martes, julio 12, 2005

The American Dream (Episode 4 – Las Vegas de ABBA a Elvis)

Ya saben, recuento visual

El viaje estaba planeado para reponer las energías vegarianas en la placidez del Gran Cañón y regresar con más ánimos a Sin City. Así lo acordamos e íbamos con todo y la cabeza en alto. Sí, yo en plan miren qué diva soy hasta que la asian-american inició el abordaje como inauguradora de la ola de dominó con la pregunta de los croupiers: Excuse me miss, how old are you? May I see your ID? Más traumadas que yo por mi edad, y yo en cambio luciendo los 25 como menor de 21, observada como posible terrorista: a ver qué va a tomar, a qué número le apuesta, en qué mesa se sienta... El acoso más incómodo, ¿qué no ven mis arruguitas?; pero como dice primito, es que sí, uno te ve y piensa: pobre chavita de 18, qué acabada está. ¡Óigame más respeto, chamaco! Ni modo, a aceptarme como soy y a burlarme de las gendarmes preocupadas por el Botox a los treinta, lero-lero y al segundo dejé de acomplejarme manteniendo el pasaporte a mano para no esforzarme mucho, adquiriendo la mejor actitud ponciana que se ha visto desde marzo del 2004. Total, estaba en la Joya del Desierto, ¿no?
Efectivamente, mi teoría de yo-no-vuelvo-a-apostar se me volvió a escurrir de la lucidez y me embriagué de ambición, comportándome cual Ponce: gastando dinero que no tengo en cosas que no necesito, sólo espero que las cámaras del Venetian no me hayan filmado así como las del Bellagio al ex-jefe de finanzas de los chilangos, y no lo digo porque me haya visto envuelta en un delito, sino por lo mal que jugué y lo rápido que perdí “millones”. Todo en la vida es a perder o ganar, hay que apostar, hay que apostar sin miedo, cantaríame en son de valor Roberta de Rebelde-mugres-rebeldes. Estoy segura, jamás en la vida he gastado tanto dinero en tan poco tiempo y con tan escasa diversión; yo veía al hermano apueste y apueste y hasta dándole propina al croupier, todo “no manches, qué jefe, bro” le susurraba para que se dejara de jaladas, pero seguía gane que te gano y, al ver la buena estrella, el papá y yo nos animamos, más nos valía no haberlo hecho. Yo súper-súper-supersticiosa había conservado el mensajito de la galleta de la suerte del buffet chino que me informaba: “One advantage of talking to yourself is that you know at least somebody's listening” (y yo agregaría para mí: mmmm, not so sure); con los números que me harían ganar los millones que pagarían la deuda interméstica del país: 7 16 22 9 16 31 27 y que aposté en las cinco rondas que se me fueron en cinco minutos con los muchos más de cinco dólares regalados para contribuir a mantener limpios los canales y el colmo de la excentricidad gringa al servicio del turismo internacional. Si ya por eso hasta me siento socia de The Venetian...
Y es que para ciudad excéntrica Las Vegas. ¿Que se te antoja playa? Pues vas a la del Mandalay Bay. ¿Que mejor algo más cosmopolita? Pues el New York-New York. Está bien, algo europeo: ¿París? ¿Venecia? ¡Vegas! ¿Te inclinas por lo clásico? Montecarlo, Bellagio, Caesar’s Palace. ¿Pirámides? En el Luxor, y de pilón la Esfinge. Que son las doce del día y quieres que sea de noche: vueltecita por The Forum Shops, en el transcurso de cada hora el techo va cambiando como cielo pirata. ¿Fantaseas con sirenas o piratas? Treasure Island. Museos: checked. Acuarios: checked. Leones blancos: checked. Parques de diversiones: checked. Restaurantes de tooooodo: checked. Antros 24 horas: checked. Bungee: checked. Espectáculos: checked. Stripclubs & Chippendales: ¿is this serious? Lo único que no vi fueron montañas para esquiar o pistas de patinaje, pero yo por pasada de exigente.
Dicen que afortunada en el juego, desafortunada en el amor, pero yo no me conformo con una, siempre he de querer todo y por atascada me tocó en negativo. Así salí corriendo del casino antes de empezar a apostar a los hijos que no me han nacido y los espectáculos terminaron de llenar la ya de por sí apretadísima agenda de la gira turística. Desde que vi el espectacular de Mamma Mia! supe que tendríamos que ir, por mucho que les diga a los papis que fúchila y guácala con su época nada-como-haber-nacido-en-los-ochentas-¿?, mi choque generacional es disfuncional al escuchar Los Beatles, Cat Stevens, y por supuesto ABBA; y en el anuncio aparte del dibujo de la novia risueña decía claramente: The Smash Hit Musical based on the songs of ABBA.
La historia se desarrolla en una isla griega y es sobre una chava de 23 años lista para casarse con novio-surfer-patán (“siempre hay alguien peor que tú” FUNAR dixit) y traumadilla por el padre-que-la-engendró-y-nunca-la-conoció y a quien quiere tener caminando por el altar para entregarla (¡háganme el favor!). Para empezar el teatro es una maravilla y yo soy una fascinada por los musicales. So I say thank you for the music, the songs I’m singing. Thanks for all the joy they’re bringing. Poco a poco van intercalando las canciones de con una temática que de principio parecía sosa, pero que a base de buenas actuaciones y un guión que va más allá del humor inglés, terminan conquistando al huraño más amargado. Mamma mia, here I go again. My my, how can I resist you? La madre había sido toda una rockera en sus mocedades y había tenido tres canillas al aire: con el ñoño, con el simpatías y con el galanazo-que-se-va-con-otra; alguno de ellos es postulado para ser el lucky daddy y los tres son invitados a LA boda por medio de triquiñuelas de su posible hija. Mamma mia, does it show again? My my, just how much I've missed you. Obvio llegan los tres al mismo tiempo y, como era de esperarse, los espectadores estuvimos a punto de perder a la ñora que casi se nos va del infarto de ver a sus tres amores de un solo verano veintitantos años después en la sala de su casa. Yes, I've been brokenhearted. Blue since the day we parted. Why, why did I ever let you go? Y los actores estuvieron a punto de perdernos a nosotros por la risa neta-ya-no-por-favor. Mamma mia, now I really know. My my, I could never let you go.
Chiquitita, you and I know how the heartaches come and they go and the scars they're leaving. Por supuesto que después del conato de patatús, la ñora sube corriendo a su cuarto en donde sus dos amigas locas la consuelan. You'll be dancing once again and the pain will end. Chiquitita, you and I cry, but the sun is still in the sky and shining above you. Let me hear you sing once more like you did before. Sing a new song, Chiquitita. Y qué mejor consuelo que la alusión al recuerdo y mi hermano que veía en la “dramas” a su ibid y, peleándose por los papeles de amigas locas, a la Sis, a la Cuchis o a la Lic, me hacía reír porque yo también llevaba rato pensándolo y más con la canción que remató el recuerdo. Friday night and the lights are low, looking out for the place to go. Where they play the right music, getting in the swing. You come in to look for a king, anybody could be that guy. Night is young and the music’s high, with a bit of rock music, everything is fine. You’re in the mood for a dance and when you get the chance you are the DANCING QUEEN, young and sweet only seventeen...
Pero qué hija tan necia, boda al día siguiente con su afán quiero-saber-cuál-es-mi-papá, gimme gimme gimme a man after midnight y sus tres posibles progenitores en plena despedida de soltera ¡ay por Dios! Aparte de intensita queriendo parecerse a todos. What’s the name of the game? Does it mean anything to you? Total que de enredo en enredo la mamá confiesa que está todavía enamoradísima del galanazo-que-se-va-con-otra. So when you're near me, darling can't you hear me S. O. S. The love you gave me, nothing else can save me S. O. S. Y le reclama qué gacho que me abandonaras bastardísimo-maldito-desgraciado-rata-de-dos-patas-ojalá-que-te-mueras-que-todo-tu-mundo-se-quede-vacío. The winner takes it all, the loser standing small. Beside the victory that's her destiny. But tell me does she kiss like I used to kiss you? Does it feel the same when she calls your name? Somewhere deep inside you must know I miss you. But what can I say, rules must be obeyed. Pero el otro no pérame tantito así no fueron las cosas mija, me fui con ella porque tú no me querías y cachún-cachún-ra-rá. Al final uno se divierte mucho, la mamá se casa con el galanazo-que-se-había-ido-con-otra-pero-actualmente-divorciadísimo y nadie sabe por fin quién es el papá porque ni la madre misma se enteró en qué momento; obvio todos terminan siendo una familia feliz ay-no-manchen y la chamaca, que empieza a tener lucidez, cancela su boda soy-muy-joven-para-el-bodorrio. Colorín colorado y sin duda yo estaba extasiada, incluso el tipo que estaba a mi derecha terminó fascinado con el musical aún sin conocer la mayoría de los temas y me obligó: esto tienes que ponerlo en tu blog.
Como también tenía que poner nuestras andanzas por American Superstars, el espectáculo en el que nos tocó la mesa del centro más pegada al escenario. El Rey pirata bailaba y cantaba igualito que el original à la Don’t be cruel, casi muero de enrojecimiento cuando empezó a caderear en mi cara y yo escoltada flanco derecho papi, izquierdo hermano, la escena fue salvada por la súper margarita helada que derretí de un trago. Luego fue el turno de Miss Spears y ni cómo describir las caras de los varoncitos y la mía cuando la pobre tipa empezó a sufrir de boobie alegre y casi pierde el bra que con tanto baile se le iba, irónicamente, à la Janet; Christina Aguilera fake pasó sin pena ni gloria pero con una voz que mis respetos comadre. Después fue el turno de Tim McGraw, el chico country que nosotros ni idea y con quien sufrimos haciéndonos como que la virgen nos hablaba cuando el tipo -mega baby- bajó al público con el micrófono para que cantaran algunas de sus canciones, las cuales, por supuesto, nosotros no sabíamos; su proximidad era tan real como el intercambio de miradas de terror de los hermanitos que se concentraban en su bebida y buscaban con la mirada la Nada para salvarse del martirio de la posible exposición no-se-la-saben,-no-se-la-saben. Gracias a Dios nos saltó y dio paso a la súper imitación de Michael Jackson que nos dejó boquiabiertos para reír en grande con el grito post I’m bad: ‘I’m free guys!’ Pero Elvis tenía que ser mío, aunque fuera en foto, por eso luché con las demás groupies por una que nos tomamos antes del beso, el abrazo, mi thank you y su ‘thank you, sweetie’. Vamos, tuve que correr al baño de la emoción.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El Fan Club Oficial de la preciosa Lulú Marina agradece las buenísimas historias pero hace una petición oficial para que se agreguen más fotos (obviamente donde salgas tú) a este rincóncito de cielo que la web nos dió.

;)

sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha!

Ana Lucía dijo...

Terror del desierto, jajajaja... Y no era saxofonista, era trompetista y no tengo la foto!!! SUFRO!!! Jajajaja
Beshote


Rinconcito de cielo, súper lindo, jajaja...

Anónimo dijo...

si, efectivamente era trompetista. y si tengo la foto que lo constata. cuando quieras te entrego una copia para que dejes de sufrir!!...
un abrazo
ps. gran blog!!!