domingo, julio 30, 2006

Hoy no me puedo levantar

No soy ni hombre ni mujer, sólo soy una persona

Me cumplió el cliché del coche, el jersey amarillo no venía en la cuenta y yo lo agradezco, pero a decir verdad lo único de la canción era eso porque no hubo ni niño pijo, ni parque, ni... bueno, no hubo quién la cantara porque si no hay otro no hay cuernos, ¿cierto?, sólo era él cambiándome el paradigma, sólo él y el mundo haciéndose nada. Noches de fiesta por toda la ciudad, no se cansaba de bailar; creo que perdí la razón, creo que perdí la razón, amor, amor. Y ya sincerándonos, tampoco eran los Hombres G que tanto odia y hasta cara de fuchi puso cuando me emocioné al subir “¡tienes un Ford Fiesta blanco™!, ¿no hay polvos pica-pica, verdad?”
Y me voy a emborrachar de tanto beber no paro de hablar con esa pared. No había vivido ése Madrid, hace 10 años me preocupaba más la novedad de la fiesta porque la ley permitía que desde los 16 se pudiera asistir a bares, y quería calimotxo, ir de marcha, leer sobre el Ché, gritonear en manifestaciones, viajar, y tantas cosas que los hombres hubieran entorpecido mis quehaceres, así que nada, el coqueteo pa’ después. Mucha niña mona pero ninguna sola. Volví en el 2002 pero el Rockstar estaba incrustado en mi vida de estúpidamente enamorada, y bueno, a mí me podrán acusar de todo en la soltería, pero cuando me dedico al compromiso mi lema es la fidelidad hasta la castidad, así que nada, por segunda vez los españoles se me presentaron como amigos y ya. Pesando en la balanza del amor, la ciencia y la conciencia, fue tu condena un nudo de dolor, estúpida sentencia.
Y como no tengo complejos, me miro siempre en todos los espejos. Pero en el 2006 no había ni Chés, ni Rockstars, ni fidelidad ni lemas. Pasabas por allí, no sé bien qué vibró dentro de mí y sin pensar me fui detrás de ti. Por eso, antes de que mis ansias se me revelaran como maldición, lo vi y no lo pude evitar, se me cayó la baba aunque el mérito es todo suyo: desde los mensajes a la babosa que traía pegado el número 55 con la dinámica ñoña del bar, hasta el exceso de atenciones que no merezco y nos metimos en el coche: mi amigo, tu amiga, tú y yo sólo puse cara de tonta y teniéndolo para más, lo dejé ir para siempre. Y por las mañanas el sol pintaba de rayas y cuadros tu cara de pájaro, y cuando te ibas a acostar la luna pintaba de rayas tu cara de pájaro. Todo fue tan mágico que si no hubiera testigos, fotos, si no me repitieran esas palabras en el cerebro lo hubiera asimilado como una invención del inconsciente.
Aunque la realidad se empeña en ser más generosa que mi imaginación y allí están las llamadas de los días siguientes, las risas nerviosas, el musical de Mecano, sus manos y la Gran Vía, el parkin de Chueca, la canción de Sanz de banqueta y en el coche (Los dos cogidos de la mano por las calles, y regalándonos mil besos en cada rincón, te quiero así tal como eres para mí... intentaré parar la vida un instante para estar contigo si puedo, pero después, al amanecer, no nos daremos ni cuenta pero en cada beso pondremos la vida daremos el resto... el tiempo que aún nos queda, vivámoslo como si fuera eterno) y sus frases que me retumban “¿dónde estuviste todo ese año que nunca te vi?” Quién diría que el español que tiende tan naturalmente al grito resultaría tan tierno, “¿sabes lo que te quiero decir?” y ni hablar de que la guapeen a una para todo, noooo si aquello era la hostia, colega; pero lo dejé ir y lo volvería a hacer porque soy una maricona de lo peor y aquello pintaba para grande. No hubo mensaje de despedida, sólo unas flores en el suelo del salón. Y me equivoqué porque no era ni Hombres G, ni Sanz. Y con la ausencia del dolor, y aquella paz colmando la razón, ahogabas toda mi ansiedad en un inmenso lago artificial.
La maldición es recordarlo a él al escuchar Mecano. Ese día un día llegará, no será pronto ni tarde; cuando no queda cerilla ya es el dedo lo que arde. Días después, cuando le dije que iba a ver “Hoynomepuedolevantar”, al otro lado de la línea me hizo prometerle que cuando escuchara esa canción pensara en él, “un poquito, ¿vale?” Te busqué en el corazón y allí estabas tú en un rincón. Y yo reía en el balcón porque si aquello era la dedicatoria de una canción yo no tenía ni idea de cuál era. Hasta que la oí y aquel martes lloré en el Teatro Movistar de la Gran Vía, tal vez un poco menos que el jueves en el de Telmex porque hoy duele más. Y lo que opinen los demás está de más. No por él, sino porque ahora sí empiezo a padecer la resaca del sinamor, porque ya no quiero sentir sin sentir, ya me cansé de muestras gratis, de jugar de suplente, de miedos de noséqués, de no saber escoger bien, de querer flotar pero lo único que hago es hundirme... No puedo vivir sin ella, pero con ella tampoco. Creo que ya necesito algo más. Busco, busco, busco algo barato. Jesús -la cuarta jota en mis historias- es el principio del fin de una etapa y por eso es tan importante. Preparado está ya el cohete para zarpar, el control en tierra dice a Laika “adióoooooos”.
Aquella vez en Madrid salimos de la obra riéndonos hacia Cibeles; el jueves salí llorando internamente. Date la vuelta, deja abierta la puerta, ya te cansarás de tanto llorar. A pesar de que la cita a ciegas era en asientos VIP y el tipo tratara de ser buena gente (con excepción de la falta de atención a mis intervenciones “sí, es que tú como estudiaste relaciones públicas”, “no, es que estás muy chavita, yo a los 23 pensaba igual”, “sí, mi color favorito también es el verde”, “qué bueno que te gusten los payasos”… ya mejor ni le discutía, así como con Montse la masajista y sí, Ana Luisa se relaja, Ana Luisa tiene una conexión de su cuerpo con su mente y amén, pa’ qué discutir), aún cuando también iban amiguitos: parejita cómplice a mi lado y los otros tres en la azotea. Sin entrar en pormenores, yo sé hacer cosas mejores. Y a pesar de todo se me complicó el sentimiento. Tú, y sin ti yo no; tú, y sin ti ya no.
Los recordé a ellos y me enojé conmigo por no poder disfrutar al cien una obra maravillosa, a pesar de que la crítica la haya destrozado, de que traían una confusión de acentos que no quedaba claro si era Madrid o Tepito. ¡Ay, Dalai! Y la adaptación me resultaba por momentos chocante con tanto "wey" y "chido"; con el camión que casicasi traía el letrero Pachuca-Huasca en la placa. Tonto el que no entienda. A pesar de que el Mario de allá era tan parecido a mi Chus y el de aquí no (¡me hiere en el pundonor!); a pesar de que la María de allá era gitanilla y la de aquí wera-hasta-que-llueva; a pesar de que allá era una baterista-ella. A pesar de que el Colate mexicano me hizo llorar cien veces más que el madrileño, de que el grupo de las “Gelatinas” en remembranza de Flans me hizo ochenta gracias y de que no hubo tantas guarradas como en la versión madre-patria, pero por lo mismo cuesta trabajo entender el rollo histórico e incluso cultural porque hay frases que ni con el mar. Eso sí, nada como la entrevista en Siempre en Domingo, ¡aplausos!
Mecano, que hasta hace poco entendí en plan letras, aunque de peque cantaba à la cruzdenavajasporunamujer sin tener idea, como Hawaii-Bombay al captar la pacheca en el musical. Mecano, que antes de Chus era mecuestatantolvidarte y Billy Loomis partiéndome el alma porque entre el cielo y el suelo hay algo; porque no es lo mismo que ya no esté a que ya-no-esté. Mecano, con mis insistencias al pobre Rockcito de ennoviarnos hasta el 7 de septiembre; siempre he tenido la ilusión, perdón. O Mecano de mis amigas “ayquépesadaquépesada… cuánto tiempo hace falta para que borres las heridas” y mis llantitos como-el-amargo-del-pomelo-la-resaca-del-alcohol-así-me-suena-tu-canción por el Rockstar. “Y de tanto que sentía no sentí que te perdía”. Mis tres jotas de pesadilla que se suman al apachurro de corazón que me produce la maldición que ahora mi cuarta décima letra del abecedario me fue a proferir:

Con la nariz entre tus ojos, y entre un pulmón y otro pulmón, el corazón y los congojos todos en reunión. Con tus orejas en las manos, voy enseñándole a Van Gogh cómo mejora el resultado cuando lo hacen dos.
Siempre los cariñitos me han parecido una mariconez, y ahora hablo contigo en diminutivo con nombres de pastel. Y aunque intenté guardar la ropa, al mismo tiempo que nadar, me he resignado a ir en pelotas mientras dure el mar. Yo que de estas estampas me limitaba a hacer colección, me hago un llavero con el fichero con una condición: el día que tengas ojos rojos y me estornude la nariz vamos hacer lo que podamos por cenar perdiz.
Quédate en Madrid.

...Y a ver si espabilamos los que estamos vivos, y en el año que viene nos reímos.

miércoles, julio 26, 2006

¿Boys don't cry?

Felipe: Y, ¿cómo anda la paz en Vietnam Medio Oriente?
Mafalda: Ahí parece que les sobró un poco de guerra y les da lástima tirarla.
I would say I'm sorry if I thought that it would change your mind. Me pueden llegar a causar gracia las declaraciones estilo presidente de Irán, como cuando a fines del año pasado decía que sí, que si los europeos se sentían tan mal con la historia del holocausto y esas cosas pues que le hicieran campito a Israel en Europa, que en Medio Oriente salía sobrando y harían todo lo posible por quitarle la membresía de la Tierra Santa™. Y me parecen hasta cierto punto simpáticas por el humor negro y porque salieron de la boquita de un jefe de Estado avalado con más del 60% de los votos; pero el problema no es así de las trais y ya. Y sí, yo voto porque gran parte de este lío lo generaron los europeos y en especial los británicos, pero no por eso hay que aventarles todo el paquete o decir zafo (¡ZAFO!). But I know that this time I have said too much, ‘ve been too unkind.
I try to laugh about it, cover it all up with lies. En la oficina no hablaban de otra cosa hasta que me enojé y exigí que a mí también me prestaran la película (está bien que sea la única niña, decía, pero no por eso soy menos valiosa, me indignaba, y afirmaba que la M de mi clave del registro único de población no era por Masculino sino por Mujer: “es eMe de Mujer, no de Macho”, gritaba y ellos se reían Más y Más). I try to laugh about it, hiding the tears in my eyes. Y me la prestaron afirmando que al verla me iba a sentir casi-casi identificada (al día siguiente sólo pude afirmar “¡no soy una marimacha!”), pero la vi. 'Cause boys don't cry.
Y me quedé impactada porque cuando terminó comenzó CNN a bombardearme con incongruencias. Boys don't cry. ¿En qué momento mis paradigmas se tergiversaron? ¿Cuándo fue que mi escala de valores se desencajó de la del mundo? ¿Por qué a mí me parece normal un beso (hombre-mujer, hombre-hombre, mujer-mujer, o en cualquier modalidad que acuerden ambas partes) y me escandaliza la guerra? I would break down at your feet and beg forgiveness, plead with you. Por eso el shock fue tan grande; de escuchar la mejor frase que he oído últimamente “Look, I don't care if you're half monkey or half ape. I'm gettin' you outta here”, a escuchar bombardeos y testimonios de horror, de verdadero terror más allá de la imaginación japonesa. But I know that it's too late. ¿En qué momento el amor -de cualquier color- se nos minimizó frente al odio? And now there's nothing I can do.
I would tell you that I loved you if I thought that you would stay. Ni pareciera, pero estamos hablando de gente, de serecitos como uno, de un problema real, de sufrimiento que debería ir más allá del agradecimiento por no haber nacido musulmán, palestino, libanés, iraquí, israelí o demás medioriental. But I know that it's no use, that you've already gone away.
Mi prima es cristianísima, de esos que no toman ni vino de consagrar; hace unas semanitas se casó con un judío, con lo paradójica que resulta la combinación (y en la "fiesta" sólo había vino sin alcohol: EXISTE, no es broma aunque mi sorpresa se negaba a creerlo) y bueno, más allá de la anécdota de las tres horas interminables de ceremonias matrimoniales, me quedo con el hecho de que la religión no es impedimento, de que el choque cultural no es choque de civilizaciones (mucho menos derrumbe), la mayoría de estas guerras son por los intereses de los de arriba, y no confundir con Dios™ (porque pa’ presumir cuestionaría que qué es mejor, ser el pueblo elegido o ser los hijos, je), no, la mayoría de las guerras usan pretextos divinos cuando en realidad se pelean intereses de los de arriba, pero no tan-tan-tan arriba, pues. Misjudged your limits, pushed you too far, took you for granted.
Me impresiona ver que la gente es tan inocente que se lo cree, y no sólo lo pienso por los que vociferan que sí, que mugres de los otros hay que matarlos. I thought that you needed me more. Se necesitaría ser un expertísimo picudísimo para hacer análisis comparado, pero a veces ese fanatismo lo siento aquí tan cerquita; y me deprime que la gente defienda los intereses perversos de otros creyendo que defiende una causa linda, y aquí no hay desplazados, no estamos expulsando refugiados ni hay muertos, y yo le agradezco a mi papi Dios, pero no entiendo cómo hay quienes se compran el argumento. Now I would do most anything to get you back by my side. No puedo creer la necesidad de creer que tenemos, de verdad hasta me siento vacía al verlos a ellos tan llenos de creencia en el-líder, en la-idea, en el-deber.
But I just keep on laughing, hiding the tears in my eyes, 'cause boys don't cry. Y lo recuerdo a él cuando me veía abrir los ojotes cada que me contaba y me decía que le encantaba contarme por cómo reaccionaba, porque le devolvía los pies al suelo y recuperaba algo de la sensibilidad, no porque yo sea uy-qué-sensible-soy, sino porque me impactaba, porque cuando uno no está acostumbrado se asombra: normal, y en su país sí hay guerra, sí hay desplazados, sí hay refugiados y muertos, en su país que no está tan lejos, en su país con el que compartimos al mismo Dios, una historia similar, el mismo idioma aunque ellos lo hablen más lindo, y hasta traumas parecidos. Boys don't cry. Así pasa con las imágenes que uno ve de las guerras, con los pleitos que uno escucha en la política, es triste saber que después de un rato uno se acostumbra a la violencia y le cambia la perspectiva, pero hay quienes se siguen escandalizando cuando dos personas del sexo que sea se besan. Y yo no sé en qué momento hasta me pareció mal la premisa de que los hombres no lloran... ¿Boys don't cry?

"Je me souviens on avait des projets pour la terre: pour les hommes comme la nature.
Faire tomber les barrières, les murs, les vieux parapets d'Arthur.
Fallait voir, imagine notre espoir; on laissait nos cœurs au pouvoir des fleurs: jasmin, lilas: c'étaient nos divisions, nos soldats pour changer tout ça.
Changer le monde, changer les choses avec des bouquets de roses.
Changer les femmes, changer les hommes avec des géraniums...
Changer les âmes, changer les cœurs avec des bouquets de fleurs.
La guerre au vent, l'amour devant grâce à des fleurs des champs...
Et que même si l'amour est parti ce n'est que partie remise.
Pour les couleurs, les accords, les parfums.
Changer le vieux monde pour faire un jardin..."
A.S.

martes, julio 25, 2006

Las tías

1997
(favor de omitir nuestras caras de crías y los pijamas)

2002

(puuuuuf, favor de omitir mi cerdez)


2006

(favor de omitir mis ojos de fiesta-ya-no-puedo-más...)



Este tiempo que no sólo pasa sino que se me queda encima, o me deprimo o me visualizo à la vino tinto porque es que híjole, qué bárbaro. Lo bueno es que siempre he pensado que las arrugas son símbolos de actitud, y yo cada vez tengo más (arrugas, obvio)... Ya les digo, ni cómo hacerle.



"...Pokito a poko entendiendo que no vale la pena andar por andar, que´s mejor caminá pa' ir creciendo, volveré a encontrame con vosotros, volveré a sonreír en la mañana, volveré con lágrima en los ojo', mirar al cielo y dar las gracias" Chambao
Las quiero y las extraño. A dos meses y siempre, siempre

martes, julio 18, 2006

Al lado del camino

Es una historia que uno escucha hasta el cansancio: el rey era una maravilla, justo e inteligente, tanto que un día llegaron dos ñoras a pelearse "que si éste es mi chamaco", "no es cierto yo lo parí", y ahí traían al pobre escuincle sarandeado por la vida hasta que al buen don Salo lo sacaron de quicio y amenazó con fregarse al chavito si se seguían peleando; así supo cuál era la verdadera mamita chula, porque a la farsante al final no le importaba el niño y sólo quería ganar. Es sólo que en esta historia hay dos madres farsantes que asegún dizque de derecha a izquierda se andan arrebatando al escuincle... y al final se lo van a fregar porque nuestro Salomón no es tan sabio y las madres son unas jijas de su ibid.
Me gusta estar al lado del camino, fumando el humo mientras todo pasa. Es una historia de una alternativa que pudo haberlo sido, pero prefirió diluirse en el desagüe de las sin-propuestas y los tachoneaderos de todo-el-que-no-me-apoye (maniqueísmo marca Bush). Me gusta abrir los ojos y estar vivo, tener que vérmelas con la resaca. Una historia que perdió su ideología en el insulto, en el reino de la izquierda torcida con un secretario de finanzas apostando el erario en las Vegas; con “oposición” a la derecha mientras le conducen el Tsuru rumbo al Club de Golf donde los domingos son pa’l alipuz con el Cardenal; con casas amuralladas de las Lomas repletas de “ideales” y lucros de pensamiento pobrecitospobres™ y groserías a la gente a su servicio. Entonces navegar se hace preciso en barcos que se estrechan en la nada, vivir atormentado de sentido creo que ésta sí es la parte más pesada.
Dobles caras que no merecen menos que un derechazo en la conciencia y a uno le dan ganas de voltear hacia el otro lado (y eso ya plantea un serio problema porque las izquierdas y derechas se empiezan a confundir en el discurso y las actitudes, hasta que uno de tanto girar la cabeza termina atolondrado). Y es una historia de caso de estudio: los jóvenes de 18 a 25 votaron abrumadoramente por la derecha cuando en el mundo sucede justo lo contrario, y es que aquí tenemos el don de pervertir los conceptos hasta desgastarlos. Una historia de fracaso donde no hay cabida para el socialismo que me gustaría, porque esta no es una izquierda digna de ser ideología: perdón, pero esto que enarbolan me parece una perversión vomitiva de personalismos y reminiscencias de la vieja guardia. Mi izquierda de bolsillo jamás gritaría consignas degradantes al estilo “Voto por voto, Calderón no seas Joto”, jamás golpearía para hacerse entender porque esto se acerca más a Stalin o Fidel que a Gandhi o Jesucristo. En tiempos donde nadie escucha a nadie, en tiempos donde todos contra todos.
No soy de las que padecen reacciones fisiológicas con sólo nombrarlo: no vomito de asco; no produzco bilis del coraje; no me hago pipí de la emoción, ni me sudan las manos de nervios. Simplemente eso: no me hace sentir nada (¡ejem!). Tal vez por eso trato de entenderlo y hasta le agradezco su decisión de crear un segundo piso del Periférico que me lleva de la Del Valle a Pedregal (y gracias a Dios que primero los pobres -no sólo mi cheque lo dice, hasta el Peje me considera así de pobrecitapobre™-, así como el voto en el extranjero supongo que también era basiquísimo mejorar el tráfico de unos cuantitos en vez de llevar agua a los pobrecitospobres™). En tiempos egoístas y mezquinos. Pero nada, son historias donde lo que pasa es que uno nunca está a gusto con lo que hacen los gobernantes (hormonal), el chiste es repelar, ¿qué no el Peje es el meritito representante en esta tierra del repele -del latín repelare, no confundir con el griego repelentou-? Si él sí puede yo no veo por qué yo no, y repelo porque claro que hubo injusticias en las elecciones, y deberían distinguir entre una política electorera y una pública antes de darse los santos óleos los de la resistencia pacífica que se van a ir a los puños (Manuel “el-ejemplo-democrático-del-88” Camacho dixit... si por algo lo comparan con aquella elección, bien dicen que el que anda con lobos a aullar se enseña y hasta Bartlet saltó al ruedo; se call(y)ó el sistema, hubieran dicho: cállate chachalaca, ¿les habrán oído?)
En tiempos donde siempre estamos solos. Pero con todo yo me mantenía ecuánime, el papi hasta se me ofendía con patriótico fervor y se preguntaba en sus noches de insomnio cómo le había salido una hija tan brutísima que se atrevía a no-odiar al suidadano andréjmanué. Habrá que declararse incompetente en todas las materias del mercado, habrá que declararse un inocente o habrá que ser abyecto y desalmado. Y yo de todo corazón hasta lo defendí, y si volviera a ver un dejo de buena intención que en algún momento le intuí lo volvería a hacer, con todo y que el don se ha atrevido a ofenderme directamente, y ya van dos... Off the records afirmo que no conozco a nadie del Yunque, pero el 27 de junio del 2004, el señor afirmó mis conexiones con el grupo de ultraderecha que me obligó a marchar en silencio, incluso se burló de los que asistimos y yo sentí feo. Un buuu a su falta de delicadeza política. Y bueno, eso sucedió y yo soy pueblo, tengo mala memoria y olvidé, pero es que no salimos de una cuando tropecé de nuevo (si es que yo con los hombres no doy una): “Los observadores no vieron”, dijo. Y yo lo oí y como diría su Elenita “no caluuumnien”, pues. Tá bien que yo andaba medio cruda, pero óigame no, “ellos no vieron”, dijo, con esas generalizaciones de mal político dando patadas de ahogado. Y aún así -*OJO*- le concedo un poco de razón en esta vorágine de sinsentidos...
Yo ya no pertenezco a ningún -ismo, me considero vivo y enterrado, yo puse las canciones en tu walk-man, el tiempo a mí me puso en otro lado. Es que en esta historia todos andan bajo el efecto Gollum por MyPrecious: unos saltan de emoción mientras los otros gritan tatatatáta-árbitro-vendido. Tendré que hacer lo que es no debido, tendré que hacer el bien y hacer el daño. De pena ajena y de risa interna. No olvides que el perdón es lo debido, que raras veces suele ser humano. Y mis principios se desmoronan cuando mis instintos institucionalistas caen en desgracia, porque en eso sí que creía, era mi verdadera religión y tómala, los de la izquierda y los de la derecha se dedicaron a tumbarlos mientras el árbitro no estaba vendido, sólo andaba de parranda y ni se enteró. No es bueno nunca hacerse de enemigos que no estén a la altura del conflicto, que piensan que hacen una guerra y se hacen pis encima como chicos. Espero que al final nos entre un poco de sabiduría salomónica y entendamos que lo único que nos identifica como mexicanos es la ley y que hay que respetarla. Por eso tiemblo al escuchar que “la ley es la ley, pero el pueblo es el pueblo”, porque entonces sí adiós al chamaco, al rey y a las madres (la tuya, la suya y la mía, cómo no). Que rondan por siniestros ministerios haciendo la parodia del artista, que todo lo que brilla en este mundo tan sólo les da caspa y les da envidia. Y sí, entiendo que hay ocasiones en las que la ley no es tan justa, pero si uno ya compró el argumento no puede actuar como salvajito después, así que a combatir con argumentos, con hechos. Si a muchos de estos realmente les interesara su país lograrían tanto: con la necesidad que existe de gente para labores sociales y políticas y con el exceso de griteríos, consignas, golpes y retroalimentación de diálogos de sordos. ¡Pobre chamaco con semejantes mamás... y hermanos, y primos, y tíos, y padrinos! Al lado del camino es más entretenido y más barato...
*Off the records: No, tampoco voté por Calderón, pero cada vez más me aplaudo mentalmente por no haberlo hecho por Andrés Manuel. Ojo: estoy convencida de que hubo muchas irregularidades (pero de todas las partes porque esto ha sido una orgía de cochinada: Fox-Encinas, para empezar, IFE por ser peor que árbitro europeo, mapachadas, ratones locos y abuelitos agotando boletas en casillas especiales) Y sí, creo que los azules están cometiendo (y han cometido) muchos errores, pero en mi escala de valores me parece peor esta actitud de negar todo, incluso la buena fe de muchos observadores a los que nadie nos llevó de acarreados. Y podría decir muchas groserías al respecto, pero mejor me río de las ocurrencias al estilo René Drucker con sus “centenares de miles de millones de ciudadanos” que creen que se cometió fraude (¡Dios! ¿como a cuántas generaciones de personas en el mundo equivaldría esa cifra?, jíjole ora sí que qué buen respaldo académico), si es que solitos, y que a mí me perdonen, pero ésa no es izquierda...
Y que lo sepan, yo también soy de las que apoya aquello de que si se repiten las elecciones que también se repita el México-Argentina. De una vez advierto, no vuelvo a fletarme 12 horas de observancia para que me digan mentirosa...

miércoles, julio 12, 2006

Vota así

Qué preguntas tan sosas, qué más da saber por quién voté. Lo importante es que si esta imagen hubiera estado en la boleta seguro hubiera tenido más éxito, y es que con lo ambiguo de los candidatos, esta señita no hubiera causado revuelo. ¿A favor o en contra de fumar? Mi sentido común me indica lo segundo, mi sentido electoral lo primero y ahí sí ni cómo empalmarlos.
'Ora sí que como dice el Eric "si se repiten las elecciones que también se repita el México-Argentina". Mientras nos quedamos con el chistorete que rola por el mail con aquello de que el pronóstico del clima pa' los próximos seis años es de un cielo azul y des-PEJado...
*Érase una vez en un hotel vasco.
Irún, España. 16 de junio de 2006.

De egocéntrica a argotcéntrica

Bueno, bueno... Esto ya se pasó de piropeo de ego. No sé ni qué decir, en menos de dos días, tres de mis bloggeros preferidos me refirieron y yo no hago más que saltar de emoción.
El primero fue medio indirecto y
yo me adjudiqué algún comentario de una tal Lupe; el segundo fue de otra frase que se me atribuye (y yo nada más porque sé que fui a esa boda y sí, parece ser uno de mis traumas); y el tercero, bueno, es el acabose total: resulta que don Febenísimo tuvo la genial idea de hacer un blog-cuentopambolerosocialculturosoriginal o algo así.
El chanfle de Fanfurrias es una historia excelente, hasta el día de hoy van 13 capítulos y en cada uno, Feben -que está a punto de pasar a la historia como el genio oficial de la Ibero- imita la forma de escribir de algún autor. Y cuál va siendo mi sorpresa ante la amenaza de que al lado de Kafka, Borges, Cortázar, Ibargüengoitia, Café Tacuba, el Master, la Majadera y demases, Lulú Marina sería halagada como una de los 30. Hoy se publicó el capítulo escrito como si yo lo hubiera hecho. No puedo dejar de reír, hoy será recordado como el día en que Feben se ganó lo poquitito que me faltaba de admiración hacia él, sin temor a equivocarme creo que el mister es y será uno de los mejores escritores que México le dará al mundo y yo soy la más orgullosa de saberlo mi amigui (aunque a Cris le enerve el concepto).
Gracias a los tres, los quiero y de verdad no había sido un buen día, pero con sus detalles ahora soy la más feliz. Y ya entrando en la misma onda de las gracias por los piropeos, sigo sin superar la presentación que hiciste Tomás Galicia, de nuevo te lo digo: gracias por haberme dejado sin frases. ¡No merezco tanto! Voy a llorar...

martes, julio 11, 2006

Más allá del mar habrá un lugar...

La ropa cambió. Yo cambié. Mis pantiprotectores cambiaron.

¿Madrid cambió?...

Antes yo era una escuincla ñoña, fresa y teta, parece irónico, pero yo padecía todo aquello al triple que hoy y eso ya dice bastante. ¡Dios! Qué ñoña y teta era. Por eso aquél año fue clave, fue la primera transición severa de mi vida, el cambio más fuerte junto con el que sufrí después del diagnóstico. No sólo se modificó mi cuerpo haciéndome gordita (choby pa’ los generosos), y cómo no, entre bocatas de serrano, tapas y calimotxo hubiera sido un milagro que me entraran mis pantalones, como el día en el que entre lagrimitas de desesperación terminé gritándole a la mami ayuda para que, mientras yo me recostaba boca arriba en la cama, ella subiera el zipper de los jeans hasta que fue inútil y ya con ataques de risas, la señora -como buena mamá- dio la solución perfecta ante la crisis: “ponte los pants (el chandal) y vamos a comprarte otro pantalón porque esto es grasa que ni con veinte laxantes”.
En Madrid no sólo engordé, también comprendí que en la diferencia todos somos iguales, y tal vez porque allí yo era “la diferente” me di cuenta de lo necesario que es pertenecer. Ese año cambié mis paradigmas al ver la nacionalidad como un sustantivo de documentación y no de identidad y al ver que todo es relativo en la nimiedad y todos somos iguales en la esencia; siempre me han parecido sinsentidos las frases tipo ciudadano del mundo, pero definitivamente a los 16 entendí que tenía culturalmente mucho más en común con mis amigos españoles que con mis connacionales indígenas, y me di varias cachetadas mentales; por primera vez -a más de 9000 km de México- me enfrenté a la vergüenza de saberme integrante de un país en donde las diferencias sociales son groseramente marcadas y conocí una sociedad que no es perfecta, pero sí más pareja y no es ni por malinchista, ni por nacionalista, simplemente por humanidad que creo que deberíamos aprender las cosas buenas de otros lugares y dejar la xenofobia para otra mala copa (y ya de eso se ha tenido bastante con Alemania)
El punto es que entre el ’96 y el ‘97 salí de mi burbujita y me sentí libre, eso es lo que más añoro y agradezco. Porque cayendo en planito entendí la libertad. Y el concepto incluyó al hecho de poder llegar sola en metro a las tantas de la madrugada; y a mi primera borrachera en la que terminé hablando con la del espejo del pasillo y riéndome porque creo que Ana regañaba a Lucía en su más puro madrileño-chilangueado: “jo, tía, traes un pedo que te k-gas, colega”. O el viaje de generación a Italia, con tantas anécdotas y promesas, como la que hicimos en el baño del cuarto en Venecia entre el humo del talego... y ya sabíamos que los buenos deseos se quedarían en ilusiones: el próximo año se cumple el plazo.
En esa época yo traía demasiados rollos mentales (suficiente con mis desprendimientos de prejuicios y mi crush con el Ché) como para enrollarme o para pensar en chicos, y por eso recuerdo la primera vez que me enfrenté a defenderme del tío salido que insistía: “¿qué pasa si te doy un beso?” (¡qué morro!), “pues nada, ¿qué pasa si te doy un golpe en los h%&$os?”, y se reía, “en serio, ¿qué pasa si te doy un beso?”, “pues en serio, ¿qué pasa si te doy un golpe...?”, y no me creyó y le dolió. Y a mí me dolió despedirme de mis amigos, sabía que no iba a volver a ver a muchos y fue un adiós que lloré más allá de las 11 horas de regreso desde el aeropuerto sin soltar al único peluche que sobrevive en mi cama: Qalimotxo; pero al final la vida me ha premiado porque confundí el adiós con el típico hasta luego madrileño: ‘talogo...
Por eso cada que pienso en viajar es Madrid a donde quiero regresar, y en esta ocasión, como siempre, fui víctima de la calidez entre los gritos que de primera impresión aterran al grado de que un día a punto estuve de llorar en un restaurante porque el mesero me había hablado golpeao y es que entre tanta exageración de porfavorcitos mexicanos uno se raya en el extremo.
Hace nueve años me despedí por primera vez; sentí el vacío como cuando cortas con alguien, pero la ciudad me ha recibido con los brazos abiertos las dos veces que he regresado. Tenía cuatro años de no ir y, a pesar de que ¿Ruiz Gallarón? se ha dedicado a mantener el orden en obra pública, el encanto persiste. No sé qué me guste más, si la gente o la marcha; las tapas o las cañas; el Retiro o Sol; las Cibeles o el Prado; la mezcla de todo o la amalgama de mis tiempos y mis historias, no lo sé, ¡no te jode! Y qué más da si al llegar agosto vaya, vaya, allá no haya playa, aquello es un ardid y yo estoy loca por irme a Madrid...
Madrid sigue igual, pero es diferente: el nivel de vida en general ha mejorado, la gente exige más y eso es un síntoma de que las necesidades primarias -e incluso secundarias- han sido resueltas; ahora existe la tristemente célebre banda delincuencial de los Latins; los chinos no sólo tienen chiringuitos de alimentos y frutos secos, ahora se les encuentra en las calles a las tantas de la madrugada vendiendo litronas de celveza o tallalines al más puro estilo de los tacos del Chupacabras.
Eso sí, el metro sigue igual de verdaderamente subterráneo. Y a diferencia de sus eternas escaleras, quienes sí han cambiado son mis amigos; la primera vez que los dejé tenían la angustia de la Selectividad y de qué estudiarían; en el 2002 sus problemas empezaban a girar en torno al curro (ya todos trabajadores, qué tal); ahora muchos han empeñado sus próximos 25 años con créditos de vivienda, y de bodas ni hablamos porque la epidemia de amor cruza fronteras (puuf, y no quiero imaginármelos en medio de pañales la próxima vez que vaya).
¡Qué fuerte! En los noventas salíamos por los Bajos de Argüelles e íbamos a botellones en Malasaña, Tribunal o el Retiro; a principios de siglo ya era más Alonso Martínez, y ahora los pocos que salen lo hacen por Avenida Brasil y Torre Europa, los más -que son los demás- aplican fiestuki en sus pisos, relajadamente guay. Pero siempre me quedo feliz después de verlos y a pesar de que es imposible contar tantos años en tan pocos días, la amistad continúa, y estos reencuentros sirven para saber de quién coños hablo o de qué voy (Ana dixit). Y pues nada, como me dijo Yeri, (hasta este momento no me queda claro si el comentario fue del todo positivo) “Jo, Luci, no sabía cuánto te echaba de menos hasta ahora que te veo”, y sí, yo también los echo mucho de menos y sé que si me pongo bohemia podría hasta llorar con una canción de Celtas Cortos que conocí a su lado -como gafe- y es que “hoy no queda casi nadie de los de antes, y los que hay han cambiado”. Y es cierto, Alice, Luis Miguel miente porque la distancia no es el olvido... Po’ sí, pos’eso, po’ nada, po’ vale: gracias de nuevo y es verdad, el tiempo nunca es suficiente.

viernes, julio 07, 2006

La cucaracha, la cucaracha...

Cualquier parecido con la realidad es mera tronadera...

El primer síntoma era mi exceso de conversación y desde que cogimos el búho (allá se acostumbra eso, yo qué) ya traía debate por todo. Que si la cuestión occidental es definida por el prepucio -sé que es fuerte, pero parece ser cierto, debería existir un estudio y ésa sería LA variable, nada de andarle buscando que si la cultura o la religión, no, no, el asunto es meramente circuncidal-; que si los colombianos pronuncian la jota casi como una ache y los españoles como una jota bien juertotota; que si blablá y cuando íbamos caminando hacia el piso, por el parque empecé a gritar porque entre las sandalias y la calle empedrada, mi histeria se convulsionó al ver que el calor había desinhibido a las cucarachas que parecían tan asqueadas y atemorizadas como yo, sólo que sin tantos gritos. La filosofía de botellón es terrible, te hace meditar cosas tan verdaderamente estúpidas que al día siguiente uno no sabe si está listo para el premio Nóbel o pa’l perro, de plano.
La noche había tenido cuatro personajes principales: una celayense residente en Italia (mi prima Magri), un polaco perdido en un doctorado de la Complutense (el Bartolo), un norteño con ínfulas de chilango en el barrio de Pío XII (el Charlo) y una chilanga de marcha en Madrid (la loca). Ese día habíamos cenado con mis tíos y mi prima madrileños, Magri quedó impactada cuando conoció a mi tío porque sí, es la copia exacta de la clásica imagen del Quijote, ni cómo, eso le pasa por haber nacido en algún lugar de la Mancha, y desde allí había empezado la copa debatidora entre definiciones de nacionalidades y nacionalismos que qué flojera. Y nada, en el Palacio Gaviria, entre tantas anécdotas, nos dio por conocer la noche forocio de nacionalidades y a algún sueco que prefirió entregarle a una gringa springbreakera que me superaba en actitud, el tequila que traía para mí, claro que sé perder, no será la primera vez (¿eh? políticos mexicanos: sí se puede, sí se puede...)
Pero ya íbamos de regreso y yo seguía viendo las cucarachas y recordando mi trauma en París por las moscas tontaradas de verano (y no es adjetivo al azar, realmente eran tontas, tontas, de que el señor Miyagi nos la pela para atraparlas) y cómo efectivamente, en Europa las cucarachas son negras, negras, pero negras, negras (sin racismo, como diría Mecano “el ser negrito es un color, lo de ser esclavo no lo trago”); vaya ironía, vociferé, quién diría que en América las cucarachas terminarían siendo más claritas que las de acá, y la discusión se dejó venir con todo su potencial porque el polaco argumentaba que tal vez era por los rayos solares que no sé qué, y el ingeniero decía que seguramente era por wichuwi, y así todos sacábamos nuestra propia teoría hasta que Magri nos calló la boca: ¡qué más da de qué color sean, al final cuando se les pisa todas truenan igual!
Y es que mugre Magri, casi no habla, pero cuando lo hace... y es que no hay más que ver a los políticos para que uno diga que es verdad, no importa el color que padezcan, ¿a quién de verdad le importa México? Y no México como país, sino como un conjunto de seres humanos, de almitas que sufren y respiran y se emocionan con 600 pesos porque por fin alguien los toma en cuenta, por eso AMLO como trade mark no me parece tan satánico, lo que me parece grave es que haya usado el dinero que otros generamos para dadivarlo en su nombre con acciones que no hacen más que parasitar a la gente que no tiene de dónde agarrarse, entre otras cosas. Porque no me parece justo que vivamos dividiéndonos cuando todos sentimos y amamos y lloramos igual, sin importar el color o la ideología. No se me hace justo que vengan unos imbéciles a decirnos que ganaron o que se debe hacer una resistencia civil y armen panchos o vitoreen una victoria de panzazo, de esas que no se disfrutan porque hay división cuando debería haber unión; porque por primera vez he sentido que a la mayoría de la gente le importa y sabe que su opinión cuenta.
No soy de las que odia al Peje o ama a Felipe; no soy priista ni me asusto. Entiendo que vivo en un país desigual y no por eso estoy orgullosa de ello, al contrario, por eso me molestan las prácticas clientelares y los subsidios que terminan hundiendo al país en inflaciones irredimibles y dádivas insultantes que denigran cualquier dignidad. Me molesta lo que está pasando a mi alrededor porque estoy viendo a mucha gente fanática, incluso amigos míos, personitas que mueren de ganas de creer en lo que sea. Y se creen lo que sea, que si fue fraude y ya arman líos; que si no lo fue y defienden sin tenerlo claro. Y todos meten las manos al asador y van a terminar quemándose, y lo peor es que nos van a terminar quemando a todos cuando no se dan cuenta de lo que dijo mi prima, no se dan cuenta de que el poder corrompe y no dejo de imaginarme a la Ley de Herodes, eso me enoja y los veo despotricar y pelear y sentir que se cometen injusticias o que se hace ley; no se dan cuenta de que simplemente son borregos arrastrados por una ola que va más allá de su buena fe, no se dan cuenta de que el populismo no distingue ideologías y va de izquierda a derecha arrastrando los buenos propósitos; no se dan cuenta de que la violencia sólo nos va a terminar fregando y que quien no tiene argumentos accede a ella: ojo, no lo digo exclusivamente por “Obrador”, ése es un triste concepto que tampoco es exclusivo.
Y los veo moquetéandose sin saber por qué; a veces los oigo como entre chiste de Pepito y película de Capulina donde se da un spin informático y la gente ya no sabe ni por qué pelea, pero ahí le sigue, y a veces leo la Jornada y el Reforma como estudio Estados Unidos: con asco por el sesgo terrible y la parcialidad flagrante e insultante a cualquier intelecto, y entiendo que existan quienes todavía compren las rebajas de verano pensando que el precio es una ganga. Y sólo es por necedad, porque el capricho se había planteado años atrás y a todos les dio por ofuscarse en ser presidentes de un país que si no se reforma a la de tres se va al carajo a la de una: ¿quién en su sano juicio se anima a gobernar sin mayorías?, ¿quién es capaz de enfrentarse sobrio a las mafias del narcotráfico?, ¿quién se avienta el reven del ISSSTE, IMSS y las pensiones?, ¿por qué la gente no es capaz de ver que hay más intereses personales que el de sacar adelante a la banda? Pero ni en una mala copa, y ya con Alemania tuvimos suficiente, no hay que ser. ¿Y por qué no tengo la facultad de creer que los “políticos” (inserte aquí a su consen: ¿amlo?, ¿fecal?, ¿fotz?) tengan la sensibilidad de pensar que México es más que un concepto abstracto -hay gente aquí, por cierto-? Y me molesta la polarización del pópulo que apoya a uno o a otro como si realmente se les fuera la piel en ello, cuando no ven que al fin y al cabo las cucarachas truenan igual, no importa si sean negras o cafés, o amarillas o azules: cada cual lucha por su supervivencia, a costa de lo que sea, incluso si se trata de fregar a un país, por eso a mí -con o sin sandalias- me dan asco las cucarachas, porque al fin y al cabo todos tenemos el potencial de tronar como ellas...

miércoles, julio 05, 2006

Amarillo azul

Debería estar más que estresada, pero no sé, hoy se han empeñado en ponerme de buenas en la oficina, aunque mi compu se niegue a desbloquearme Word y yo esté dándome un tiro de estrés porque no voy a poder sacar toda la chamba. Como cereza en el pastel, Winamp me hizo el día con el timing súper oportuno, Thalía lo presentía en el '91:
"Amarillo azul, a media luz, voy pintando de colores tus besos. Amarillo azul, a cara o cruz, en tus ojos hay peligro de incendio. Amarillo azul, a media luz, y es que a veces es difícil negarse. Amarillo azul, a cara o cruz, cuando el diablo tiene cara de..." ¿IFE?, ¿AMLO?, ¿PAN?
Ahorita no me voy a amargar por política, con todo lo indignada que estoy con el IFE (shame on you), con el PAN (con lo mismo) y con el PRD, no voy a desonreír ni escuchando a estos cerebros fugados que andan pregonando resistencia civil pro violencia. Nada, hoy no porque les juro que he cantado todo el día esa canción y muérome de risa, que Diosito y todos su funcionarios electorales me perdonen, pero Thalía se la voló...

lunes, julio 03, 2006

Calderón es elegido presidente... del Real Madrid

Una buena noticia y una mala. La buena es que vives en el municipio más civilizado del país, y eso quiere decir que tu delegación política es bastante estable y homogénea en términos económicos, sociales y culturales. Ooooooquei, le dije al representante de la ONG con la que participé, ¿y la mala? Ah, pues como en tu colonia no vas a tener nada qué observar, tenemos que enviarte a alguna casilla donde pueda haber irregularidades. Y se me incrustó el terror porque ya me veía en medio de San Salvador Atenco o en la Buenos Aires, al final, dos días antes de la elección respiré porque me asignaron en la Portales (y entendí por qué se le apoda la Mortales: me morí de aburrimiento durante la jornada electoral).
Llegué a la casilla 4520 Básica prácticamente en vivo, llevaba a cuestas una semanita repleta de trabajo y un finde con 23 horas de alcohol interrumpido por apenas 8 horitas de sueño, mi coeficiente intelectual estaba considerablemente reducido, pero aún así voté y me dirigí al sol de la mañana-mediodía que se robó mi naricita para convertirla en una cosa roja espantosa. Sí, sí, me habían entregado la gorrita con el logo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, pero es que mi dismorfobia ya estaba exacerbada con los segundos pisos de mis ojeras y la playerita blanca de camisón como para encima traer esa cosa horrorosa y deforme apretándome el cerebro. Ahora cada que me miro en el espejo medio maldigo a la democracia y me ardo, aunque diferente a como lo hicieron los priistas y perredistas.
En cambio al PAN se le pasó la levadura y me preocupa esta situación de alzamientos de nariz que provocan reacciones, y lo que me sorprende es que haya gente que valore tan poco la vida como para andar pronunciando revoluciones, ¿qué clase de valentía tan cobarde la de mostrar indignación con violencia? ¿cómo puede existir una mentalidad tan prehistórica que induzca el apoyo a la guerra, a los golpes, al salvajismo? ¿en qué momento le ganó el animalito interno a la neurona? Sí, también me indigno con este país, también veo y me doy cuenta y me molesto. Siento la desigualdad, la falta de libertad, pero en mi inocente pensamiento admiro a la gente que a través de las ideas cambia las cosas, y por ende vomito a quienes coartan a los demás por hacer su voluntad. Y hablar de revoluciones me parece inconsciente, falto de humanidad y terriblemente estúpido.
Ya por fin puedo hablar y es que me resultó frustrante ser observadora y no poder decir “hey, compadre, eso que estás haciendo es un delito electoral”, mi labor simplemente consistió en ver y escribir, así como lo prevé el artículo 5, párrafo 3 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. Pero para lo que sucedió en mis terruños ni qué escribir, la verdad, y qué bueno, al menos en mi casilla todo era cordialidad e incluso una amabilidad enfermiza; lo extraño fue la ambigüedad de los representantes partidarios, imposible creer que el del PRI fuera vestido de amarillo, el del PRD de azul, el del PAN de Selección Mexicana y la de Nueva Alianza que me tiene sorprendida, el bailecito les funcionó y me callaron la boca redurísimo.
No, si para mis absurdos es que lo bueno sucedió en la casilla contigua a la mía cuando capturaron in fraganti a unos amarillos en pleno mercantilismo de tinta en el dedo, a cuánto compraban los votos no lo sé, sólo sé que se los llevó la poli y como dice la Irera, ah, ps me hubieran dicho, igual y si daban buena lana... Yo sé que no, pero cuando todos son tan iguales imagino la falta de credibilidad en el futuro de promesas de tanta gente que prefiere un presente de dádivas clientelares, luego con el menú tan soso la falta de alternativas se vuelve incentivo para el trueque de decisiones por llaveritos, y mejor ni hablar de cooptaciones o votos coercibles que suceden más allá del libro de texto. Después la ironía a mediodía cuando en una casilla en la calle de Roberto Gayol (se rumora que era especial), se estaba armando la moquetiza PAN-PRD y es que este país no deja de sorprenderme, ¿no que me enviaban a observar una zona de posible conflicto ya que en mi colonia todo era miel sobre hojuelas y la civilización y el estrello? Si es que desde luego, mi couch me dijo que hasta judiciales habían intervenido, ¿y las noticias? O tal vez no sucedió y soñé la información, estaba tan cansada que hasta yo pondría en duda mi credibilidad y la imagen de la RG (no sé qué signifique, deduzco que Representante General) del PAN cuando se acercó a informarnos que quien viviera cerca del Liverpool de Insurgentes no se fuera por allí porque aquello estaba terrible, a saber.
Eso sí, desperté al tercer Gatorade, a la segunda tormenta de la tarde, a las 6 en punto que se cerró mi casilla asignada y al ver que el 72% de los 416 de la lista nominal había votado; no importó por quién, al final me dejó gratamente sorprendida que a pesar (no, que no nos pesen) de las chaqueticampañas que padecimos y las descalificaciones y polarizaciones, mucha gente estuvo interesada en emitir su opinión política sin machetazos, ni gritos, ni movilizaciones, sólo con crayolas y esta mugre tinta que a ver cuándo decide desocupar mi pulgar.
En fin, así es este negocio y tan patéticos andamos que aún no sabemos quién es el mero-mero, ahora sí que como en humo negro hasta que la Santa Sede nos haga el gritito de habemus presidentem, y no, contrario a lo que muchos pensaban, ni Dr. Simi ni Edgarsecae ganaron, en mi casilla observada sólo hubo un voto por el primero y otro de un incauto con un ego tamaño botarga que tuvo a bien escribir su propio nombre, hasta con mote, tan tierno, quién lo hubiera pensado cuando hace casi veinte años Gloria Trevi afirmó que éste iba a ser su sexenio... (y miré la noche y ya no era oscura era de lentejuelas)