martes, septiembre 13, 2005

Agua que fluye

El Davo se ha ido ocnvirtiendo en un gran amigo; lo conocí hace como seis meses y antes nos veíamos diario, ahora sólo lunes, miércoles y viernes. Posiblemente es una de las personas que más admiro, siempre está sonriendo y no hay más que buenas palabras y acciones en su trato con los demás; a sus 33 años lleva a cuestas 20 con una de las peores enfermedades, hasta el nombre es horrendo: espondiolitis anquilosante. Por si fuera poco, el tipo es poeta y tiene un libro; éste es uno de los poemas que más me gusta, no sólo por la dedicatoria sino porque de verdad me parece muy bueno y aprovecho para compartirlo con ustedes, espero que les guste tanto como a mí.

Agua que fluye
Tú me recuerdas el agua que fluye,
ésa que busca camino en desbandada
llevando lo que a su paso ocurre.

La que fluye de dentro, de fuera,
de todas partes.
¡Chorreando! ¡Salpicando!
No necesitas llave para fluir,
ni presa para estancarte.

¿Qué sería de ti estancada?
Seguramente te pudrirías
en algún charco;
o alguien te usaría como bálsamo
para limpiar sus culpas.

Mejor así, que fluyas,
que vayas y vengas
por donde te plazca;
salpicándome a veces,
lloviéndome en lo hondo
siempre clara, siempre eterna.

Tú me recuerdas el agua,
la saliva,
las lágrimas.
Tú me recuerdas la libertad.

D. G. J.

1 comentario:

Ana Lucía dijo...

Jajaja, tienes razón Pepe, qué mal gusto el mío de andar posteando estas cosas líquidas en medio del drama, juro que no lo hice por manchada...
A mí también me gusta mucho ese párrafo..
:)