Tenía un compuesto de miedo y curiosidad que casi ni me dejó dormir la noche anterior. Esas cosas siempre me han dado miedo; una vez me lo quité estando en Cuba, cuando la “santera” me interceptó en la calle para decirme algo que me llamó la atención. Tres dólares después, dieciséis caracoles ilegales en el Malecón y un diagnóstico de diez minutos me hizo salir pensando: esta mujer tiene un pacto con Yemanyá. No fui la única embaucada y a los dos días de la lectura de los caracoles, los que nos sugestionamos con la grandeza del pronóstico nos dimos cuenta del timo, de que a todos nos había dicho exactamente lo mismo, e incluso había cerrado con todo y postre al advertirnos que, como era algo muy personal, todo el rollo era entre nuestro santo (en mi caso Oshún) su intermediario (léase: la santera o el babalao) y cada quien, así que chitón, nada de andar contando la sesión por el mundo. Pura pamplina y el discurso era igual para todos: acabas de perder a una persona muy querida; estás enfermo de algo (y si no, cambiaba el discurso, pues ten cuidado porque eres propenso a blablablá); te preocupa tu futuro (obvio: éramos 16 chavos, hasta yo lo hubiera adivinado) y así de tonto fue que caímos. Con todo y este antecedente, uno de los jueves ¾ funareños, a la Sis se le ocurrió que ya no quería más incertidumbre en su vida y vamos a que nos lean las cartas. Todo había quedado en plan a la mexicana “sí, un día hay que ir”, hasta que se apareció la amiga del novio de amiguita para decirnos que le habían recomendado a una pitonisa impresionante, las copitas nos infundieron valor para hacer la cita cuanto antes. En menos de 24 horas allí estábamos las tres con nuestros nervios y la emoción. La Cuchis fue la primera en pasar y salió blanquísima (¡ejem!) para dar paso a Sis; mientras me fue contando y ahora éramos dos perplejas: no, júrame que te dijo eso, ¿en serio? Entré predispuesta porque una de dos, o de plano sí es verdad esto del esoterismo, o la mujer tiene una puntería de las grandes y un truco digno de Copperfield. En mi turno lo primero que hizo fue preguntarme:
- ¿Quién es Fulanito?
- ¿Fulanito? Un amigo.
- Ya, sí, un amigo, pero saliste con él, ¿no?
- Mmmm, sí, esteee, sí salimos un tiempo.
- Bueno, pues te va a volver a buscar, mucha conversación, mucha plática, mucha conversación.
- ¿Quién es Sutanito, Perengano Sutanito o Mengano Sutanito?
- Mengano Sutanito, mmm-miiii ex-nononovio, ¿pppor?
- Ya, pues hay una mujer en su vida, pero no te ha olvidado; muchos rencores y daños, hay que conversar, platicar, mucha conversación.
- ¿Quién es X?
- Una tía que se murió.
- No, está viva, ¿quién es X?
- ¿X? No, aparte de mi tía no conozco a ninguna X... ¡Ah, no, sí! ¡Es mi prima! -sí, mi coeficiente intelectual rayando en los negativos, mala idea que la gente tenga apodos desde la cuna-. Sí, mi prima se llama X.
- Ya, ella está lejos, pero necesita mucho apoyo, mucha conversación, apoyo, mucha plática, mucha conversación.
- ¿Quién es Y?
- Pues mi hermano.
- Ya, sí. Está en el extranjero, no te preocupes, todo bien, todo va a ir bien, no hay que preocuparse, no te preocupes, mucha conversación, mucha plática, todo bien. Así fue sacando nombres, claro, empecé a desconfiar con el listado. ¿Quién es Martín, Úrsula, Jacqueline, Ernesto...? Era lo que yo quería saber así que no, pues ni idea. Pero le atinaba a unos muy difíciles y eso me confundía, hasta los nombres compuestos los decía e iba sacando poco a poco conclusiones que embonaban perfecto con mi relación hacia esas personas y a las que no conocía me decía que las iba a conocer (mi sospechosismo en total alerta roja). Todavía no sabía lo que le había dicho a Sis y sólo tenía la versión de Cuchis, que en sí misma era lo suficientemente fuerte como para hacernos pensar a las dos que no nos estaban estafando. Pero yo seguía adentro y para esas alturas mis nervios se habían materializado en una ligera sudoración de manos y una discretita y congelada sonrisa. ¿Qué le pasa a esta vieja? Una parte de mí se negaba a creer que era cierto, iba como con coco-wash de que no me iba a sugestionar con nada de lo que me dijera y cuando me dijo que de salud estaba bien, pude respirar hondo: lo sabía, tenía que ser un timo. Fui reiterativa y le volví a preguntar ¿entonces no tengo nada, estoy bien de salud? Sí, al menos ya no tienes que preocuparte por lo que te estabas preocupando. A ver, está bien que mi índice reumatoide haya disminuido de 181 a 128 en 6 meses, pero aún así estoy más de 100 puntos arriba de la condición normal. ¡Bien! Tranquila Ana Lucía, te dije que todo era estafita y ya. Aún así la espinita no salía, seguía con la duda enorme de cómo le atinó a esos nombres (y a muchos más) y a otras cosas; en la recapitulación de los hechos todas nos negábamos a que la mujer fuera realmente una vidente y nos decíamos, “es que claro, te va sacando información y piensa tan rápido que saca conclusiones que pueden llegar a embonar perfecto”. Obvio es eso, ¿no? Ajá. Y de pronto alguien volvía: “pero no entiendo cómo pudo saber que mi hermano está en el extranjero”, “sí, o lo de mi familia, eso casi nadie lo sabe”, “bueno, pues a mí también me sacó de onda que haya dicho justo ése nombre, digo, no es así como Juan o Ernesto, o sea, está difícil”, “sí, sí está de pensarse, como cuando te dijo lo del negocio de la comida, digo, pudo habérmelo dicho a mí, pero te lo dijo a ti y así como que cara de chef no tienes, digo, sin ofender”, “ajá, y en cambio a ti que te dijo que le bajaras a la fiesta, o sea, como que sí le atinó a cada quien y no es que alguien le hubiera podido decir, porque amiguita que nos recomendó esto ni siquiera sabe la mitad de esas cosas”, “sí, eso es lo único que me deja pensando que no sé qué pensar”. Pero mentía porque había más cosas que me siguen haciendo pensar que no sé qué pensar; porque también me dijo que me dedicaba a algo que tenía que ver con el extranjero, que estaba en un momento de transición y que no debía preocuparme porque el trabajo llegaría, que tenía que concentrarme en lo que estaba haciendo, que el amor estaba a la vuelta de la esquina (obvio que con esa declaración uno paga hasta una fiesta) y, a pesar de haberle pedido que no me dijera cosas negativas, lo escuché. Vas a irte a estudiar al extranjero y te vas a casar allá; vas a tener tres hijos, no, dos. ¿Cómo? ¿Tres o dos? Tres, pero dos. Ya no quise indagar más y me quedo mejor con la conclusión de amiguitas: claro, tus gemelitos y otro, o el VicBro “es el chamaco que querías adoptar, ¿no te acuerdas?”. O b v i o. O cuando hizo la declaración que me hizo palidecer y salir con la cara más lívida de las tres porque podía esperarme todo menos que me dijera que me habían hecho algo: ¿Cómo que un trabajito? Sí, un trabajo, daño, pero ya estás limpia, tienes buena estrella, te están cuidando bien. Ya estás limpia. Sigo sin encontrar conclusión lógica a varias cosas, tiendo a creer que estas personas son expertas en las reacciones de los demás, pero no sé... Las tres estamos igual de sorprendidas y no sabemos ni qué pensar, así que mientras trato de adivinar los entramados incomprensibles de la ciencia ficción, ahí les encargo que sigan contribuyendo para la buena estrella que lucha contra los trabajitos. ¡Qué ironía! Yo que hasta hace poco rogaba internamente “cómo me gustaría tener un trabajo” y algún despiadado haciéndome un trabajito a escondidas... ¡Hay que ver!
- ¿Quién es Fulanito?
- ¿Fulanito? Un amigo.
- Ya, sí, un amigo, pero saliste con él, ¿no?
- Mmmm, sí, esteee, sí salimos un tiempo.
- Bueno, pues te va a volver a buscar, mucha conversación, mucha plática, mucha conversación.
- ¿Quién es Sutanito, Perengano Sutanito o Mengano Sutanito?
- Mengano Sutanito, mmm-miiii ex-nononovio, ¿pppor?
- Ya, pues hay una mujer en su vida, pero no te ha olvidado; muchos rencores y daños, hay que conversar, platicar, mucha conversación.
- ¿Quién es X?
- Una tía que se murió.
- No, está viva, ¿quién es X?
- ¿X? No, aparte de mi tía no conozco a ninguna X... ¡Ah, no, sí! ¡Es mi prima! -sí, mi coeficiente intelectual rayando en los negativos, mala idea que la gente tenga apodos desde la cuna-. Sí, mi prima se llama X.
- Ya, ella está lejos, pero necesita mucho apoyo, mucha conversación, apoyo, mucha plática, mucha conversación.
- ¿Quién es Y?
- Pues mi hermano.
- Ya, sí. Está en el extranjero, no te preocupes, todo bien, todo va a ir bien, no hay que preocuparse, no te preocupes, mucha conversación, mucha plática, todo bien. Así fue sacando nombres, claro, empecé a desconfiar con el listado. ¿Quién es Martín, Úrsula, Jacqueline, Ernesto...? Era lo que yo quería saber así que no, pues ni idea. Pero le atinaba a unos muy difíciles y eso me confundía, hasta los nombres compuestos los decía e iba sacando poco a poco conclusiones que embonaban perfecto con mi relación hacia esas personas y a las que no conocía me decía que las iba a conocer (mi sospechosismo en total alerta roja). Todavía no sabía lo que le había dicho a Sis y sólo tenía la versión de Cuchis, que en sí misma era lo suficientemente fuerte como para hacernos pensar a las dos que no nos estaban estafando. Pero yo seguía adentro y para esas alturas mis nervios se habían materializado en una ligera sudoración de manos y una discretita y congelada sonrisa. ¿Qué le pasa a esta vieja? Una parte de mí se negaba a creer que era cierto, iba como con coco-wash de que no me iba a sugestionar con nada de lo que me dijera y cuando me dijo que de salud estaba bien, pude respirar hondo: lo sabía, tenía que ser un timo. Fui reiterativa y le volví a preguntar ¿entonces no tengo nada, estoy bien de salud? Sí, al menos ya no tienes que preocuparte por lo que te estabas preocupando. A ver, está bien que mi índice reumatoide haya disminuido de 181 a 128 en 6 meses, pero aún así estoy más de 100 puntos arriba de la condición normal. ¡Bien! Tranquila Ana Lucía, te dije que todo era estafita y ya. Aún así la espinita no salía, seguía con la duda enorme de cómo le atinó a esos nombres (y a muchos más) y a otras cosas; en la recapitulación de los hechos todas nos negábamos a que la mujer fuera realmente una vidente y nos decíamos, “es que claro, te va sacando información y piensa tan rápido que saca conclusiones que pueden llegar a embonar perfecto”. Obvio es eso, ¿no? Ajá. Y de pronto alguien volvía: “pero no entiendo cómo pudo saber que mi hermano está en el extranjero”, “sí, o lo de mi familia, eso casi nadie lo sabe”, “bueno, pues a mí también me sacó de onda que haya dicho justo ése nombre, digo, no es así como Juan o Ernesto, o sea, está difícil”, “sí, sí está de pensarse, como cuando te dijo lo del negocio de la comida, digo, pudo habérmelo dicho a mí, pero te lo dijo a ti y así como que cara de chef no tienes, digo, sin ofender”, “ajá, y en cambio a ti que te dijo que le bajaras a la fiesta, o sea, como que sí le atinó a cada quien y no es que alguien le hubiera podido decir, porque amiguita que nos recomendó esto ni siquiera sabe la mitad de esas cosas”, “sí, eso es lo único que me deja pensando que no sé qué pensar”. Pero mentía porque había más cosas que me siguen haciendo pensar que no sé qué pensar; porque también me dijo que me dedicaba a algo que tenía que ver con el extranjero, que estaba en un momento de transición y que no debía preocuparme porque el trabajo llegaría, que tenía que concentrarme en lo que estaba haciendo, que el amor estaba a la vuelta de la esquina (obvio que con esa declaración uno paga hasta una fiesta) y, a pesar de haberle pedido que no me dijera cosas negativas, lo escuché. Vas a irte a estudiar al extranjero y te vas a casar allá; vas a tener tres hijos, no, dos. ¿Cómo? ¿Tres o dos? Tres, pero dos. Ya no quise indagar más y me quedo mejor con la conclusión de amiguitas: claro, tus gemelitos y otro, o el VicBro “es el chamaco que querías adoptar, ¿no te acuerdas?”. O b v i o. O cuando hizo la declaración que me hizo palidecer y salir con la cara más lívida de las tres porque podía esperarme todo menos que me dijera que me habían hecho algo: ¿Cómo que un trabajito? Sí, un trabajo, daño, pero ya estás limpia, tienes buena estrella, te están cuidando bien. Ya estás limpia. Sigo sin encontrar conclusión lógica a varias cosas, tiendo a creer que estas personas son expertas en las reacciones de los demás, pero no sé... Las tres estamos igual de sorprendidas y no sabemos ni qué pensar, así que mientras trato de adivinar los entramados incomprensibles de la ciencia ficción, ahí les encargo que sigan contribuyendo para la buena estrella que lucha contra los trabajitos. ¡Qué ironía! Yo que hasta hace poco rogaba internamente “cómo me gustaría tener un trabajo” y algún despiadado haciéndome un trabajito a escondidas... ¡Hay que ver!
9 comentarios:
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El Fan Club Oficial de la Hermosa Lulú Marina comparte la siguiente reflexión a los asiduos lectores y demás fans de closet de este blog:
zaz... que miedo estos comentarios anteriores! Como se te puede meter spam a tus comments? Es increible esto, a lo mejor este es el trabajito del que te estaban hablando!
No te preguntaron por tu Fan Club Oficial?! La neta...
Por lo pronto smile and shine! No te dejes embaucar ni sorprender por el primer chorero que se te aparezca. Tu vales mucho y mereces respeto! Recuerda... mucho ojo!!! Eres la mujer que muchos soñamos, para nosotros el chiste es no despertar en el momento equivocado y así poder seguir soñandote.
sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha!
"..en verdad os digo, cuidaos del falso profeta, q buscara sembrar la duda y el terror..." lulu marina, el amor si esta a la vuelta de la eskina, solo q la de mi casa porque estoy perdido por ti, como se comenta en el otro comment, eres el sueño de muchos, porque preocuparte por algo q esta comprobado es una farsa, no retemos al mas alla, pero mejor ocupemonos del mas aca, brillas con luz propia y seguro q esa luz irradia la buena vibra q necesitas en tu vida
Drack
Jajaja... Es verdad Fan Club, creo que desafié alguna fuerza extraña y mi castigo ha sido la epidemia de spam que padeció este post. Ps ya ni qué!! Y mira que hasta me dio curiosidad entrar en el de Yoga for fertility, pero dignamente aguanté.
Creo que fue lindo lo que dijiste así que lo agradezco y no hay por qué preocuparse: no me traumé tanto como pudiera pensarse, de todos modos me están cuidando bien y tengo buena estrella gracias a Dios... ;P
Drack:
Si yo no reto al más allá, andaba retando al más acá, pero la información obtenida estuvo tan acá que mejor ya me aplaqué: Once in a lifetime experience. Me daría mucho miedo que empezaran a cumplirse las predicciones.
Pepe:
Cómo olvidar esa fiesta de la Chío-san. Y por paradójico que parezca, tampoco se me olvida lo que me dijiste entre los titipuchales de tequilas en aquellos tiempos en los que yo era tan caribeña (ron, ron, ron). Gracias Pepillo, muchas!!
Bua!! Son estos momentos en los que la distancia se hace de verdad...
Besito y grx
...ten cuidado porque te lo está sonsacando... Jajajaja, ay me encantó la anécdota sobre todo porque yo soy fan de ir en promedio como una vez al año a leerme las cartas. Y como todos dicen, tengo una que... híjoles, como le atina a todo. No dice nombres pero como le atina a todo lo demás. Si quieren se las recomiendo, hasta sale en el radio, en serio, jajaja. Saludos Analú adorada. El Friend.
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Si hay una Pregunta hay una Respuesta, Si hay un problema hay una solución. Si te encuentras en una situación que crees que no tiene salida, si necesitas anticiparte al futuro, estoy a tu disposición, soy María vidente Taróloga y orientadora personal, te aseguro que encontraremos una salida para tu problema. Todo en esta vida tiene solución. En ocasiones no encontramos la salida óptima, a veces no la vemos y otras no la encontramos. Es cierto que cuando amamos se nos pone una venda en los ojos y cuando un problema nos absorbe somos incapaces de ver la solución. En estos momentos es cuando el tarot en sinergia con nuestro subconsciente nos muestra el camino a seguir mediante la lectura de las cartas del Tarot . Por eso en esos momentos es esencial tener un interlocutor imparcial que nos diga lo que nos dicen las cartas del Tarot.
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