sólo sigo los consejos de los docs y las terapias: si te sientes bien has tu vida normal. Ahora sólo falta seguir el consejo que me grita mi cuerpo: ¡ya duérmete!

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