jueves, febrero 10, 2005

La boda 2 – Regalos y despedidas

¿Y ahora qué le regalamos? Si me hubieran consultado, yo hubiera escogido un regalo sólo para él; pero en fin, tuve que aceptar que ya ni modo, que ahora cuando piense en él, irremediablemente tendré que pensar también en ella y que siempre es mejor idea entre varios hacer un buen regalo a que cada quien vaya comprando de tenedor en tenedor. Ponernos de acuerdo para ver qué LES dábamos resultó una complicación. Proporcionador de helado; vaso oscilado (!); escalera de taburete; gato vela (¿no habrán querido decir vela en forma de gato? discusión telefónica inconclusa de tres horas); refrigerador, lavadora, secadora (no, pásale rápido de sección que esto está muy caro); vajilla blablabla, vajilla patatín-patatán; máquina de coser y de cocer (olla); maletas; manteles; escurridor; bote de basura de $649, otro bote de $999 (¡pues qué basura tan fina!); platería: ceniceros, platones, candelabros; sábanas, toallas; mini-componente... Interminable.
No entendía para qué demonios habrían pedido las maletas si nunca se les ha visto afición por el turisteo, le pregunté al mechudo y su respuesta me hizo convencerme de que era el mejor regalo: imagínate que un día le digan “agarras tus cosas y te me largas”, al menos que sepa que puede empacar en terreno amigable. ¡Sencillamente genial! Mi opción número uno y por mucho. A los demás no los convencía y preferían algo como para mantenerla entretenida y evitarles problemas a los recién casados, o mínimo para cuando nos inviten a su casa tener musiquita (Ajá, sí. "Cielo, mar y tierra" para ir a la boda, ya parece que conoceré su casa). Primero nos ganaron la tele, luego el mini-componente y yo cada vez estaba más decidida a no fomentar la pasión con las sábanas que se posicionaban como mejor opción en los demás. Terminé con una sonrisita satisfactoria, las maletas ganaron; aplausos.
Bien. Primer problema solucionado, ahora ¿qué me pongo? Sí, estaba como el clásico cliché, pero de verdad es que no tenía un vestido para la ocasión. Sólo he ido a dos bodas de día, hace como diez años y gracias a esos vestidos cargué con el apodo de Campanita mucho tiempo, hay quienes me siguen llamando así. Lo recordé y desistí, ya me había dicho que nunca más y no quería que me pasara como con el fleco, nunca me acuerdo por qué no me gusta usarlo hasta que me lo corto y mientras va creciendo sufro diciéndome “no vuelvo a hacerme fleco”. Segunda opción: cajón de los recuerdos y asaltemos los vestidos coquetones que usaba la mami. Un intento, dos y me cansé de tratar de rellenar huecos por un lado y de deprimirme por el otro al no poder creer que alguien en su sano juicio haya tenido 53 de cintura, ¡qué estaba pensando esa mujer a mi edad! Mejor vámonos de compras. ¡Papi...!
Despedidas, despedidas. Cuando supe que era requerida a la despedida de solterO, mi reacción ni-creas-que-voy-a-salir-de-un-pastel-en-desvestidito-exótico-para-bailarles, se vio opacada por unas risas y un no mensa, no te preocupes. No me preocupé pues ya en varias ocasiones amigos me han dicho que estoy prácticamente en actitud testosterona, cosa que no debería estar publicando así como así, pero me causan gracia con sus afanes por convertirme en unO más desde que tengo (¿tengo?) conciencia. La despedida terminó siendo una fiesta y para mi alivio no fui la única mujer. Hasta la Sis fue después de saber que la ahora esposa (¡Mufasa!) no había sido requerida (y nuestra risa maligna al enterarnos mientras revolvíamos los sapos y las alimañas en el puchero como brujitas, je-je-je, que se coma esta manzana, que se la coma, ñaca, ñaca, ñaca).
No salí de un pastel con desvestidito exótico, pero a altas horas de la fiesta, con la presión del despedido y bajo el ritmo de “you can leave your hat on”, se me hizo muy lógico hacer el ridículo. Con mi torpeza por la artri, las únicas prendas que me pude quitar fueron los guantes con la boca y el cinturón que la mejor cuñada del casado (una de mis mejores amigas, por cierto) sostenía como tubo pirata mientras yo iba perdiendo al poco público que tenía. Terminé el espectáculo con una cubita que alguien por lástima me acercó y diciéndole al casado que prometía organizarle una gran despedida con profesionales para su siguiente boda, ¡ah, verdad! Era broma, ni aguantas nada, mejor hay que ensayar la escena de cuando “se me caiga” estratégicamente la copa de vino en tu boda. Qué genio, ni aguantas nada, ¡ay, ya cásate... Salud!
Los invitados coherentes se fueron despidiendo después de la carne asada del medio tiempo y antes de que nos amaneciera en el jardín. Cuando sólo quedábamos su hermano, el casado, el mechudo y yo, nos retiramos a la sala hasta que terminamos arrullando al primero. Fue así que después de terribles accidentes -como el tinto en la alfombra blanca, la corbata rebelde y ya no me acuerdo-, que mejor salimos a desayunar al mercado de Coyoacán. ¡A los tres se nos hacían tan lógicas las cosas a las once de la mañana y más después de catorce horas de fiesta! Bajo la protección de la tesitura de Frank Sinatra, íbamos en el Smart digiriendo las quecas a bachazos y háblale a la Cuchis para que nos acompañe al Starbucks (qué original lugar para terminar la fiesta, diría Cobi). No le hablamos porque a alguien (creo que extrañamente a mí) le entró la cordura, pero el café no lo perdonamos y mientras nos estacionábamos, la misma persona que nos movió la banqueta para que el coche la golpeara, al ratito nos ponchó la llanta. A buscar vulcanicera. Se dice vulcanizadora, ja, ja, ja y creo que con tanta fiesta me comprometí a acompañarlos a un lugar para que me den clases hoy, pero no me queda muy claro así que mejor me hago tonta a ver si se les olvida. Changuitos, changuitos...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA! CREO QUE HUBIERA SIDO MEJOR ACOMPAÑAR LA MAÑANA CON EL ROMANTICISMO DE BELINDA QUE CON LA TESITURA DE FRANK SINATRA. SALUDOS.

Ana Lucía dijo...

Espero que se refiera al romanticismo de Belinda Carlisle (100% 80’s) y su “heaven is a place on earth” de otra forma lamentaré contrariarlo tajantemente.
Y se nota que nunca ha despertado bajo la dulce voz de Don Frank, el día que lo haga cambiará de parecer en un abrir y cerrar de ojos... Triste la juventud que despierta con el A/ia/ia. ¡Ya no hay valores, ya no hay valores!

Anónimo dijo...

Que lindos por acordarse de mi pero para la proxima si me caen, porque pues con eso de que soy adicta a la kfeina entre otras cosas.......... ah verdad !!!No pienses mal. BESOS
La cuchis

Ana Lucía dijo...

Ay chucharita!! Pues te estuvimos hablando el mechudo y yo a tu cel y no más no reaccionabas (eso que ya eran pasadas las 10 de la mañana)...y ya me dio mucho oso hablar a tu casa o tocar porque supuse q el sábado todavía no te curabas del jueves que me dijiste que me amabas, jajaja. Y lo de tus adicciones pues cada quien, jajaja, a mí también me gusta la cafeína.
Besos mil