lunes, octubre 31, 2005
Turiblog
sábado, octubre 29, 2005
La frase de la semana - Albañiles
“Uuuuy, regalito. Dime tu nombre pa’ pedirte con Santa Clóooooos”
yo no pude mas que reírme sinceramente, mirarlo y sólo girar la cabeza en afán negativo, pero siempre con la sonrisa en la cara. A punto estuve de gritarle “mejor dime dónde vives y si no tienes chimenea me dejas la puerta abierta”, y es que en estos tiempos de eufemismos banales, uno agradece la creatividad y más si es de pala y cemento. Simplemente el mejor piropo de banqueta que me han hecho...
viernes, octubre 28, 2005
Al servicio de la comunidad... - Adolescente tardía
Querida Lulú Marina:
Hace unos cuantos meses corté con mi novio. Me había costado mucho trabajo decidirme a andar con alguien hasta que terminé convencida de que él era el EL, poco después me di cuenta de lo equivocadita que estaba y el adiós no se hizo esperar. Me sentí muy desdichada al principio, incluso la regadera me escuchaba cantar desconsoladamente “yo no nací para amar, nadie nació para mí...”. Y de pronto empezaron a llover partidazos inmerecidos. No me considero una maravilla o una gran persona, pero he de aceptar que me encuentro en una de mis mejores etapas, tal vez porque llevo ya un rato sintiéndome muy bien, útil, feliz, completa y eso incluye al amor porque no necesito una pareja. No necesito una pareja, ¿verdad?
Pero es que últimamente ni yo me reconozco, yo que pensaba que ya no me cocía al primer hervor y mírame, toda emocionada cuando el Aparecido me dice ‘hola niña’, como lo hacía hace diez años que nos conocimos y que ahora con el reencuentro pasa horas siguiendo mis estupideces y analizando si el mejor método para suicidarme incluye a las galletas marías o a las de animalitos; o cuando el Mitofsky me envía mensajes ‘cómo estás, mujer’ y me dice que sí que él entiende perfecto y que no hay problema; o cuando el ex-novio ex-tranjero me dice no sé qué que qué sé yo con su acento de ay-nanita y anda de un latinoamericano civilizadísimo con sus consejos para mis futuros ligues “pues mira, si quieres ir a Cartagena a ver colombianos, no lo hagas en febrero, yo de ti iría en semana santa” (no pues con ese grado de comprensión yo no sé por qué demonios dejé ir a esta joyita, caray); o la constancia del Turista que sigue llamando de madrugada viernes y sábados después de un año sin vernos para preguntarme si estoy dormida y decirme no sé qué cosas al inconsciente; o cuando el Pollito se me queda mirando con esos ojitos de gripe aviaria que contagian los nervios como pandemia; o el Turbulencias que se anda burlando de mis nombres del messenger al responder que quiere ser la coca de mis burbujitas cuando mi dieta exige decirle no a la cafeína; o Bandamax que no me baja de “mi reina” y que me hace reír tanto porque no es normal. Sin contar con que me siguen lloviendo acentos, el FUNAR es testigo del último hace no más de ocho días y la Sis estuvo a punto de escupir la michelada después de que le había preguntado al tipo que de dónde era y Cuchis sólo negó incrédula entre risas por mi cara de ay-ya-no-má-s...
¡Ay Lulú Marina, qué mal estoy! Me siento medio mala por acaparar tanta atención y no dar garantías de nada, pero me curo en vida afirmándome que al menos yo les advertí y sobre advertencia no hay engaño, todos y cada uno de ellos saben que por el momento no me interesa el sedentarismo emocional y son tan divinos que todos, casi como en corito, dicen que no hay fijón. Pero entonces por qué siento que estoy jugando con fuego y me da miedo lastimar a alguien (hasta a mí). Yo sé que ya no tengo quince años, y precisamente por eso es por lo que no entiendo por qué me sigo comportando como tal.
¿Qué hago Lulú Marina? ¡Ayúdame por favor!
Adolescente Tardía
Querida “Adolescente Tardía”:
Lo tuyo, si no es egoísmo ni acaparamiento, definitivamente sí se trata de una etapa de transición muy conflictiva. Dices que estás muy bien en el status quo en el que te encuentras, pero te da miedo “estar jugando con fuego”. Me parece que en realidad lo que tienes es un miedo tremendo al compromiso así que prefieres recibir la etapa bonita del ligue, la de la conquista, cuando los chiquitines se desviven por consentir nomás por el puro afán de mostrar su mejor faceta, pero a la vez es la etapa más difícil porque la falta de confianza cohibe variables. Ya se sabe la frase “prefiero hacer felices a muchos que infeliz a uno”, pero tal vez lo que sucede es que te niegas a dejar la adolescencia y te aferras a un pasado de estilo libre que no te está dejando crecer. Tal vez en realidad lo que pasa es que no quieres crecer y sólo necesitas cariñito cinco días al mes y que alguien te consienta y te diga cosas bonitas y te haga reír y te acompañe a ver películas en las tardes de lluvia y que ahora que hace frío te abrace y se preocupe por ti y.... ¡Aish adolescente tardía, creo que me contagiaste tu enfermedad! Ya no sé ni qué aconsejarte porque ahora que lo veo creo que estoy peor que tú... Pero ya qué, tengo que decir algo así que:
Ánimo amiga y deja que el destino fluya, pero dale una ayudadita y no te compliques la vida, ir por la vida sola no es tan malo, al fin y al cabo te ahorras panchos, decides qué hacer con toooooodo tu tiempo y convives más con tus amigos, ¿no?... Total, no es lo mismo la soledad que estar sola.
Siempre, Lulú Marina
P.D.
Creo que nadie se dio cuenta de quién eras, Adolescente Tardía, no te preocupes que yo mantendré tu identidad oculta...
miércoles, octubre 26, 2005
Décimo primer mandamiento: No deletearás a tu prójimo
martes, octubre 25, 2005
Lulú Marina cultural
Bésame Mucho
No, no ando tan urgida como para reflejarme en títulos de comedias musicales. Desde hacía mucho tiempo teníamos ganas de ir, una de las escritoras es gran amiga de la mami y nomás no se nos hacía. Por fin llegó el domingo triunfal, justo cuando mi cruda sobrepasaba los límites humanamente aceptables y las cuatro horas de sueño no habían logrado reparar los daños ocasionados. A pesar de todo, mi mente aplaudía el manejo magistral de la obra, con un tema que me hace sentir viejita, “atemporal” sugeriría la mami, y es que me declaro fan sincera y de corazón del bolero y de todo lo que raye en la cursilería elegante (más si es cantadita). Aparte da orgullo presenciar un espectáculo digno de exportación, incluso la poca voz de Haza se disimula ante el carisma que les inyecta a sus personajes. Y son tres horas que se van como agua, en mi caso particular como Gatorade, hasta yo me sorprendí toda sonrientita y como revivida después de haber entrado en calidad de bulto amargado por la separación tan temprana y dolorosa de mis sábanas. Así que ya lo saben, con o sin cruda es un musical que, paradójicamente, hay que ver.
Lascuráin o la brevedad del poder
Muy correspondiente con la coyuntura se presenta esta joyita histórico-política que de tan real roza el absurdo volviéndose cómica a más no poder y es justo el poder el que termina siendo EL tema, junto con la tan anhelada silla al más puro estilo "anillo" (one ring to rule them all, one ring to find them, one ring to bring them all, and in the darkness bind them). Yo súper ubicada, tan teatral como me reconoce la vida, justo como pececito en el agua, nada más que ahora no era yo la que hacía el teatrito porque Héctor Bonilla se lleva las palmas cuando actúa templadito como buen diplomático, simplemente grande.
El Lago de los Cisnes
A papis les daba flojera “sí, es muy bonito, pero ya hemos ido” y yo hacía drama interno “para qué me trajeron al mundo si no me iban a acompañar a ver El Lago de los Cisnes, papis malos”. Ex-novios y ex-ligues siempre miraban hacia otro lado y me veían con cara de a ver si te vas consiguiendo una amiga que te acompañe porque ni creas que yo voy a ir a ver “esas-cosas”. Así que liberémonos de los yugos y convencí a amiguitas de acompañarme; aparte estábamos en la misma onda cursi-chida y que viva la cultura. Y lo nuestro fue cultura extrema porque ya decidimos que el próximo evento será techado, sin moscos y sin congelador natural, aparte domingo para tres chiquitinas solitas en Chapultepec no es tan sexy, créanme, y mejor ni pregunten cómo diablos fuimos a dar a la hermosa calle de Niños Héroes en la Doctores y por tratar de salir a la de tres de allí terminamos dando vueltas a lo tonto, y yo, como la finísima persona que soy, agradecí no ser hombre porque de lo contrario se me hubieran subido dos problemitas a la garganta.
PD
lunes, octubre 24, 2005
Huracán
jueves, octubre 20, 2005
Una estrella más y el estrello
pequitas que pensé que realmente ellas me llevarían al estrellato. Aparte yo qué demonios sé de estados y municipios, si precisamente me quejo de mi carrera porque nos fuimos a lo más general para que termine opinando sobre lo particularísimo... Tenía una disertación neuronal tremenda de quién, cómo, cuándo, dónde y por qué cuando apareció el Mechitas y pude distraerme de sistemas electorales por dos días más. Incluso llegué a pensar que todo había sido producto de mi imaginación hasta que el jueves e
n la noche la asistente me hizo la llamada para decirme del llamado que tenía el lunes siguiente. Después de quemarme el cerebro y preguntar a amiguitos súper picudísimos e inteligentes sus opiniones (gracias totales), logré tener una cuartilla medianamente decente de un tema que en definitiva no dominaba y así fue como llegué a Televisa Chapultepec, justo cuando el noticiero de mi rockstar de las noticias terminaba y todos sus participantes iban saliendo del estudio.
oración PRÁC-TI-CAS CLIEN-TE-LA-RES y aún me recuerdo casi de rodillas ¿podemos hacer otra toma?, yo en plena televisión nacional, como una estrellita más del canal de las estrellas y haciendo el oso y riéndome de mí misma frente a la tele, ah, pero eso sí, de tantas vueltas que le he dado a esas dos palabritas ya por fin no me trabo cuando las digo... Y sí, por si se lo preguntaban tengo que confesarlo: la tele sí engorda (¡cómo comí antes, durante y después del programa!, ¡qué nervios!) martes, octubre 18, 2005
En el fondo todos somos iguales
Cualquiera podría asociar la imagen con un Santa Fe contrastante, o con los suburbios anahuaquenses de Polanco
... pero quién diría que todas las fotos anteriores son de Buenos Aires.
Suposiciones vs supositorios
jueves, octubre 13, 2005
Viva Bue
Sweet dreams are made of this. Who am I to disagree? La noche continuaba y a las 10, justo al terminar un partido de Boca, abrieron pista en el salón más grande, en el que ya estábamos instaladas después de haber recorrido las terrazas y otros salones con la sublime vista del Puerto Madero iluminado, de la rambla y de las Catalinas, de los edificios comerciales de la City en sintonía con mi ánimo de fascinación, de querer detener el tiempo y esa imagen en una memoria desleal a la que le da por olvidarse de que esos archivos existen y luego namás se anda acordando de pura bobada. I travel the world and the seven seas, everybody's looking for something. Como si hubieran pensado en la alianza mexicoargentina de la noche, las canciones ochentosas se detuvieron, las luces generales se apagaron y la gente se emocionó cuando comenzó el bailongo con una canción muy ad hoc y tengo una mala noticia no fue de casualidad sho quería que nos pasara y tú, y tú lo dejaste pasar. La morochita chilanga lista para otra Iguana más, una tristeza la falta de Quilmes, por eso tuvimos que ahogar la pena con su competencia alcohólica. No quiero que me perdones y no me pidas perdón, no me niegues que me buscaste; nada, nada de esto, nada de esto fue un error. Estábamos en pleno brindis cuando se acercó Pablo a decir con un impecable y patente acento porteño “sos re-linda” y ay qué lindo, ¿nos tomas una foto? Los errores no se eligen para bien o para mal, no fallé cuando viniste y tú, y tú no quisiste fallar. No, ya en serio, de dónde sos. Si sha te dije que soy de aquí (Ana Lucía haciendo espléndida gala de su nivel etílico, ¡ah, pero no era la única!). ¿Por qué me miente tu amiga? ¿Vos también “sos de aquí como esha”? Y doña Teresa presumiendo sus seis meses de convivencia mexicana extrema respondió con un magistral y mexicanísimo “pues sí”. Aprendí la diferencia entre el juego y el azar... Y Pablo huyó de nuestra mala copa antes de que fuera demasiado tarde, como demasiado tarde se nos hizo la despedida del Opera Bay. Es que uno está por allá y no se da cuenta de nada, ni del tiempo ni de cómo habla, porque eso sí, saqué mi chilanguismo extremo con tanto ayayayaycantaynollores: “ay, le puedo pedir un refresco de limón, por favor”, “ay, le encargo la cuenta”, ¡ay, qué horror! y mi pena propia llegó al colmo de hacerme sentir mal cuando caí en cuenta de la descortesía al recibir un “no, por favor” cada que yo daba un gracias. Hasta me daban ganas de repicar, “ay, en serio sí le doy las gracias, por qué me dice que no si sí le digo gracias en buena onda”. Gracias. No, por favor. ¡Háganme el favor!
necí ni remotamente “fisurada” (cruda) y ahora sí, con el papi al lado pude hacerla de turista oficial. Santa María de los Buenos
Aires ahí te voy y camínele porque tengo un padre a quien es difícil seguirle el paso, hoy se lo agradezco pues tenía poco tiempo para conocer la ciudad como para andarlo perdiendo en yamecansés y tejuroqueyanopuedo. Me extasié con la Avenida de Mayo y el co
rtadito del café Tortoni; me moví al vaivén de Lavalle y Florida y me contagié de su espíritu capitalista con las camperitas de cuero;
atendí los tangos de La Boca y vi bailar a un “guapo” que me vendió una selección de Gardel que atesoro como pocas cosas (sí, no sólo mis articulaciones afirman que soy una anciana, hasta mis gustos me delatan); me costó trabajo creer la cantidad de perros que pasea cada guardián y me sorp
rendió saber que hay corrales en circuito cerrado para que jueguen sin que se escapen; sonreí de humor negro al ver que frente a la réplica del Big Ben -regalo del gobierno británico-, establecieron el monumento a los caídos en Las Malvinas; me di cuenta de que al manejar es necesario centrar la línea divisoria de carriles para que pase abajo del coche; aprendí a cruzar las calles cuando el muñeco marcaba rojo y me disimulé entre la gente que seguía absorta en sus pensamientos sin admirar la fastuosa celeridad de su ciudad; sí, me enamoré del eclecticismo de la Reina de la Plata, de sus colores y de la vitalidad desbordante que la convierte en una de las 10 mega ciudades del mundo y en una fantasía de mi post-adolescencia.
Visité la ciudad de Tigre yéndome por el tren de la Costa hasta el Delta del río y allí tomé un catamarán mississípico en pleno cono sur. Conocí taxis, remises, subte, ómnibus, trenes y barcos. Comí delicioso, hasta podría afirmar que la carne de ave es más suavecita y no es por presumir en argentino, pero si alguien sabe de pollo, po-shó (con todo y
la tristeza hipócrita de saber que mientras más suavecita la carne o la piel, más chiquito el animal, sin contrasentidos porque luego andan diciendo que vengo con envoltura de tetra pack). Descubrí el enigma en la canción de grandeDiego-tequieroDiego-lamanodeDios, cuando dice de cebollita soñaba jugar un mundial y consagrarse en primera, tal vez jugando pudiera blablablá, pues bien, Cebollitas es el equipo juvenil de Argentinos Juniors, primer equipo al que perteneció Maradonna. Sí, sí, yo muy cultural y el estrello. Después del Opera Bay sólo pude conocer un boliche más y quedé sorprendida cuando a la una de la mañana, después de una cena algo estropeada, retiraron las mesas del
Asia de Cuba porque había que pulir el piso y me engañaron, esto no era un restaurante, era un antro legalito, con todo y luces, buenísimo, bárbaro, pero yo ya no soy la misma, no pude ni remotamente establecer la representación del FUNAR en Sudamérica como me había aconsejado el Cobito de Nieve, pido disculpas
a quien tenga que pedirlas, por exigente terminé de ridícula porque una cosa es cierta, no es por clichesista, pero esa influencia italiana obnubila los sentidos, lástima que sólo ligaba con los peticitos estilo Danny DeVito en la adolescencia. Eso sí, uno regresa de Argentina con unas ganas locas de entrar a clases de tango a la de tres y de escuchar el bandoneón todo el santo día así que namás me den de alta de las terapias y verán cómo me vuelvo practicante de tango; del baile, porque para ser más panchera ya está difícil... pero no me reten.
lunes, octubre 10, 2005
Noche porteña
Todo el mundo me lo decía “te va a encantar Buenos Aires”, el Mechitas (miss u) decía “es la neta, pero a ti en lo particular te va a rallar más, con lo tanguera que eres...”, y tenía razón: yo estaba fascinada, no sólo por el tango. Me gustó tanto, tanto, que se posicionó en tiempo récord como una de las cinco ciudades para el exilio, compitiendo al tú por tú con París, Madrid, Montreal y Sidney. Pero lo que definitivamente terminó por enamorarme fue la actitud de la ciudad con la innovación de conceptos. Fue así como el after-office se me presentó como algo inaudito y extremadamente coqueto; la idea de que la ciudad tenga tanta ilusión de reven me conquistó y, aunque he de aceptar que al principio no entendí las explicaciones que me dieron sobre el asunto, viviéndolo supe que había llegado al lugar correcto. Después de un día ajetreado con festejos de primavera y de mis incursiones en el fantástico mundo del mate y de cebarlo, emprendí mi camino en solitario por las largas rutas y el tráfico porteño vespertino. Existe una mala fama que persigue a los argentinos como los tipos soberbios y engreídos sencishitoycarijmático que no cuadra con lo que viví. Mientras iba en el taxi que me llevaría de Palermo al hotel en el centro, me hice gran amiga del taxista que despotricó en contra de Menem, de Kirchner, de Bush y de Castro: y es que nuestra América Latina está tan mal, ya ve que recién dimitió el presidente del Congreso del Brasil y en México mataron al Ministro de Seguridad. ¡¡¿Qué?!! A ver, ¿perdón? Es que no le escuché bien, cómo estuvo eso último. Sí, iba en un helicóptero y lo mataron, dicen que del narcotráfico, recién dieron la noticia... En cuanto llegué al hotel intenté verificar lo anterior y en CNN me enteré de que todavía estaba desaparecido el helicóptero, cuando regresé supe que había sido un accidente y al final a nadie le queda claro nada, sólo al taxista argentino convencido de un asesinato.
Teresa me había advertido que los miércoles por la noche se acostumbra ir al boliche (al antro, bueno, hay quienes todavía las llaman disco). ¿En miércoles? Sí, sí, no bueno, tranquila, es de pasar después del trabajo, cenar ashí mismo y regresar temprano, a las doce o a la una. Mi corta imaginación no daba crédito de que el miércoles la rifara de viernes o sábado y que la gente fuera al antro como una situación habitual y no como algo extraordinario tipo el chilanguísimo coktail. Nosotras acostumbramos ir a Opera Bay, un bolichito en el puerto. ¿El que parece el Opera House de Sidney?, preguntó una extranjera medio bruta y bastante obvia, y es que mientras iban cruzando el río, el papi y su hija se preguntaban qué sería aquel lugar: ha de ser una sala de exposiciones, o tal vez un teatro, no, aquí en la guía oficial no dice nada, pero sí, seguro, es una sala de exposiciones. Y nos quedamos con la certidumbre de que era una sala de exposiciones.
Eso sí, me había advertido amiguita, tenés que vestirte de oficina. Pues ni modo, a comprar algo porque en mi comodinismo mental le había dejado la maleta al padre “to
tal, si voy al antro será jueves, viernes o sábado y el papi llega el miércoles, aparte qué flojera andar cargando todas mis cosas, mejor sólo me llevo la mochila y listo”, pero nada de listo porque tuve que comprar de último momento algo ejecutibolichantrero; el grado de rotez mayúscula lo obtuve cuando estaba saliendo del shopping (centro comercial) y súper naca terminé en la zona de perfumería, también había abandonado a Anaïs en Uruguay así que fui absolutamente infiel a mis principios aormáticos y la muestra de Pleasure sirvió para comenzar el ataque de mi primera noche auténticamente porteña; a punto estuve incluso de hacerme una prueba de maquillaje, pero el tiempo, gran aliado de la decencia, lo impidió rotundamente.
Llegamos al Opera Bay y regresé a mis recuerdos de antro de moda de primer mundo en el que hay filas inmensas para poder llegar tan sólo a la cadena. ¡Ah! Pero yo no contaba con la astucia y las palancas que manejaba So, la hermana de Teresa, y es que el lugar tiene capacidad como para cinco mil almitas, afuera en la cola había como mil horas hombre porque si hubiéramos sido mortales de los normales seguro entrábamos hasta las 12 para salir corriendo a lo undostressequemalabas. No, no, no, la pobre mexicana incauta fue a parar con gente muy precavida y con grandes contactos errepeísticos porque nos saltamos al pato vica (cadenero), y la puerta de VIP se nos abrió con la gracia de San Pedro al haber sido de los elegidos del cielo porteño. ¡Bárbaro!
viernes, octubre 07, 2005
Llueve sobre mojado
miércoles, octubre 05, 2005
Mi Buenos Aires querido
do y mis divagaciones “a este río le falta una buena untadita de Brasso, o de algo con ácido clorhídrico porque esta plata está muy manchada, ¡qué estaban pensando estos españoles cuando lo bautizaron así!”, lo que sí es que es impresionante el tamaño, hasta uno llega a pensar que es mar. Viajaba yo sola porque el papi iba de trabajo (en eso habíamos quedado, ya no me hagan sentir mal); desembarqué alrededor de las 3 de la tarde y mi primera impresión de Buenos Aires fue pleonásmica “¡impresionante, qué ciudad!”, la primera impresión que tuvo Buenos Aires de mí fue “¡pobre chavita pe#&eja!” (cosa absurda y de la misma forma pleonásmica pues mezclando jerga mexico-argentina lo segundo quiere decir lo primero en mexicano, es decir, chavita se dice como lo segundo, bueno, al menos yo sí me entendí en este lío de descripción que acabo de hacer).
Así me veía yo, como el típico ejemplo de lo que no se debe hacer cuando uno es turista: poner cara de tal. Por eso en cuanto me di cuenta del peligro que corría si se me seguía cayendo la baba, cerré la boca y muy dignamente me fui caminando como el Borras meets Vicente (¿a dónde va Vicente? A donde va la gente). Bastante patética mi primera perdida en el barrio del Retiro; yo sentía que la ciudad se me hacía un pañuelito, llevaba muy estudiadito el plano que me habían dado en el aeropuerto así que no hay pierde, digo, namás es cuestión de salir del barco y caminar por el puerto hacia la derecha unas 10 calles y luego a la derecha. ¡Ah! Pero es que me encanta ponerle retos a mi intelecto y con tal de no parecer tonta me fui detrás de los expertos en su propia ciudad hasta que en una bifurcación cada quien tomó su camino y yo me quedé como perrito sin dueño en medio de un crucero hiper transitado, con repeticiones de no pasa nada, sólo no pongas cara de turista, no te delates, no pongas cara de que no sabes. Gracias a mis apariencias de seguridad terminé caminando el doble de lo debido hasta que me harté e hice lo que debí haber hecho desde el primer instante, primera acción piola del viaje. “Hola, buenas tardes, ¿se encuentra Teresa?”. A Teresa la conocí en un pueblo (“ciudad” universitaria) belga de menos de 20,000 habitantes, la mitad estudiantes; las dos íbamos de intercambio y a la pobre le tocó convivir con un corro latino formado por 10 mexicanos, 2 habitantes del país entre Ecuador y Venezuela, dos españolas, una peru
Y me fui a recorrer los Lagos de Palermo y todas las plazas aledañas junto con Agus, la hermana de 21. Podría decir que sí, que qué bonitos los lagos, que muy europeo y la arquitectura y los jardines, pero lo que me encantó fue haber conocido al “verdadero” Bs As, haber estado con una familia “típica”, haber comido lo que comen ellos, con su mismo horario, haber compartido así todo un día que yo tenía designado para la Avenida de Mayo y un poco de San Telmo para conocer la “cultura”, pero ¡oh, bruta yo!, si la verdadera cultura era ésa. El paseo que me dio Agus junto con sus amigos, la convivencia con gente de carne y hueso que por primera vez tenían un acento mexicano fuera de la pantalla y ese día de botellón formidable con tantísimas minas y pibes en pleno hábitat. Pero tuve que despedirme temprano pues esa noche llegaba el papi y su hija tenía que ver que la reservación del hotel estuviera en orden y esperar a que Teresa pasara por mí a las 6 y cuarto; era miércoles y conocería lo que hasta el día de hoy me parece uno de los conceptos más brillantes que los bonaerenses le han dado al mundo: el after-office de la noche porteña...Al servicio de la comunidad... - Ahora sí en serio: C H I A P A S
Para quienes estén interesados en hacer alguna donación y no les es tan fácil ir a Polanco (Cruz Roja) o a las representaciones de los respectivos estados en el D.F., yo pienso ir el sábado por la mañana así que pueden pasar a mi casa a dejarme las cosas. Los que no sepan la dirección mándenme un mail. Gracias totales.
martes, octubre 04, 2005
República Oriental del Uruguay
Toda una hija de papi. Cuando surgió la idea de que podía acompañarlo en su gira por tierras australes, me afiancé a ella y no dejé que se me frustrara el sueño de conocer algo de Argentina... y de paso de Uruguay. Aparte nada más es cuestión de que me digan viaje y ya estoy, tengo hasta maletita de emergencia y el kit siempre listo para salir en menos de media hora. Eso sí, no todo iba a ser miel sobre hojuelas porque de tal palo tal astilla y créanme, mi padre tiene su carácter, si no lo sabré yo que lo tengo en versión digital, corregido y aumentado; la mami sufría y repitió más de quince veces “tenle mucha paciencia”, “no te desesperes” y desde el taxi que nos llevaba al aeropuerto yo contaba hasta mil. Pero viajar con el papi no es ni remotamente algo negativo, si bien es cierto que las friccioncitas están a la orden del día, los beneficios pueden llegar a ser magníficos y desde el primer instante uno goza de privilegios inmerecidos como los salones vip en los aeropuertos; comida, bebida y antojitos al por mayor; buenos hoteles; consentimiento extremo y en general es agradable viajar con el ñor, cosa que hacía por primera vez sin hermano o mamita limadores de asperezas. Es un hecho, no es nada fácil convivir conmigo, lo sé y me consta, por eso resulta doblemente meritorio el que hayamos sobrevivido del viaje con todo y sonrisa.
A las tres de la tarde del domingo, después de avión, barco y autobús cabeceador (moría de sueño), Montevideo se nos presentaba con un espectro de hambre que me estaba dejando exhausta; como mi dieta es una basura decidí tirarla sin ningún remordimiento, al menos por una semana, y desde el primer bife fui feliz (¡llevaba 8 meses sin comer vaca!). En la oficina de turismo lo advertían sin que papi e hija dieran crédito “les cuento -me enamoré de esa frase, la dicen para todo-, hoy doming
o no hay nada en esta ciudad más que ir de compras” y nos enviaban al shopping center a las afueras de la ciudad; nel, no lo vamos a hacer y hagamos turismo irreverente ante las costumbres locales pues salimos a recorrer el centro desértico de la ciudad bajo temperaturas cercanas al cero. Entre tanto viaje, frío y caminata, estábamos tan cansados que a las nueve de la noche se nos cerraban los ojitos y ya estábamos guardados para el día siguiente.
él ya había estado, ahora me tocaba a mí hacerla de turista y el lunes empezaron las actividades correspondientes. El tour pasó por mí a las 9 de la mañana y yo estaba que me quería dar un tiro: era la única menor de 60 años y la número 15 de 7 parejitas de jubilados gringos, argentinos o venezolanos; lo bueno es que el martirio terminó a las 3 horas después de enterarme de datos inútiles como el color y las dimensiones de la casa del presidente del Uruguay, o de otros más relevantes como que el total de orientales (gentilicio formal, favor de no escribir en documentos oficiales uruguayo pues el país se llama República Oriental del Uruguay) es de 3’200,000 y en Montevideo hay 1’300,000 de ellos.
a en las calles. No puedo ser ni remotamente experta en dicho país, sólo pasé dos días en su capital; aunque sí pude darme cuenta de que no es un país rico, me quedé con la impresión de que al menos no hay una pirámide de ingresos tan groseramente empinada como la que tristemente se ve en México -insisto, el análisis es meramente subjetivo y superficial-. Hay pobreza, eso es inocultable aunque los turistas seamos egoístas y queramos ver sólo el lado bonito del viaje, pero no vi la miseria que encuentro en Insurgentes, a unas cuadras de mi casa; como no hay indígenas la mayoría de las ayuditas que me pidieron provenían de mendigos para probablemente conseguir droga, n
o de las marías para darle algo al chamaco que llevan bajo el rebozo. Igual sigo pensando en la cantidad de coincidencias y semejanzas que tenemos. Si cada vez descubren más parecidos hombre-mono, que no existan similitudes entre países que hablan el mismo idioma sería absurdo. El acoso callejero es similar, venden también algodones de azúcar y cacahuates garapiñados (perdón, garrapiñadas), los gobiernos suelen ser corruptos, la gente se enamora y se desenamora... ¡somos igualitos! Ese día caminé todo lo que la doc me había pedido que no caminara; a las 12 del día yo estaba libre así que Montevideo se me hizo chiquito hasta que me perdí deliciosamente por unas callecitas muy pintorescas de la Ciudad Vieja. No me había dado cuenta de que lo q
ocurrencias “anda, dame otro traguito y así decí en tu país que conociste en Uruguay a un rubio guapísimo”. Y terminé pidiéndome otro café para mí y dos más: aún con esa cuenta me salió más barato que haber comprado uno chico de Starbucks. El más callado de los tres llevaba unos guantes y encima de su dedo meñique un anillo, simplemente por conversar –que no era necesario darles cuerda-, le pregunté por qué lo llevaba en ese dedo, su reacción me hizo suponer que lo había robado porque me respondió escondiéndolo “lo shevo porque tengo plata para comprármelo”.

