martes, enero 18, 2005

Con un pie en la cárcel

Mi primer pensamiento es: ¡Qué bueno que ya vengo ambientada porque esto es como una primaria de noche y así yo no salgo ni en kermesse! Saludo al chico-antro, me pregunta lo mismo de siempre y le pido una “mesa coquetona”. Ventajas de tener amigas bonitas aunque no vengan conmigo, pienso. Me gusta la zona, inspecciono y lo veo a él. Gracias al humo seco lo miro como entre sueños, aparte porque lo primero que me despierta entre semana es su voz que después escucho a mediodía, y ahora está frente a mí, a menos de cuatro personas de distancia, pero una de ellas su esposa, evidentemente no lo suelta jamás –nada tonta- y obvio nadie nota que él es él porque no es de la generación Kalimba (y reiré de por vida al recordar a la Cuchis cantándole al oído: yo no sé mi amor qué hago besándote...), pero él es de MI generación y da las noticias y claro, así menos lo reconocen.
Amigos me retan: pídele trabajo. Acepto con la condición de que lo haré a la quinta cuba y si no su vecino de Yucatán -que esa noche está sobrio- reaccionará. Sigo tratando de conquistar valor cuando un hola ¿te puedo invitar algo? me hace darme la vuelta y ver que un bebé está a mi lado. Mis ideas son de una crueldad digna de mi amargue (¿se te perdió tu mami o tu chupón, corazón?), pero en la más fina actitud de antro fresa m&m%n sólo sonrío, tomo mi cuba, brindo con él y me doy la vuelta para seguirlo viendo a él. El chiquitín con una persistencia memorable decide omitir mi actuación y terminamos por caernos bien hasta que a mí me cae el veinte.
Veintidós ¿y tú? Mezclo la más estúpida de mis sonrisas con un jeje, le doy un tragotote a la cuba y respondo con otra pregunta, ¿cuántos crees? Unos diecisiete a lo más. De nuevo el je, je de mi parte. Sonrío y en una mirada de auxilio-alguien-sálveme-a-la-de-tres pienso que ya es hora de maquillarme más, mucho más, tal vez también empiece a ser conveniente la operación, o no, no le estoy atinando a la ropa, es hora de ser más vampiresa o dark y adiós a los bronceados. ¿Dónde quieres estudiar? Mi mente piensa en Chabelo diciéndole: Ojo, mucho ojo. Ahora qué hago, río o lloro, dónde quiero estudiar qué, ¡si supiera que estoy tan harta de haber estudiado tanto tiempo la licenciatura! Mi bloqueo me hace ser relativamente honesta “pues la verdad no sé ni qué quiero hacer de mi vida, ¿pero en serio tienes 22?” Se ríe un poco y me contesta que la verdad es que no, que tiene 19, pero que sus amigos le dicen que se ve más grande y pues para impresionarme. Je, je y tiro la cuba para, número uno, llamar la atención de mi gente que no acude al auxilio; número dos, mancharme y salir corriendo al baño ya que todo el antro se dio cuenta menos mis cuates que están al lado mío; número tres, quedar como efectivamente, la niña de 17 que tiene el primer ligue de antro y todo le sale mal; y número cuatro, regresar y darme cuenta de que por haber hecho tiempo, él ya no está.
Es la una y recibo la tercera invitación a la fiesta de mi ex. Mi situación es tan irreal que es imposible encontrar una explicación coherente; nos reímos demasiado a la primera porque ya habíamos acordado el gran plan hasta que supimos que se trataba de él, a la segunda sólo me decían que ya era muy mala leche del destino y la tercera se quedó sin adjetivos. Yo disfruto mi momento de ironía mientras trato de adaptarme a la nueva generación y a su onda Rebelde, pero no puedo negar mis orígenes. Crecí al amparo de Quinceañera, Muchachitas y pue’que Soñadoras, si algo soy será eso, no un Corazón al Límite ni un Rebelde que abre pista.
Acepto mi circunstancia y delato mi edad con el dididadada y el baile que sólo en nuestra mesa se sabe bailar. Las seguidoras requetebeldísimas lo intentan, no sin dificultades, yo pienso en mi década de experiencia al respecto, me enorgullezco y me dan pena: ambas manos se sacuden al mismo tiempo y por partida doble a la altura del costado derecho, se repite con el izquierdo; dedo índice derecho levantado y dando vueltas (dos veces) mientras el brazo izquierdo le sirve de plataforma, se repite con la mano izquierda siendo la plataforma ahora el derecho; se mueven los puños intercalándolos hacia arriba y hacia abajo a la altura del abdomen como si se estuviera enredando un hilo; mano derecha viaja al costado izquierdo mientras la izquierda hace lo mismo en el derecho; se coloca la mano derecha en la cadera homónima y se hace lo propio con la izquierda, se mantienen allí mientras se mueve la pierna derecha seguida por la izquierda, se regresan las piernas de derecha a izquierda; se salta hacia adelante y después hacia atrás manteniendo todavía las manos abajo de la cintura; se gira a la izquierda y se repite el salto adelante atrás, todo esto con el fin de formar un cuadro que lleve a la posición principal. Pienso que para eso sí que tomé valor y me sonrío complacida.
Termino la noche atormentándome porque si sigo yendo a estos sitios mis posibilidades de ligue cada vez tenderán más y más a cárcel, le reclamo al sonsacador, pero es que “en Canadá no hay doble cadena en los antros, no está el Popeye ni Chepe ni Mike, ni el ‘qué-asó-we’ o el ‘qué-onda-ka’, ni el ‘déjame el 80% de propina”, ni el ‘¿ya viste que allá está Fulanito con Sutanita (¡cof, cof! no Susanita, eh)?’¡Ah, pero qué bien nos la pasamos!” Sí, lo acepto, mi queja es rudeza innecesaria. Eso sí, antes de irme a cambiar la imagen creo que es hora de dejar estos lugares en el pasado y ése sí que es mega propósito.

7 comentarios:

Paola dijo...

Muy buena anécdota :)
me alegraste el día

saludos

Anónimo dijo...

ja ja ja haciendo un breve repaso de sus anecdotas, lo unico que puedo comentar es que el proposito no es el dejar de ir a esos lugares, si no aceptar de que no es lo mismo ir cuando tenia uno 18 a veintitantos, es poca la diferencia de edad pero a veces ya uno busca otra forma de divertirse...saludos
atte walt whitman (antes guerrero de la musica 97.7 jajaja)

Anónimo dijo...

Pues tendremos que irnos de fiesta a bares o podemos aplicar la kfe de vane para recordar viejos tiempos, bueno pues te voy a extrañar mucho pero nos vemos cuando regrese.un besote tqm!
La cuchis

Anónimo dijo...

"¿se te perdió tu mami o tu chupón, corazón?" la mejor frase, jajaja. yo opino q hay q abrir otra vez las instalaciones de la kfe, se ponian bien y pubertos me cae q no habia, no?
besos
amiga bonita del chico-antro

Ana Lucía dijo...

Gracias Pao, me da gusto que también tú seas feliz a través de mis desgracias, jajaja...

Al guerrero de la música qué le puedo decir, ahora sí que le doy toda la razón, no me queda más que envejecer dignamente...

Ay Cucharita textraño amiga, literalmente ya no voy a poder ir a “bailar” nunca, jajaja (bua!)...

Amiga bonita del chico del antro (cálmate gorgeous): Tú sabes que muchas de mis frases las he aprendido de ti (party master), cada que las recuerdo las homenajeo en mi mente, pero para evitarnos molestias mejor no las escribo porque luego hay terribles confusiones al respecto que sólo nos angustian el futuro, y tienes razón, en la cafe no había pubertos, o al menos nosotras también lo éramos y no nos dábamos cuenta.

Anónimo dijo...

Lupe, no soy tan mal sonsacador, y ustedes nunca aplican resistencia... Espero que estén preparadas, ya que cuando regrese tendremos que ir a esos sitios que tanto te atormentan pero que tanto extraño, y más cuando se trata de ir con ustedes; acosadoras.

Ana Lucía dijo...

Ay por Dios!! Para ti stá súper sexy el plan vamos a ver a las quinceañeras, por eso te encanta... Aunque creo q tienes razón, me sigo sintiendo mejor en esos lugares que en los bares de Polanco a los que me llevas con puro ruco de espíritu...jajaja. Textrañamos chiquitín sonsacador,la fiesta no es igual sin ti!!! Por cierto: Ya díceselo!!!