miércoles, diciembre 07, 2005

Justicia divina II (no es lo mismo Wonderwall que WonderBra)

“Quiero que esta noche sueltes toda esa alegría que ya no puedes guardar. Deja que tus sueños sean olas que se van libres como el viento en mitad del mar. Creo que la vida es un tesoro sin igual, de los buenos tiempos siempre quiero más.
Soy como el agua del río y por el camino me dejo llevar, porque aprendí que la vida por todo lo malo algo bueno te da.”
No sé qué fue lo mejor, si la anécdota y nuestros auto coco-washes (“en un año nos vamos a estar riendo de esto”), o la ironía de Oh-oh-oh-Irerirerie al relatarle al secretario de la embajadora que inquiría sobre nuestros “ligues” franceses y la noche que nos había abandonado para emigrar al invierno:
“Ahora, en cuanto a la reseña del sábado en la noche...mmm... ¿cómo te explico? Fue toda una noche de glamour. Nuestra embarcación era un yate privado a todo lujo que llevaba por nombre el "Bonanza". Hubieras visto, tenía alberca interior (sin agua, pero ¿quién la necesita?), música en vivo (con los últimos éxitos del momento, tales como "no te metas con mi cucu" y otras melodías interpretadas por la Orquesta Sinfónica de Caleta) y la crema y nata de Acapulco estaba allí. Obviamente nosotras íbamos por invitación de los franceses, pero en cuanto abordamos nuestra lujosa embarcación, nos olvidamos por completo de ellos y nos enfocamos a todos los galanes metrosexuales que abundaban allí (por cierto, ¿sabías que las playeras fluorescentes que dejan al descubierto pelo-en-pecho y pelo-en-sope son lo último en moda masculina para esta temporada según la revista Maxim?) El único problemilla es que, mientras nosotras ordenábamos en el restaurante-bar algunos bocadillos del menú (platillos delicatessen como pizza à la lonchibon o soup à la Maruchan), los franceses se bajaron del barco y nos dejaron allí. Claro que a nosotras no nos importó mucho, así que nos limitamos a saludarlos graciosamente desde cubierta y regresamos a nuestra fiesta, que estaba de lo mejor. Hubo de todo un poco, pero te imaginarás cómo estuvo nuestra noche: ligamos de lo lindo, comimos y bailamos hasta entrada la madrugada. Las que mejor se la pasaron fueron la Güera, que descubrió su alma de marino (ya verás las fotos), y la excelentísima embajadora, que puso en práctica sus dotes diplomáticas fungiendo como anfitriona de la delegación japonesa (a todas nos sorprendió con la fluidez de su japonés: "Taka-takas, bienvenidos al Akatiki, kie-ren te-ki-lá o vod-ká?"); pero en general todas estuvimos muy a gusto.”
Que se te va pasando el tiempo mujer, y que la vida se te va; sólo te pido que te vuelvas de verdad y que el silencio se convierta en carnaval. Yo era de las más emocionadas con la idea, no sé qué me había imaginado, pero sí sé que hasta me hacían burla por la falta de discreción cuando decían no voltees y yo me giraba completita para mirar a los muchachillos (casi casi como el brindis de su nacionalidad: a los ojos); por eso cuando se hizo la votación yo fui de las pocas que desde el primer instante lo tenía muy claro: ¡vamos chicas! suena de ensueño: barquito, fiesta y tequila por tres horas con vista del puerto: paraíso puro. ¿Por qué será que te quedás adentro, mujer? No te quedes que acá afuera es carnaval; carnaval toda la vida y una noche junto a vos, si no hay galope se nos para el corazón...
Let´s go girls! I'm going out tonight, I'm feelin' alright, gonna let it all hang out... Fue así como en una acicalada express nos encontramos en el puerto con la banda gala y hasta con los amigos de la Cuchis (“yo te conozco, tú estudiabas en tal, es más, eres amiga de Fulanito...” y nosotras que justo esa noche hubiéramos querido pasar desapercibidas, terminamos patentando el oso) The girl’s need a break, tonight we’re gonna take the chance to get out on the town. Todo iba perfecto, la noche divina, la actitud, el mar... We don’t need romance, we only wanna dance; we’re gonna let your hair hang down. El Bonanza no era como lo habíamos imaginado, pero igual veníamos con los francesillos y nos la íbamos a pasar bien, ¿no? The best thing about being a woman is the prerogative to have a little fun and... ¿Quién iba a pensar que alguien desde el camino venía vociferando lo que se convertiría en una tragedia? Ese “tengo hambre” terminó jugándonos la mala pasada del contagio y del atasque, porque antes de siquiera zarpar, nosotras ya estábamos ordenando lo que se dejara (jochos, sopas, papas), incluso antes que alcoholes. Por eso cuando llegaron las locas a decirnos quién sabe qué (“hay que bajarnos rápido del barco porque falta gente y mejor nos vamos con todos en el que sale a las once”), nosotras las escuchábamos poniendo cara de what y espérame tantito, ahorita sale mi sopa. De hecho captamos hasta que ya ni nadando hubiéramos llegado al muelle y no nos quedó de otra más que convertir la canción del viaje en un himno a la decepción con todo y entonación de chica dorada: Tengo una mala notizia, eshte barco ya zarpó; yo quería ir con los franceses y tú y tú, te quedashte a tragar. No quiero que me perdonesh, y no me pidash perdón, no me nieguezzz que te mareashte. Todo, todo eshto, todo eshto fue un error, guo-o, todo fue un error...
Claro, a la sexta chela y rolándonos entre el primero y segundo piso, el viajecito dejó de ser tan fastidioso y hasta agarramos la vibra voy-a-decir-que-te-quiero-suavecito,-suavecito y al ratito me-dijeron-ya,-amo-el-rocanrol-esta-noche, con todo y la onda no-te-metas-con-mi-cucu; lo peligroso era cuando el público iba todos para abajo, todos para arriba, o tipo izquierda-derecha, left-right porque yo sentía que el Titanic se quedaba sin ritmo ante la hundidera. “¿Fueron al Baby, al Palladium, Alebrije? ¿o qué, qué hicieron después?" Preguntó al día siguiente el amigo de la Cuchis y yo, en vez de sumergirme a hacer bucitos en la alberca, respondí sin el menor pudor: no, no, sólo los vimos desde el barco... Ah, pero comprobamos las horas de clases de japonés de la embajadora-san que, con la mayor de las humildades afirmaba “ay, no, hablo pésimo, sólo sé tres palabras”, pero yo no creo que se pueda entablar una conversación de dos horas alternando manzana-plátano-pera. Today is gonna be the day that they're gonna throw it back to you. Y estoy convencida de que todos nuestros osos son meritita justicia divina, sino pregúntenle al pobre chofer del taxi que intentaba por todos los medios taparse el oído cuando 6 mujercitas hacían como que cantaban gritando: and after all, you’re my Wonderbra!!
Yo no sé por qué razón cantarle a ella, si debía aborrecerla con las fuerzas de mi corazón. Al día siguiente la falta de cruda dominical nos inspiró al levantamiento solar y a hacerles la ley del hielo a los franceses, pero eso sí, dando espectáculo digno de las ballenas que atestiguaron nuestros ojitos (¡sí!, ballenas en Acapulco, súper lindas que se aparecieron para que no nos sintiéramos gordas), y es que necesitaríamos como ochenta sesiones de gimnasia cerebral y sepetecientas mil horas de Mozart para recuperar las neuronas que se ahogaron en cloro por nuestro nado sincronizado. Porque yo en el amor soy un idiota que ha sufrido mil derrotas, que no tengo fuerzas para defenderme. Y era como el mejor chiste y un-dos-tres-arriba, piernas, derecha, izquierda, vuelta, cabeza. Todo fue así, asimismo fue, todo fue por ella; yo era capaz de subir al cielo, para baharle un montón de estrellas.

En el recuento de los daños creo que perdimos cuatro caderas, una playera que se interpuso a la advertencia (¡no vayan a manchar mi coche!), muchas paciencias y las apuestas para ver dónde estaba el accidente que cuatrocientos kilómetros atrás nos habían anunciado haciéndonos creer que el tráfico de regreso tenía su razón de ser. Si no dudo hasta que la panista que manejaba fuera pensando “llamen al Peje, que le pongan un segundo piso a la carretera (ay no, eso no hay que decirlo ni en broma)”, mientras las cuatro de atrás continuábamos con las coreografías, ahora sin mover las caderas porque esas estaban unidas bajo presión, fue tal la conexión que no dudo que por eso las extrañe tanto, a pesar de que nos hemos visto más en las últimas dos semanas que cuando estudiábamos juntas... ¿Justicia divina?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

buen viaje en verdad, me encontre una pagina que es como una pitonisa te dice que tan compatible eres con las personas que te gustan esta genial!!!

Anónimo dijo...

perdon la pagina es:



http://www.loveEstimator.com/?19vT6Mbe2NfYrNfl2dnQ39Ga0uXS

Anónimo dijo...

Lupe!!! Puedo leer y releer y no dejo de reirme y de acordarme de nuestro fracasado viaje por el puerto... Sin embargo, hay que aceptar que acabamos agarrándole gusto al barquito y moviéndonos a su mismo compás. Excelente viaje, yo ya estoy puestisima para el siguiente.. Y sí, yo creo que es justicia divina que las esté viendo más seguido que a mi pobre Pablito (creo que ya está celoso de ustedes)...

Ana Lucía dijo...

No puedo entrar a la página...
:(
pero igual gracias
:)


Val, Pepe, Val, de ahora en adelante: la excelentísima embajadora Vali!!!

Pues me imagino los celos que corroen al pobre boy, pero que ni se angustie: ya me cansé de oirte roncar, Chayo. Jejeje... Loviu