jueves, julio 07, 2005

The American Dream (Episode 3 – Las Vegas Bananas)

‘What happens in Vegas, stays in Vegas’
This is my shit! No es necesario que alguien lo diga, que haya letreros o que uno pregunte. Es así como Ámsterdam, uno se da cuenta de que está allí con la primera respiración, el olor de la-tía-maría impregna el ambiente y no miente. All the girls stomp your feet like this. En Las Vegas lo primero que uno escucha es el sonido de los quarters en las máquinas del aeropuerto y sabe que ya llegó, es más, desde el avión uno sabe a dónde va cuando ve a los magnates de la ficha y la baraja apostando desde la comodidad de su asiento.
Because I ain't no hollaback girl. La ciudad no es bonita, el Vic Bro y yo lo comprobamos cuando de bienvenida nos perdimos en ella, con esa sensación de desierto que hace ver hasta la propia ropa en tonos dorados y con la pesadumbre de una polvareda citadina. I ain't no hollaback girl. Sí, hice de lo imposible algo posible: nadie se pierde en Las Vegas, no hay edificios más que en la única calle que salva a los turistas y son los hoteles de la línea de The Strip (LV Bvd.), sólo hay que seguirlos y ya, pero no, nos perdí y conocimos la decepción prematura ¿Is that it? Ooooh, this my shit, this my shit. Nadie contaba con MI astucia porque el pobre hermano suficiente hacía con tratar de entender a la recién rentada camioneta que nos llevó -en ocasiones a rastras- durante siete días. I heard that you were talking shit. And you didn't think that I would hear it. El oso fue mayor al darnos cuenta de que nuestro hotel era el más alto de TODOS y llegamos como huerfanitos arrastrando las maletas, súper pajueludos, impactados por las luces de neón del mediodía y la locura apostadora en medio de los bell boys y la recepción. People hear you talking like that, getting everybody fired up.
Subimos al cuarto y, cuando nos disponíamos a acabar con la ciudad, a mí casi me acaban con el susto que me dieron y que por poco me mata de diabetes. So I'm ready to attack, gonna lead the pack. No había siquiera abierto la puerta para salir cuando los altavoces nos advirtieron después de un beep agudísimo: “Please remain calm, an alarm has been activated in your hotel area. Our security staff is investigating”. Gonna get a touchdown, gonna take you out. Yo iba palideciendo por exceso de imaginación, de noticias y de películas de terror mientras el hermano obedecía a la calma y a la costumbre de tanta repetición: igual no podemos bajar por el elevador, decía, pero mi histeria se incrementaba porque yo ya tenía al avión de Al-Qaeda en la cara y pensaba en mis últimos segundos de vida extinguida en el piso 15 de la Stratosphere (voy a morir sin haber amado) y me atormentaba esperando la función de la película de mi vida en tratamiento express, pero supe que todavía no era mi momento cuando mis veinticinco no formaron parte de la cartelera porque, evidentemente, no pasó nada y nunca supimos ni sabremos lo sucedido. That's right, put your pom-poms downs, getting everybody fired up. Eso sí, nada iba a mellar las ganas de apostar del hermano mayor y las mías de encontrar al amor-de-mi-vida para casarme à la Britney en The Little White Chappel; si el FUNAR había decidido nombrarme su embajadora o representante consular en Estados Unidos, mínimo tenía que afianzar al magnate griego, ¿no? A few times I've been around that track, so it's not just gonna happen like that. Mínimo... o bueno, ya de últimas al camionero lleno de tatuajes. Because I ain't no hollaback girl.
Oooh, this my shit, this my shit. Salimos al recorrido y a buscar espectáculos dignos de los hermanitos Walsh, para no terminar como la Cuchis y su hermano en el crucero y que nos vieran cara de matrimonio feliz. So that's right dude, meet me at the bleachers. Total que no hubo showgirls de mi presupuesto porque el espectáculo me iba a dejar en la quiebra y sin la chamarra de Playboy que me encantó (y que fue el único amor que dejé en Las Vegas porque al final ya ni para eso tuve presupuesto). No principals, no student-teachers.
Yo lo tenía muy claro: no iba a apostar. All the boys want to be the winner, but there can only be one. Era de la "firme" idea de que uno tiene una oportunidad de gane en la vida y ya. La mía fue hace cuatro años en el Casino de Montréal cuando una maquinita me vomitó cien dólares en dosis de a quarter antes de que me durmiera (sí, soy de los pocos seres del planeta que se aburre en los casinos) y de que gritara como histérica: gané, Martz, ayúdame, gané y pidiera al cielo -absurdamente- que alguien detuviera la máquina porque yo no podía con tal caída de moneditas y la cara de odio de los millones de abuelitos instalados como por veinte años porque no saben en qué gastar su jubilación (y por burlarme creo que me dio artritis, por decir que no es que les gustara el juego sino que no se podían mover, hay que aprender de los malos karmas del pasado, niños). So I'm gonna fight, gonna give it my all. Sí, no necesitaba corroborar mi teoría pues yo estaba convencida de su certidumbre, de que mi dotación de azar positivo, de melates, loterías, bingos, ruletas o demases ya estaba saldada, así que si había de gastar mi dinero en algo banal, que fuera en alcoholes, ropa o lipsticks, no en que la casa ganara. Gonna make you fall, gonna sock it to you. Se lo dije al hermano, pero aún así lo acompañé como de talismán en su noche heroica de ganancia neta: 4 dólares. That's right I'm the last one standing, another one bites the dust. Deprimiendo a la concurrencia que deseaba verme como la güera-buenísima-lanza-dados en el Craps -onda 007-, pero es que ni cómo compadres, así que me reduje al talismán fraternal o bulto que sólo reaccionaba cuando escuchaba la canción que prometía dar(nos) el triunfo. Let me hear you say this shit is bananas (B-A-N-A-N-A-S). Sí, querer acabar con Las Vegas el primer día nos terminó acabando a nosotros. A la una de la mañana yo ya estaba en mi octavo sueño, pero aún no habíamos visto nada y la ciudad estaba por conocernos, y vaya que lo haría... This shit is bananas, B-A-N-A-N-A-S!!!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que eso de andar viendo si nos ligamos a un maganate en Las Vegas es una herencia de Hollywood que hemos tenido presentes al estar en esa ciudad. Ni modo!! el FUNAR no ha sido muy afortunado.. Al menos seguimos con la ilusión de irnos juntas para la despedir a alguna...(aunque falten siglos jajaja)

Ana Lucía dijo...

Así es amiga, yo sé que no he sido una santa, pero es que no estoy hecha de cartón... Se nos fueron en Las Vegas, pero ya las pagarán, jajajaja. Y yo digo que la primera despedida será la de la CUCHIS, seguro...

Anónimo dijo...

Querida Primita:
Con razón ibas a ganar ese premio si me doy cuenta que eres una ociosa como tienes tiempo para poner tanta cosa en tu blog? Por cierto, tengo una pregunta para ti sobre Las Vegas, Osea que si te sales de lo que es la zona hotelera, no tienes nada que hacer?Bueno suerte para el proximo premio, y recuerda.... Si en esta vida no puedes ser una mujer rica, al menos ocupate de ser una ,mujer sabrosa. Jaajajajajajaja eres super nunk cambies
besitos
tu primita mer

Ana Lucía dijo...

Jajaja, qué mala Mer!!!
No tengo tanto tiempo como tú crees, y sí, si sales de esa calle (de la zona hotelera) te mueres de flojera, bueno, tú te morirías de flojera de todas maneras porque eres un bebé, pero algún día irás y apostarás...
Lo del premio me da mucha risa, eres un encanto...
Beshotote