jueves, julio 21, 2005

La noche de la iguana



Incluso la palabra chambelán me molesta así que hace diez años me dieron a escoger, pregunta necia porque las maletas son mi accesorio favorito. El viaje incluía hasta al perico y ocupamos como veinte cuartos en Puerto Vallarta. Sí, todo estaba incluido, hasta mis noches en vela esperando a que primitos y hermano regresaran a contarme cómo les había ido en el antro porque a mí no me dejaban pasar ni con los excesos de maquillaje, implantes de calcetines y ropa estilo Corazón Salvaje improvisados por primas. Mis quince primaveras festejadas en el cuarto y brindando con la luna y primita de once años dormida en la cama que compartíamos. ¡Feliz cumple quinceañera! Después de semejante desilusión cualquiera se vuelve admirador de dicha playa, pero ni cómo decir que no o ponerse los moños cuando se presentó la oportunidad y pues yo ya estoy, ¿cuándo salimos? Los papis, la hermana de la mami, la hermana del papi, su esposo, primo, prima, esposo de prima, sobrinita y yo: muy familiar, ni para dónde. Por eso debí haber aprendido los 5 puntos básicos para sobrevivir a otras vacaciones familiares en la playa, pero como siempre, me salté mis consejos y los dejé de postre que nunca me como...

1. No ayudar a sobrinita a hacer “alberquitas” de agua de mar.
Por mucho que la escuincla de siete años sonría y ruegue: “acompáñame Analú” (ah, porque soy su única tía a quien decidió quitarle el apelativo que marcaría un poco de diferencia en el trato por más que yo insista: dime tía, niña, soy tu TÍA Ana Lucía, más respeto, pero le vale). Bueno vamos, pero un ratito porque hay mucho sol y ahí me tienen de ingeniera civil de a varo con el mediodía en la espalda, mejorando la técnica de yo mera cuando tenía la edad de sobrinita y trataba de juntar agua en un pocito para egoistear un rato y decir con cara de propiedad privada: este es mi cachito de mar, ni se acerquen. Ahora mínimo le pusimos una fortaleza y la alberca nos salió tan bien que ya había otros chavillos copiando la ideota, un hitazo que a los dos minutos de haber sido estrenada aburrió a sobrinita que corrió al mar: voy a torear unas olas, ¿vienes?
Pero yo ya estaba estancada en nuestra “piscina” porque por mucho que me vea como nueva hay que aceptarlo, mis articulaciones son como de segunda mano y una vez sentada en el suelo, la levantadita me iba a costar un rato así que ve tú que yo mientras cuido nuestra alberca. Súper pretexto para jurarme: necesito comprarme un traje de baño, y es que me entraron unas ganas hipernáuticas de torear olas como cuando era chiquita, con la maravilla de no tener que preocuparme por el maldito bikini que qué incómodo, caray, aunque sólo bastó el siguiente comentario de sobrinita para sacarme de mi ensoñación y desertar de mis propósitos de mediados de año con su sugerencia: ¿regresamos con los adultos? ¿CON LOS ADULTOS? Sólo pude, hipócritamente, responder con un ok mega temblhorroroso, porque yo ¿soy una adulta? desde hace siete años, desde todos los años que mi sobrina lleva respirando, o sea, toda una vida: su vida. ¡Rayos y centellas! Friégala más cuando le conté a prima (tres años mayor que yo) y casi lloramos al acordarnos que hace tres lustros éramos nosotras quienes despectivamente usábamos aquello de los “adultos” y los “grandes” que se la pasaban hablando de política y fumando y tomando alcohol que “sabe horrible”. ¡Sí, grandísimos fúchilas!

2. No pedir la carne bien cocida.
Entre huracanes caribeños y tormentas tropicales pacíficas, el sol decidió, así como nosotros, salir de vacaciones. Los primeros días mis ínfulas de bronceado perfecto se conformaban con la idea medio rascuachona de que la “resolana” te quema igual que el rayo directo. Pura pamplina y cuando por fin salió el sol, no había poder que me levantara del camastro y de mis conversaciones en mute con el hermano sol. Al final terminé con un quemado a la parrilla fatal: bien cocido de frente, el lomo en ¾ y los costados súper crudos. Ni cómo ayudarme...

3. No ver partido de fútbol Colombia-México.
Tan tranquila que estaba yo en el octavo sueño del día cuando prima pambolera se acordó: ¡oigan ya está el partido! Y no quedó de otra más que ver y torturarme porque era la hora de la comida y pues a ser fuerte y no cómo crees, cero afectación, superadísimo, a ver pásame otro camarón (del coktail, no se me anden alocando). Sólo que por idiota había contado el chiste que nunca en la vida vuelvo a contar, ya lo juré y lo volveré a hacer aquí: no vuelvo a contar el chiste de las celebraciones en Colombia porque, a pesar de ser muy bueno y de que todos reían una y otra vez, ya basta. Jijijí, jojojó con el chistecito antes de que empezara el partido, pero cuando la cosa se puso color de hormiga para los mexicanitos, las miradas de odio en la sala de la villa familiar eran todititas para mí: ¡yo qué, si a mí ni me gusta tanto el fucho! Pero siempre tiene que haber un culpable y al primer gol no anulado las miradas fueron de despecho, como de qué poca Ana Lucía, pero el acabose vino cuando Abel Aguilar remató. Tal parecía que yo me había metido al partido a golear a México, Santa Anna Lucía vendiendo las patrias y jugándole chueco a la selección, o sea ni al caso, ni festejé nada. ¡Sólo anduve tres días y ya parezco extranjera ante mis propios genes! Ay no, amigos papás, amigos tíos, amigos primos: quiéranme, yo sí tomo tequila y la primera cancioncita que me aprendí fue la de “Mexicanos al grito de guerra...”

4. Diga no a las pulseras naranjas.
Porque cuando uno intenta quitárselas no hay ni cómo. ¿Y esa pulserita tan linda de dónde la sacaste? La voz me delató: me la regalaron y ya no quise explicarme ni a mí por qué demonios la sigo trayendo en el tobillo; tres tequilitas en la playa y ni primo, ni esposo de prima lograron zafarla porque sabrá Dios cómo demonios le hizo el tipo -de cuyo nombre no queremos acordarnos- el nudo que es indestructible, así que alguien brillante sugirió el encendedor a ver si quemada salía de mi pierna, pero quien salió quemada fui yo, no la pulsera; al menos dejaremos de preocuparnos por la depilación en esa zona.

5. No jugar a los MythBusters...
...porque se corre el riesgo de terminar haciéndole al Jackass, la frontera no está bien delimitada. Así nos la pasamos de reto en reto, comenzando con la frase: “Se cree que...”, y se cree que la leche no se lleva con la sandía, se cree que el ojo del pescado sabe riquísimo, se cree que los antros gays son discriminatorios (hombres $50, mujeres $100, ¡demonios!), se cree que los gringos no invitan nunca una bebida (¡ja!), se cree que las iguanas no muerden y nada más a nosotros se nos ocurre inventar esos jueguitos en uno de estos hoteles semi-ecoturistas featuring minimalistas.

Lulú Marina de regreso con anhelos marinos... ¡Quiero más playa!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El Fan Club oficial de la hermosa lulú marina celebra enooooormemente su divino retorno a la ciudad de la furia y brinda por su bronceado!

Por cierto, estos momentos el canal de las estrellas transmite una nueva telenovela llamada la novia virgen (ajá, claro!) y después de un intenso debate con los miembros de este honorable Club y de un profundo análisis y un estudio fisiológico y biométrico con tecnología de punta, llegamos a la conclusión que se emite en el siguiente comunicado oficial:

El Fan Club Oficial de la hermosa Lulú Marina declara y avala que nuestra reina de la primavera tiene posee una sublime similitud con Adela Noriega!!! Eso quiere decir que nos gusta desde nuestra adolecencia!!!

O será que estabamos pensando en tí mientras veíamos la tele

sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha sha shaa sha sha!

Anónimo dijo...

Olle me estoy chutando tu muy agradable, simpatico y real relato, te felicito todavia no acabo de ller todos los puntos, tipo adal ramones voy en el uno pero antes de que se pague la maquina he tenido que hacerlo, felicidades escribes excelente.
Saludos.

Ana Lucía dijo...

Fan Club:
Jajaja, no es la novia, es la esposa virgen. Pero igual qué aburrida ha de estar, no? Je... Tal vez el comentario es algo q deba agradecer y ps lo agradezco pensando que sí fue algo positivo, no esperaría menos de Fan Club...
;P

Germán:
También espero que la analogía con Adal Ramones sea positiva... Muchas gracias por los comentarios, alentadores sin duda alguna!!!

Gallo!!
Pues sí, eso dicen los conocedores de la carne, a mí la verdad me gusta al carbón... :D Y sí, estas generaciones que nos siguen vienen tremendas: ¡tengo terror!