martes, junio 07, 2005

Chiripiorca

Comenzó con la ilusión de que el viernes sustituiríamos capuccino por tequila, pero la sorpresa fue el regreso de la Cuchis. El FUNAR remasterizado era real: una copa llevó a la otra y a las nueve ya teníamos una fiesta de tres horas que no quería morir. El plan mega listo y cabe recalcar mi audacia al volante y los diez minutos casa Sis - la mía. Mi dulce niña (Na Na Na). Tú me fascinas (Na Na Na), por tu sonrisa, por tu mirada linda. Tratamos de recordar cuándo había sido la última vez que el FUNAR había estado completo en un antro, la memoria histórica nos hizo avergonzarnos de nuestra falta de actitud y el terror silencioso que todas experimentamos cuando nos da por ser apocalípticas de nuestro propio futuro. Promuevo prohibir las conversaciones en las que nos identificamos con algún personaje, es horrible ver cómo Muchachitas degeneró en Sex & the City y éste en Desperate Housewives, al menos queda el consuelo de que por unanimidad me toca ser Isabel, Carrie y Susan y no Elena, Samantha o Lynette, pero de todos modos uno se asusta.
Al Riv nos acompañaron el Kiddy, amiguito Scotia, el Gansito y Mike-treat-me-once-I-won´t-let-you-treat-me-twice. Las únicas constantes en casi todos eran las ganas de fiesta y la actitud, cosa que favoreció que los derrames cerebrales del FUNAR se incrementaran pues el público o bien nos aplaudía, o nos daba el avión. El lugar muy decente, en especial porque la edad se camuflajeaba con nuestros contemporáneos y por los reencuentros con gente a la que hacía siglos y muchos hola-cómo-estás. Hombres. Como dice amiguita, era como un miércoles de tianguis donde todo bueno, bonito y barato: el mercado perfecto, pero mi abuelez empieza a ir más allá de la reuma. La situación se complicó más cuando la mesa con los treinta tipos empezó a acosar a las que íbamos solteras y he de aceptarlo: tuve miedo. Tanto, que huí a la primera canción para bailar; por más que lo analizo no sé qué fue lo que me sucedió y hasta hoy sigo temblando al pensar que ya me quedé así de tímida de por vida, así de tonta porque yo antes dominaba, nunca fui tan diva, pero seguro la vida se me iba más fácil y era mucho más cínica... Y no hace tanto de eso. Claro, luego ni cómo quejarnos de que la gente moleste con que el FUNAR es un mito, que no existe, como dice la Sis: es que ya estamos viejitas, digo, no es lo mismo "Los tres mosqueteros"...
Moría de flojera de conocer a alguien, bostecé cuando estuve en la mesa de los treinta; me aburrieron horrores los amiguitos de Mike-treat-me-once y el amigo del Gansito y no fue por ellos, porque la verdad todos eran simpáticos, guapos y/o con actitud. Mi conclusión fue la de la baratez: no eres tú, soy yo y me enojé hasta con niñito que siempre repite tú-decides-en-qué-piensas. Y me desesperé porque tenía y tengo desde hace mucho a un colombiano que no me puedo sacar de la cabeza, por más que me grite en muchos idiomas y con muchos acentos no-voy-a-seguir-pensando-en-él, no-puedo-no-debo-seguir-pensando-en-él. De pronto el ataque frontal, el duro y directo a ver cuánto aguantan tus venas, mi reina. No fue una, fueron como cinco canciones seguidas de golpecito en golpecito, casi hasta llegar al knock out; tan obvio resultó que la Sis me miró y dijo lo que yo no me he atrevido a aceptar, incluso hoy, incluso ahora: te estabas clavando durísimo con Plan Colombia, ¿verdad? ¡Ay nooooooo, no puede ser, ya estás clavadísima! Y yo sólo me reí como tragándome mis propios ahogos porque a Dios le pedí por los hijos de tus hijos y los hijos de mis hijos que si me moría fuera de amor y si me enamoraba fuera de él y me salió peor el remedio que la enfermedad.
Tratando de olvidar, nos pusimos a tratar de imitar a Shakira en el video de la Tortura, una prueba desde el principio no superada porque la colombiana de tanto yoga yo creo que ya es hasta experta en sánscrito, así que mejor continuamos el espectáculo con el baile Sis. Uno puede pasar horas riéndose y es como el mejor chiste del mundo porque queda con todas, con absolutamente todas las canciones. De pie, en posición semi-hincada y con las piernas abiertas, se juntan las rodillas adentro-afuera (es buenísimo para las pompis y los muslos, se autovendía), una vez dominada esta parte, se flexionan los brazos a la altura de la cintura, las manos se empuñan y se mueven como si quisieran tocarse, hacia afuera, hacia adentro, siempre en paralelo. Era como una especie fresa de chiripiorca del Chaparrón y yo como promotora del espectáculo convirtiéndome en Ana Lucas. Lo mejor era la actitud showgirl. Venga chicos, todavía no, esta parte es libre, ahora sí, listos: ¡bailemos todos juntos! Nos tenía bailando su pasito tan poco sexy que trataba de mejorar al auto-afirmarse: la técnica está en la cara, tienen que hacer uso de su expresión más kinky, miren, muy bien; y el baile duró y duró y nos salvó hasta del catarrito, del señor quiero-sentirme-joven-de-nuevo con su cognac en la mano y su acoso que me obligaba a ahuyentarle los ligues al niñito y abrázame-porfis; y logramos las risas del público cuando el tipo intentó besarme, pero ni en drogas y mejor corrí a los brazos de amiguito salvador, y lo peor es que la única que logró chupe gratis fue la güera.
I love the killer's song. Ya con la fiesta, se me hizo fácil pedirle consejo a la Sis (sí, nada más yo se le pido a ella, bueno, al menos no fue a la Cuchis porque eso hubiera estado peor y la Lic andaba fascinada con uno de estos treintañeros que le encantan así que igual ni hubiera pelado) “¿le hablo o le mando mensajito?”. The song of thunderdrum. No, no, mándale un mensaje y otro tequilita, ¿no Sis? Ok. He's sexy, wasty, he's so stuck in his mind. Y la incertidumbre de si la respuesta afirmativa había sido a enviar el mensaje, a tomar otro tequila o a ambas me acompañó el resto de la noche. He's a DJ in my dreams. Decidí hacerme un lavado cerebral por la duda que me atormentaba: creo que sí le envié mensaje, pero qué demonios le puse. He's a king and I'm a queen. ¿Sí se lo envié, no Sis? Play or stop. No, si no te ha contestado seguro no se lo enviaste, espérate un ratito y si no no te preocupes, no se lo enviaste. I love the killer's song. Obedecí y esperé una respuesta que me llegó doce horas después, cuando todavía recordaba como en episodios con muchos comerciales la noche anterior y cuando el coco-wash ya había hecho el efecto de tantas horas de repetición: no te preocupes, no le enviaste nada, no la regaste. “Hola, qué linda que te acuerdes de mí. Yo también te extraño mucho. Te mando un beso, cuídate. Plan Colombia”. La cruda que no tenía me empezó a hacer efectos psicológicos.
Cuando llegaste a mi vida cambió mi destino y sentí que juntos hemos crecido y creído en un mismo mundo tú y yo. Como los efectos que por primera vez experimentó Ana Lucía al entrar a su casa y no ser recibida con ladridos de madrugada. Cómo te explico que te necesito, para encontrarme vivo y sentirme protegido. Ella lloraba mientras Lulú Marina la consolaba inventándose un cielo de perros en donde estaban Zel y Medu, y la hacía sonreír al pensar “claro, seguro es en un cielo con menos dimensiones que el otro de las personas, donde están mis seis estrellitas, pero ha de ser el mismo distrito electoral, tranquila”. De noche, siento tu cuerpo en mi cama y a veces no dejas dormir. Compartir, descubrir, todo en teoría; entender que al final es una ironía. Aún así no pudo dejar de llorar como imbécil dentro de su mala copa solitaria y silenciosa, porque no tuvo un testigo delatador que ladrara “no manches, son las 4.30 y tú apenas llegando, te estaba esperando para armar este relajito, que los papis se despertaran y bajar a ver qué te ibas a hacer de cenar porque no sé tú, pero yo muero de hambre, eh”. Cuando llego a casa saltas y me ladras, y en este escenario cómo te extraño. Y a mí de pronto la edad me empezó a pesar, más que el kilo que como buena noticia del mes logré subir, alejándome de la preocupación de las medidas drásticas que atormentaban mis desaires anémicos. Comprendí lo cerca que estoy de perder los 24 que he acumulado y recordé al Vic Brother: las mejores fiestas siempre terminan en la cocina; justo allí terminé mi fiesta personal porque al final me reía de mí, con el mejor chiste cuando me armé la teoría de bolsillo sobre la inmortalidad del cangrejo y por sentir que me había hecho grande en el sentido peyorativo que de chiquita le atribuía a la palabra adulto; porque esa madrugada, a 7 días de cumplirlos, los 25 me supieron a sueño y a pesadilla; porque al fin y al cabo así es la vida y así es crecer en esta edad de incertidumbre. Sí, lo sé, alguien está padeciendo la crisis de los mid 20's...
"It's been seven hours and fifteen days since you took your love away... Since you've been gone I can do whatever I want... I can eat my dinner in a fancy restaurant. But nothing, I said nothing can take away these blues, 'cause nothing compares, nothing compares to you. It's been so lonely without you here. Like a bird without a song, nothing can stop these lonely tears from falling..."

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